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La Colonia del “SINATEL”

Ya es un hecho.

Manuel PARRAO Jr.

“Sinatel”, órgano oficial del Sindicato Nacional de Telefonistas, febrero de 1946.

 

El día 13 de los corrientes, ante el Notario Público don Manuel G. de Ovando, se procedió a firmar las escrituras de compraventa de los terrenos donde se construirá la Colonia Telefonista; en el sindicato estuvieron presentes la mayor parte de los miembros directivos de la Cooperativa “Sinatel” y representantes del ejecutivo del sindicato.

Con esa fecha, pues, hemos entrado en posesión legal de los predios mencionados y en lo sucesivo los trabajos de la Cooperativa se encaminaran a conseguir la inmediata urbanización y saneamiento, a efecto de que pronto los camaradas    integrantes de la “Sinatel”  puedan empezar a disfrutar sus hogares.

La labor de algunos compañeros en este sentido fue tan meritoria que es justo reconocer que gracias a su empeño y constancia, se logró convertir en realidad algo que empezó siendo una esperanza o una ilusión.

También es justo recordar la cooperación prestada por algunos Comités Ejecutivos pasados, que tuvieron injerencia en este proyecto. El primero de ellos fue el que presidieron los compañeros Salvador Ramos, Ramón Tardiff, J. Cruz Márquez y Manuel Cinta Montera, quienes iniciaron los trabajos de la colonia, habiéndose hecho planos y diseños de casas, desgraciadamente por ese entonces el acervo de experiencias al respecto era escaso, pero si bien no se llegó muy lejos en esa época, en cambio estos compañeros fueron los que encendieron la antorcha inicial, antorcha que no se volvió a apagar desde esos días.

Anteriormente vino el Ejecutivo del Sindicato, el grupo encabezado por los compañeros Bernandino Balderrama, Bernardo Calzada y Justino Ochoa, quienes tuvieron que dedicarse, casi exclusivamente, a la resolución del conflicto de contratación del año de 1944, no obstante, robándole un poco de tiempo a su tarea; sobre todo, en los últimos días de su actuación, prestaron atención al proyecto de la colonia; el progreso en esta etapa fue modesto pero su importancia radica en que avivaron (sic) la llama recibida del comité anterior.

En 1945 vinieron al Sindicato, en primer plano, los compañeros Carlos Rodríguez Canseco, Felipe Escamilla, Néstor Batres Alarcón y Jesús Camarena; éste Comité Ejecutivo tuvo empeño desde el principio en los trabajos de referencia, habiendo comisionado a uno de sus secretarios, Antonio Sánchez Torres, para que prosiguiera los trabajos mencionados; este compañero se dedicó con verdadera pasión a la colonia, junto con Max Montero V., Oficial Mayor del Sindicato que sirvió de enlace entre los comités enumerados; el compañero Sánchez Torres trabajó tesoneramente hasta conseguir establecer una esperanza realizadora del proyecto perseguido por tanto tiempo.

Las angustias, las preocupaciones y las decepciones menudearon sobre los hombros de los comisionados, pero esto no fue obstáculo para que siguieran abriendo brecha con la única fuerza de su entusiasmo.

El día 21 de enero del presente año fue firmada la primera escritura por medio de la cual eran adquiridos ciento diez mil metros de terreno. Calzaron con sus firmas el documento, en representación de la Cooperativa “Sinatel”, los compañeros Max Montero V. y Bernardino Balderrama. Como la opción de compra era por doscientos mil metros cuadrados faltaba por comprar una extensión que medía noventa mil metros; para ello hacía falta conseguir una suma que ascendía a trecientos mil pesos; desafortunadamente las instituciones financieras que se vieron, se negaron a proporcionar el crédito a un Sindicato de trabajadores. Casi todos los bancos del Distrito Federal fueron visitados por los comisionados, pero en todas partes se encontraba la misma negativa. Los últimos día que precedieron al triunfo fueron sumamente penosos, Antonio Sánchez Torres, Bernardino Balderrama, Ricardo García, Marcelo Vergara, Alfonso Servín, Max Montero y otros que se escapan, lucharon denodadamente hasta conseguir el préstamo necesario. Finalmente, mencionamos que el actual Comité Ejecutivo ha cooperado en todo aquello que se le ha pedido, además de haber comisionado al compañero Alfredo del Rio para representarlo y ayudar en los trabajos, principalmente en lo que se refiere a los fondos en ocasión más propicia, narraremos esta epopeya que sienta un nuevo precedente en los anales de nuestra historia.

Un Ejemplo a Seguir

 El Restaurador, México D. F.  15 de marzo de 1960.

 

J. Jonás Reyna A.

Secretario General Local.

Chihuahua, Chih. Secc. No. 7

 

Como un acto de justicia para los compañeros del Departamento de Conmutadores en sus Secciones de Construcción y Mantenimiento, por su valiente lucha que como un claro ejemplo de conciencia sindical y unidad combativa es digna de ser conocida ampliamente por todos los compañeros de nuestra organización, me permito exponerla tal y como la he conocido con la intención de que todos nos demos cuenta que solo mediante la unidad es posible lograr el triunfo.

El origen de la lucha sostenida por nuestros camaradas en contra de la empresa, misma que ha culminado con un triunfo para ellos ya que se ha hecho prevalecer el criterio de los trabajadores, data de fines del año de 1956, cuando los compañeros de este departamento sintieron la necesidad de reglamentar las labores por ellos desempeñadas aunando la petición de una retabulación en sus salarios, justa por las innovaciones técnicas introducidas en sus labores.

Por una u otra razón las pláticas sostenidas con la empresa por los representantes de Conmutadores se fueron prolongando a grado tal que la situación llegó a ser insostenible, primero por la intransigencia de la empresa y segundo por la apatía que para resolver este asunto demostraba el Comité Nacional que encabezaba Ayala Ramírez; por tal motivo los compañeros decidieron cambiar su actitud pasiva y conciliatoria por una actitud enérgica y combativa, siendo así que al asumir esta actitud y habiendo faltado a sus labores la Sección de Mantenimiento, tomando un permiso que la empresa se negó a conceder, la misma procedió a separarlos de su trabajo argumentando rebeldía e indisciplina de parte de ellos. A esto contestaron los compañeros con su unidad. Al día siguiente se presentaron absolutamente con todos los trabajadores de Conmutadores ante el Comité Ejecutivo conminándolo a actuar con energía ante la Empresa y a que interviniera ante la Secretaría del Trabajo, aclarándole que no estaban dispuestos a permitir que saliera perjudicado ni uno solo de los compañeros y que si esto sucedía presentarían todos su renuncia –que ya tenían firmada colectivamente- y harían saber a la organización tal hecho. Fue así como materialmente obligaron a Ayala a intervenir no sin antes les manifestara éste que para ello era necesario buscarse cuando menos un chivo expiatorio para que la Empresa quedara satisfecha; esta petición fue rechazada con energía y no le quedó a Ayala más remedio que solicitar la intervención de la Secretaría del Trabajo donde nuevamente se les manifestó la intención de buscarse uno o dos chivitos expiatorios pues la Empresa, decían necesitaba sostener su principio de autoridad, pues como ya dijimos su actitud se había interpretado como una rebeldía y falta de disciplina; nuevamente la actitud enérgica y unida de nuestros compañeros obligo a desistirse de esta pretensión saliendo avantes (sic) al lograr su total reinstalación; esto fue conocido por toda la organización, pues ello fue el motivo para que Ayala hiciera una campaña a su favor.

Este acto realizado por los camaradas n o fue en vano pues lograron que su problema se tratara ante la Secretaría del Trabajo en vez de hacerlo ante la empresa solamente, como lo venían haciendo. Pero lo cierto es que no se satisfacían sus peticiones: la empresa imponía como condición que se aceptaran el cambio de horarios y turnos que se les fijara, cambios que por perjudicar los intereses colectivos no fueron aceptados, y la empresa que sus peticiones estaban basadas en el aumento de la calidad y cantidad del trabajo por ellos desarrollado paras lo cual necesitaban de mayores conocimientos.

No fue sino hasta la revisión de 1958 cuando se intentó dar solución a sus peticiones; para ello se incluyó en el proyecto de revisión lo solicitado por Conmutadores mancomunando esto con peticiones del Departamento de Centrales Mantenimiento que también solicitaron reglamentación y retabulación de salarios.

Esto dio oportunidad a Ayala para que tratara de hacer chocar a los trabajadores de estos departamentos, en los cuales veía un peligro constante para no perpetuarse en el comité (los hechos posteriores así lo han demostrado) pues al haberse logrado, como consecuencia de la revisión de contrato, el que la empresa accediera a dar la cantidad de medio millón de pesos para que fueran derramados entre los trabajadores de Centrales y de Conmutadores en la forma que el sindicato juzgara pertinente, Ayala pensó que los trabajadores de estos departamentos se dividirían al no ponerse de acuerdo sobre las cantidades que cada departamento en particular se asignaran. Al ser llamados los representantes del Departamento de Conmutadores en compañía de los representantes de Centrales, le manifestó que ha Conmutadores que a los compañeros de Centrales les tocaban $ 327, 000,00 y a ellos –a Conmutadores- les tocaban $ 173, 000,00 cantidades proporcionales tomando en cuenta el número de miembros de cada departamento, a lo que manifestaron estar de acuerdo siempre y cuando no se modificaran los horarios y turnos; hay que hacer la aclaración de que esto sucedía cuando faltaban escasos minutos para que venciera el plazo fijado para que estallara la huelga y fue aquí donde Jorge Ayala consumó la traición que acabó de enardecer el ánimo de los compañeros de Conmutadores, pues no bien les acababa de decir lo anterior cuando a los cinco minutos les informaba que ya se había firmado el convenio que ponía fin al conflicto y en una de sus cláusulas aparecía que se darían los $ 173, 000, 00 a los compañeros de Conmutadores siempre y cuando en un plazo de 15 días, a partir de la firma, aceptaran el cambio de horarios y turnos. Ahí mismo rechazaron tal cláusula los compañeros manifestando, que no era a Ayala a quién se perjudicaba sino a los trabajadores de Conmutadores, que se olvidaran de los $ 173, 000, 00 y que se sujetaran al reglamento ya establecido; no valieron las amenazas de Ayala ni de la empresa, los compañeros no aceptaron tal imposición agregando que si la empresa conseguía generales ante la Junta de Conciliación el cambio de horarios no harían objeciones y acatarían el fallo, manifestando por otra parte que estaban en la mejor disposición de seguir discutiendo el asunto siempre y cuando fuera sobre las bases que los trabajadores sustentaban.

Posteriormente a la revisión del contrato continuaron las pláticas con la empresa quien aumento en $ 60, 000, 00 (sesenta mil pesos) su ofrecimiento inicial pero sin ceder en sus pretensiones de cambiar los horarios y los turnos, siendo rechazado tal ofrecimiento. Cuando ya se gestaba el Movimiento Restaurador la empresa cedió en su pretensión y al irse a firmar ya el convenio que daría el triunfo a los compañeros, la empresa manifestó que siempre no, que solamente que aceptaran su solicitud de cambiar los horarios. Se rompieron las pláticas por tal motivo, pues los compañeros no estaban dispuestos a ceder en sus justas peticiones.

Se estableció prácticamente un compás de espera en la lucha de estos compañeros por su mejoramiento con motivo del Movimiento Restaurador, pues los compañeros de Conmutadores enfocaron sus baterías hacia el Comité Nacional que encabezaba Ayala, pues éstos eran los responsables de la situación por la que atravesaba nuestra organización.

Se logró el objetivo del Movimiento Restaurador, del cual fueron parte importante los compañeros de Conmutadores; Gustavo Alcázar, Ezequiel Rojas y Antonio Corona, de Conmutadores, formaron la cuarteta que con Pedro García Cendejas apareció como iniciadora del Movimiento Restaurador.

Una vez estando al frente de nuestra organización el comité que la mayoría de los telefonistas elegimos, se reanudaron las pláticas ante la empresa tendientes a satisfacer las demandas de nuestros compañeros; la empresa con el interés de no dar solución se desistió de su pretensión de cambiar los horarios pidiendo en cambio que tales cambios sólo se aplicarían al personal de nuevo ingreso al Departamento de Conmutadores, esto era de aceptarse puesto que no se perjudicaban los compañeros que laboran actualmente,, que es lo que pretendía, pero además la empresa solicitaba que los trabajadores de Conmutadores se presentaran, al inicio de sus labores, en las casas de los abonados y no en los centros de trabajo de la empresa, petición que fue rechazada por contravenir el Reglamento Interior y porque de aceptarse sentaría un precedente funesto para la organización. Así mismo la empresa se negaba a pagar la retroactividad que en justicia les correspondía, pues alegaba que al haber desconocido el convenio de la revisión del contrato no tenían ningún fundamento legal para exigirla, pero ofreció cuatro meses de retroactividad como gratificación.

Así se pasaron casi dos años después de la revisión del contrato de 1958; dos años durante los cuales estos compañeros estuvieron sacrificando el aumento que de la derrama de los $ 173, 000, 00 aumentados con los $ 60, 000, 00 que posteriormente ofreció la empresa y sobre los cuales se hubiera aplicado el 16% obtenido por la contratación, que en total suma  una cantidad de más de medio millón de pesos y de la cual hubieron de prescindir con el solo afán de sostener el criterio de los trabajadores y por consiguiente de la organización.

El convenio se firmó el día 22 de enero pasado, convenio que puso fin a una lucha por más de tres años sostenida y que culminó con un triunfo como ya dije antes, pero esto fue posible solo mediante el gran espíritu combativo de estos compañeros, al gran ejemplo de unidad que han sabido darnos.

Se logró que la empresa concediera la cantidad de $ 258, 000, 00 (doscientos cincuenta y ocho mil pesos) en lugar de los $ 173, 000, 00 que ofreció inicialmente, así como el importe de ocho meses de retroactividad para que los compañeros la repartieran como quisieran, así mismo la empresa se desistió de la pretensión de que los trabajadores se presentaran en la casa de los abonados, logrando por lo tanto sostener el criterio de los trabajadores.

Se demostró con esta lucha una verdad muy importante; que no se puede imponer a los trabajadores ningún convenio si no se tiene su consentimiento previo.

Queda ahí escrito un capítulo más de los que enorgullecen a nuestra organización y en particular a los compañeros del Departamento de Conmutadores que cuentan actualmente con el reglamento más ventajoso de los existentes en nuestra organización.

Un ejemplo digno de seguir compañeros.

Burla Burlando

EL DEMÓCRATA, sábado 7 de mayo de 1921.

J. González Pastor.

 

Las Telefonistas en huelga.

 

Las señoritas telefonistas se han declarado en huelga. Hace apenas tres días, nos ocupábamos en esta sección, del trabajo de la mujer; hoy tenemos que hablar de las mujeres, quizá para justificar una de tantas paradojas de la vida. Cerca de tres mil teléfonos quedaron incomunicados ayer, han sido las primeras consecuencias de este paro general, en el que las mujeres han tomado una parte tan activa.

Claro es que esta huelga, mal que les pese a las mujeres, son los hombres los que llevan la batuta, cosa que desagradara en extremo a todos con clubs feministas de hoy, que en pretexto del feminismo, no hacen, más que fomentar el odio al hombre entre el bello sexo.

Naturalmente, creemos que la mujer, como el hombre, tiene perfecto derecho a declararse en huelga. Ahora bien; tanto y tanto se ha hablado del feminismo y de sus progresos, que nada más gozaríamos mucho viendo una huelga de mujeres “en su propia salsa”, es decir, organizada y dirigida por ellas mismas.

Por esta vez nos hemos quedado con las ganas, pues en la actual huelga de teléfonos, que pudiéramos llamar “mixta”, son, como hemos dicho, los hombres los que llevan la voz cantante. Sin duda por eso, uno de los incidentes de la huelga estuvo a punto de degenerar en motín. El hecho fue que los huelguistas destruyeron tres automóviles que conducían al trabajo a varias señoritas en calidad de “esquiroles”, es decir, de substitutas de las huelguistas.

Si este “movimiento” llega a ser dirigido por mujeres, seguramente los automóviles no habrían corrido ningún riesgo; los moñitrenzas y añadidos de las substitutas la hubieran pasado muy mal.

Después de todo, fuese tal vez mejor así. De toda huelga queda el recuerdo de varias víctimas que sacrificaron su vida, su tranquilidad o su pena en aras de la masa común; ¿No es mejor humanamente pensando, que los sacrificados sean moños y añadidos?

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La olvidada historia de las señoritas telefonistas

En uno de los primeros capítulos de la popular serie británica Dowton Abbey, que relata la vida de una familia acomodada en las primeras décadas del siglo XX, una de las doncellas de la casa acaba consiguiendo un empleo en la empresa que está desarrollando la red de teléfonos. La doncella Gwen, se ha estado entrenando como mecanógrafa y se hace con un puesto de secretaria.

Las compañías de teléfonos eran una de las pocas salidas que tenían las mujeres, pero no solo en el Reino Unido que retrata la popular serie sino en muchos otros países.

En la España de principios del siglo XX, las mujeres poco podían hacer. La universidad era todavía terreno vedado para ellas (es entonces cuando empiezan las primeras estudiantes universitarias a concluir sus estudios, pero aún no ha dejado de ser anécdota en la primera década del siglo) y muchas profesiones continuaban lejos del alcance de su mano.

Poco puede ser una mujer en la España de comienzos del siglo pasado. Como apuntan unos cuantos artículos de la prensa de la época en los que se aborda “la cuestión femenina” (algunos indican que es una cita de Concepción Arenal, otros no), la mujer española solo podía ser “reina, maestra o telefonista”. La primera era una posición con una demanda profesional limitada, la segunda era una en alza y la última era la muestra de que la emergente industria de las telecomunicaciones no solo estaba modernizando la manera de comunicarse sino que también estaba modificando el panorama laboral.

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Historia del Himno de los Telefonistas

Corría el año de 1944, cuando jóvenes telefonistas se preparaban para celebrar el 10º aniversario de la huelga que estallaría a principio de 1935, acontecimiento por demás importante en aquellos tiempos.
Su gran entusiasmo los llevo a reflexionar, que sería muy acertado tener un Himno para su organización.
Entre estos jóvenes se encontraban nada menos que nuestros queridos compañeros Carlos Rodríguez Canseco y Manuel Rojas Benítez entre otros telefonistas y encontrándose en la Ciudad de Guadalajara, se reunieron con un amigo que tocaba el piano y con gran ahínco y seriedad se impusieron la tarea de componer el himno.
Así surgió la música de lo que hoy conocemos como el Himno del Telefonista Jubilado de la inspiración de aquel amigo pianista, de nombre Álvaro Velasco.

Regresando a México D:F y con la idea de estrenarlo en el aniversario de 1945 con una grabación de calidad, se hizo esta con la interpretación y arreglo de la “Banda Sinfónica de la Secretaría de Marina”, dirigida por el Maestro Estanislao García E., y es la que actualmente escuchamos.
Este himno se estuvo tocando aproximadamente hasta 1955, pero debido a la fusión de las Compañías Telefónica y Telegráfica Mexicana y Ericsson así como a los cambios organizacionales en la nueva empresa y sindicato, se quedó en el olvido.
No fue sino hasta el año de 1988, cuando algunos compañeros recordaron que existía esta música y un disco de la misma, fue nuestra compañera María Elena Zaldívar Tejeda quien le entrego una grabación de la marcha a nuestro amigo Jesús Vásquez Miranda, que era entonces el Presidente de la asociación y quién decidió rescatarla.
Para darle sello propio, convoco a los socios para que se le pusiera letra, la respuesta no se hizo esperar y en breve, nuestro muy estimado amigo y compañero Justino Ochoa Acosta, hizo la letra que hoy conocemos y cantamos en nuestras asambleas y eventos.

“El cariño y la amistad,
Nos enaltecen con honor
La lealtad y fraternidad
Es nuestro lema principal.
Lucharemos con tesón,
Engrandeciendo nuestra unión,
Y con orgullo seremos siempre
Telefonistas hasta el final.”

“Agradezco a nuestra querida compañera María Elena Zaldívar, a los compañeros: Carlos Rodríguez Canseco, Jesús Vásquez Miranda y Justino Ochoa, su amabilidad al haberme proporcionado la información para esta relación histórica; gracias también a todos aquellos ausentes que de alguna forma hicieron posible que hoy tengamos nuestro “Himno del Telefonista”.

Remedios Villafuerte M.
Asoc. de Jubilados de Confianza de TelMex.