La huelga de los teléfonos Ericsson.

Archivo General de la Nación, Ramo del Trabajo, leg.1 exp.1253/1921.

Ayer el “paro” fue de once minutos, hoy será de veinte, mañana de una hora y después el público repicará inútilmente en los aparatos de la Compañía.

Aún cuando ayer algún periódico de la tarde informó que no se había suspendido ni por un segundo el servicio en la Compañía de Teléfonos Ericsson, manifestaron que el anunciado “paro” de protesta se registró a las once de la mañana, terminado doce minutos después. Esta suspensión del servicio fue notada muy especialmente en la Presidencia de la República y otras oficinas, en donde no dejó de extrañarse el pésimo servicio de dicha empresa.

Pero como quiera que la actitud asumida a dicho respecto por los elementos organizados, no la ha tomado en cuenta la gerencia, no obstante que esta obligada a ello puesto que de por medio están los intereses del público en general, los empleados y obreros de la Ericsson paralizaron sus trabajos nuevamente hoy, durante veinte minutos, y el día de mañana sucederá otro tanto, aunque por tiempo mayor, hasta que se llegue el día en que los tranviarios y otras organizaciones metropolitanas secunden los paros de protesta del Sindicato de la Ericsson, por solidaridad y, durante una o dos horas.

Lo grave del caso es que si la interrupción del servicio perjudica mucho a los intereses de los abonados, estos habrán de protestar necesaria y forzosamente por esas irregularidades provocadas por la gerencia de la negociación. Por lo demás debe hacerse constar públicamente, que los cargos formulados en contra de la Directora, Guadalupe Ochoa, son de tal índole, que por respeto a nosotros mismos no los damos a conocer, aunque si manifestaremos que dicha empleada así como una persona de su familia han llegado hasta insultar públicamente a varias de las señoritas telefonistas.

Para evitar la enérgica protesta que se avecina, por parte de los suscriptores, y para evitar se llegue a la consumación de actos violentos, y que estas dificultades interiores en dicha empresa tomen conocimiento las autoridades, se reclama la justa equidad por parte del gerente.

Diagrama

Diagrama del circuito LR/BR de una central tipo AGF instaladas en la década de los años cuarenta. Este dispositivo proporcionaba el tono de invitación a marcar al usuario.

Surgimiento del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana.

Desarrollo de la Industria Telefónica en México.

En los países capitalistas desarrollados de la últimas décadas del siglo XIX, se empezó a gestar un proceso de concentración de capital en gran escala, que se hizo acompañar del surgimiento de empresas cada vez más grandes, proceso que rebasó las fronteras de dichos países y que se tradujo en México en una considerable expansión de las inversiones europeas y principalmente norteamericanas, que empezaron a ocupar posiciones claves en las más importantes ramas de la economía.

De esta forma, las condiciones de penetración imperialista constituyeron el marco en que prosiguió el desarrollo capitalista –dependiente- como proyecto histórico nacional, hecho que permitió que tanto las inversiones inglesas, francesas, alemanas y españolas fueran desplazadas por el capital norteamericano, que empezó a controlar las más importantes ramas del desarrollo industrial de México, entre ellas las de las comunicaciones telefónicas.

En efecto, la introducción del servicio telefónico en México, obedeció en el nivel más general, al desarrollo natural del proceso técnico y a la investigación científica, así como a la iniciativa de importantes hombres de negocios norteamericanos que decidieron, apenas a dos años de haber  logrado la patente  Alexander Graham Bell, explotar el servicio telefónico, iniciando las pruebas concernientes para hacer posible la instalación de una red telefónica a nivel comercial. Esto se lograría gracias a la introducción de la energía eléctrica, que provocó cambios y avances fundamentales que permitieron la industrialización de México en gran escala, pues apenas establecida en el país, la electricidad se constituyó como un elemento básico para la economía y estratégico para el desarrollo nacional.

Los avances fundamentales se dieron principalmente en la minería, en la industria petrolera, la textil y el desarrollo de las comunicaciones eléctricas, que como resultado de la pruebas realizadas entre la ciudad de México y Tlalpan, hizo posible que en 1878, el gobierno federal concediera a Alfredo Westrop  y Compañía la autorización para instalar la primera red telefónica en la Ciudad de México y cuatro años más tarde, dieron principio las operaciones de la Compañía telefónica Mexicana, con un capital de 2 millones de dólares, al mismo tiempo que en el interior de la República se instalaban compañías telefónicas en los Estados de Chihuahua y Durango, con un capital de 27 mil dólares.1

Durante el periodo presidencial de Manuel González, es cuando se otorgó el primer contrato concesión a una compañía norteamericana, para que explotara el servicio telefónico en nuestro país, por lo que el 18 de junio de 1894, es concedida a la Compañía Telefónica Mexicana, S.A., organizada bajo las leyes de Nueva York y subsidiaria de la Bell Telephone Co. de Massachusets,2 la autorización para poder introducir al país y libre de impuestos, todo el equipo necesario, para la instalación de líneas, centrales y redes, que la demanda del público usuario exigía, lo que permitió la publicación del primer directorio telefónico que registro poco más de 800 suscriptores.3

En forma paulatina, el servicio telefónico fue ampliándose y mejorando, lo que hizo cambiar a la opinión pública, quién al principio consideró que el teléfono era un simple juguete o un artículo de lujo, actitud que hizo posible la renovación de 1872 de la concesión por 12 años más, así como iniciar las gestiones para adquirir las empresas competidoras que existían en el norte del país.

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