Condiciones de trabajo y salud en la Ericsson en 1929.
Como consecuencia de la recuperación de los bienes de la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana, trabajadores y propietarios de ésta, acordaron firmar a mediados de 1926, un Contrato Colectivo de Trabajo, cuyo contenido para su tiempo, estableció prestaciones de carácter social bastante favorables para los telefonistas.
Con estos antecedentes, los telefonistas de la Empresa de Teléfonos Ericsson en el Distrito Federal, decidieron también demandar la instauración de su Contrato Colectivo de Trabajo, pero la tarea no sería fácil, ya que a finales del mes de octubre de 1927, cuando anunciaron su solicitud a la Empresa, ésta respondió en noviembre con agresiones, intentando provocar enfrentamientos entre sus trabajadores para dividirlos, despidiendo además a los telefonistas que le habían presentado el proyecto para la creación del Contrato Colectivo.
Esto obligó a los telefonistas a iniciar una serie de paros y huelgas, en protesta por la actitud de la Ericsson, haciendo que la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje interviniera en el conflicto, obligando a la telefónica sueca a reiniciar las negociaciones, que habían sido suspendidas en el mes de noviembre, el resultado fue la aprobación de 46 clausulas, quedando 18 al arbitraje de la Junta.
Sin embargo, la gerencia de la Ericsson se negó a aceptar el laudo emitido por la Junta, obligando a los telefonistas a emplazar a huelga para el 25 de agosto de 1928, exigiendo la puesta en vigor del Contrato y una indemnización por los perjuicios recibidos, además de que se pagaran los salarios por el tiempo que durara la huelga. Ante la negativa de la Ericsson, la huelga estalló el 26 de agosto.
Después de prolongadas negociaciones, en donde además intervino el Secretario de Industria Comercio y Trabajo, doctor Manuel Puig Casauranc, la Ericsson aceptó poner en vigor el Contrato Colectivo decretado por las autoridades, comprometiéndose a pagar los salarios por el tiempo que durara la huelga, pero advirtió de que en caso de que la huelga continuara, consideraría “que los telefonistas [habían]… renunciado a sus empleos”.
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