Huelga en la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana en 1935.
“En los primeros meses del gobierno que se inicio en diciembre de 1934 coincidieron con una oleada de huelgas que invadió a la industria del país. Era la marea esperada, inminente: Las aguas represadas que necesitaban libertad para desbordarse y tomar su nivel. En efecto, las innumerables huelgas que estallaron en 1935, fueron una expresión del descontento obrero motivado por la superexplotación de los años en que la economía del país empezó a recuperarse de los efectos de la crisis económica. Los salarios de los trabajadores se habían mantenido excepcionalmente bajos, mientras que el costo de la vida aumento progresiva y aceleradamente a partir de 1932, lo que se tradujo en el cada vez más grave empobrecimiento de las masas asalariadas y de los miles de desempleados. El gobierno de Abelardo L. Rodríguez había intentado, a través de la adopción del salario mínimo, lograr que se aumentaran los salarios que no tenían la proporción indispensable para satisfacer las más precarias condiciones de vida del hombre que trabaja, pero esto no tuvo resultados inmediatos. De esta manera, las huelgas estaban orientadas a sacar a los obreros del abismo económico, coaccionando a los capitalistas para que les dieran un aumento de ingresos que los colocara en un nivel apropiado en relación al costo de la vida.
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