22 de abril: UNIDAD DEMOCRACIA Y LUCHA SOCIAL.

NÚMERO ESPECIAL.
JULIO 1976.

Semblanza Histórica del Movimiento Democrático en el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana.
Por el compañero de base Alfonso Sánchez Escudero en la Convención Democrática.

COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS CONVENCIONISTAS:

Nos ha tocado el inmenso honor de hacer una reseña histórica del nacimiento, desarrollo y triunfo de la democracia, en esta organización sindical. Este triunfo de los telefonistas es un largo proceso de la lucha a fondo para llegar al momento en que encontramos con una de las victorias más importantes en los anales del sindicalismo nacional.
A fines de 1957 en el mes de noviembre para ser más exactos se inicia un movimiento democrático que culmina en 1958, con la derrota del charro Jorge Ayala Ramírez. En este momento histórico se pone fin a una etapa de corrupción, de una dictadura sindical que frenaba la lucha de los obreros telefonistas.
La resultante de esta lucha es inmediata; la participación de los trabajadores en la elección de sus dirigentes por el voto universal directo y secreto; como consecuencia de lo anterior se logra una mejor contratación, imponiéndole a la empresa las cláusulas de carácter económico y administrativo; que repercutieron en manera favorable en los salarios y en condiciones de trabajo más justas.
En este periodo, los telefonistas ejercemos en dos ocasiones el derecho de huelga; siendo el motivo de una de ellas por violación al contrato colectivo de trabajo y la otra por revisión del propio contrato. Durante la huelga por revisión del contrato en 1962, el charrismo agazapado esperó la orden de sus amos para convertir el conflicto de carácter obrero-patronal en conflicto intergremial y de esta manera se apoderó de la dirección sindical. En esta nueva embestida el charrismo al tomar la dirección del sindicato, lo primero que hace es emprender una represión sistemática en contra de los intereses del sindicato y también en contra de los auténticos luchadores sindicales.
Inmediatamente introducen reformas estatutarias que permiten la reelección de los charros, ampliando a su conveniencia el tiempo de su gestión, y lo más grave, tratan de obtener puestos políticos sin tomar en cuenta la opinión de la base.
Cabe hacer mención que dichas reformas estatutarias están plagadas de errores y contradicciones que son el reflejo de su conducta deshonesta.
La práctica del charrismo consiste en negar las Asambleas Generales argumentando que no había lugar apropiado y que tampoco tenía el sindicato posibilidades económicas para alquilarlo; la represión generalizada en todos los órdenes de la vida sindical y la complicidad más abierta con la empresa traicionando con esta forma de actuar los intereses más sagrados de los trabajadores; otra práctica del charrismo es el cobro indiscriminado de las cuotas sindicales para sus muy particulares fines convirtiéndose de hecho en saqueadores de los recursos económicos del sindicato, así se explica que los charros se ostentan con lujo insultante para con los trabajadores hacia quienes siempre manifiestan su total entrega hacia la empresa pues nunca resuelven un problema de trabajo.
Es necesario hacer notar que todo tipo de Asambleas y Convenciones estaban sujetas a un férreo control charro, en la generalidad los delegados no eran electos por los trabajadores, en las actas de convenciones pasadas es perfectamente comprobable lo anterior, pues hay nombres que se repiten con sospechosa frecuencia y que solamente venían a levantar el dedo y a cobrar las migajas del gran pastel. A pesar de lo anterior los Telefonistas no podíamos permanecer impasibles ante esta situación y la gota que derramó el vaso de la paciencia de los trabajadores fue un descuento que aprobó una asamblea nacional amañada para construir un local sindical (como si no hubiera cuotas para eso) así llegamos al mes de mayo de 1967 en que surge un movimiento en defensa de los intereses del sindicato.
Nuevamente los charros coludidos con la empresa aplicaron 20 cláusulas de exclusión, suspenden en sus derechos sindicales a más de 60 compañeros, logran que la empresa despida, de sus trabajos a más de 20 trabajadores por ejercer sus derechos sindicales.
Sin embargo la represión no contiene el deseo de la base por su libre voluntad de expresión y los trabajadores nos refugiamos en las luchas departamentales que aunque son aisladas, logran conquistas importantes por mérito propio y lo que es más sobresaliente, es que los trabajadores vamos comprendiendo la importancia de luchar unidos contra los charros y la empresa.
1969 en el departamento de Centrales Construcción se da la lucha por conquistar las plantas para todos. La decisión y combatividad de este departamento obliga al charrismo a replegarse y sirve de ejemplo para futuras acciones de verdadera justicia.
Años después Centrales Mantenimiento en este proceso que hemos reseñado logra imponer a los charros y a la empresa las condiciones para la revisión de su convenio logrando arrancar conquistas importantes. Además de que en este conflicto se sienta un precedente pues ante la incapacidad y deshonestidad de los charros se tiene que recurrir a las autoridades del trabajo, exhibiéndose así la verdadera cara del charrismo. Esta lucha trae también el apoyo de otros compañeros de diferentes departamentos y de las secciones de Puebla y Monterrey esto demostraba el despertar de un gremio muchas veces mediatizado pero nunca vencido, pues había aprendido a caminar con los pies y no con las rodillas.
En el largo periodo del charrismo grupos combativos de telefonistas resistían a la dictadura sindical y daban las alternativas en publicaciones independientes. Haciendo caso omiso del pasquín idiotizante que en aquel entonces publicaban; estas publicaciones eran “El Telefonista”, “El Guajolote”, etc., que con un claro sentido de clase preparaban las condiciones para la movilización y el despertar de nuestro sindicato.
1974 nuevamente es traicionado el gremio, pues se firma a sus espaldas un contrato colectivo lesivo a los intereses de los trabajadores, a pesar del descontento este no es canalizado pero además porque apenas se estaban creando las condiciones para el nacimiento y desarrollo de la verdadera lucha que se avecinaba de manera incontenible.
Ante la propaganda charra en boletines informativos repartidos con días de retraso nos dimos cuenta de la traición que ya acechaba. Sólo que esta vez la base con sus propios recursos forma comisiones de propaganda, en el sentido de que el charrismo debía respetar lo que anunciaba, aquí los telefonistas empezamos a quitarles la careta y a descubrir que había detrás de tales aspiraciones y estas eran principalmente convertir en diputado federal al charro mayor y afianzar aún más el control de los trabajadores mediante la demagogia y el engaño como ya era su costumbre, menospreciando con esto la capacidad de lucha de los trabajadores sindicalizados.

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Memorandum

Proceso a los trabajadores telefonistas en el Juzgado Primero Penal.

 

1.- A fines del mes de noviembre de 1958 los miembros del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana constituyeron lo que ellos llamaron Movimiento Restaurador de la Democracia Sindical con el propósito de realizar en su organización una depuración de malos elementos y, fundamentalmente, con el fin de arrojar del Sindicato a quienes durante muchos años lo habían venido manejando en descarado contubernio con Teléfonos de México S. A.

2.-  Los líderes del Sindicato, para nulificar la acción de sus miembros, pidieron a la empresa se aplicara la Cláusula de Exclusión a los participantes del Movimiento Restaurador de la Democracia Sindical, los señores Pablo Castañeda Almaraz; Antonio Corona Flores; Carlos Montes Ibarra; Pedro García Cendejas; Ángel Olvera Camacho; Carlos Guillermo Delius; Gustavo Alcázar Reyes; Ezequiel Rojas Delgado; Roberto Franco Méndez; Mario Sosa Heredia; Manuel Fonseca Fuentes; Raúl Velázquez Domínguez; Roberto Padrón Puente y Jesús Villicaña Chávez.

3.- Esta actitud de los líderes espurios del Sindicato, en lugar de detener el Movimiento Restaurador de la Democracia Sindical le dio más vigor, a grado tal que no pudo controlarse la ola de descontento en contra del Comité del Sindicato y de la empresa.

4.-  Por esta causa  y sin que mediara orden de ninguna especie de los dirigentes del Movimiento, los telefonistas realizaron –ya separadas del empleo las personas mencionadas- paros en el trabajo el día 10 de marzo de 1959.

5.-  Esto motivo que fueran consignadas ante las autoridades, acusados de ataques a las Vías Generales de Comunicación: Pedro García Cendejas; Raúl Velázquez Domínguez, Ezequiel Rojas Delgado; Jesús Villicaña Chávez; Bernabé Ortiz Velázquez; Pedro Cabrera Ruiz; Arturo Flores Conradi; Jorge Rodríguez Vergara; Alfonso Fernández Palma; Aurelio Carrasco Reyes y Antonio Coronel Rivera los que, después de varios días de encarcelamiento, quedaron libres bajo fianza, abriéndoseles proceso en el Juzgado Primero de Distrito Penal. Posteriormente quedaron libres, por falta de méritos: Antonio Coronel Rivera; Arturo Flores Conradi y Alfonso Domínguez Palma.

6.-  Después de las elecciones de renovación del Comité Ejecutivo del Sindicato, que dieron el triunfo al Movimiento Restaurador de la Democracia Sindical, se entrevistó al señor Presidente de la República para solicitarle su ayuda a fin de que se perdonara a estos compañeros –visto que no fueron ellos quienes ordenaron los paros, ni participaron- y el Primer Mandatario de la Nación indicó que se entrevistara al C. Procurador General de la República para este fin, cosa que no se ha podido hacer por estar muy ocupado dicho funcionario.

7.-  Se han llevado a cabo varios careos en el Juzgado, uno de ellos con el Jefe de los agentes que hicieron la detención y los otros con testigos de los paros efectuados; careos favorables a los acusados, como se puede ver en los expedientes respectivos.

8.-  Han transcurrido dos años y ocho meses sin que se dicte sentencia en este proceso, que debe ser favorable a los trabajadores que se hallan bajo proceso, señores: Pedro García Cendejas; Ezequiel Rojas Delgado; Raúl Velázquez Domínguez; Bernabé Ortiz Velázquez; Pedro Cabrera Ruiz, Jorge Rodríguez                                                       Vergara; Aurelio Carrasco Reyes y Jesús Villicaña Chávez del Comité del Movimiento Restaurador de la Democracia Sindical ya que consta en autos los paros los efectuaron los trabajadores por sí mismos, irreflexivamente, sin orden alguna de parte de sus dirigentes, y solo en un acto de repudio al líder de su sindicato.

 

PETICION.

Le ruega encarecidamente al C. Procurador General de la República que atento a las constancias judiciales tenga a bien ordenar:

1.-  Que el proceso quede cerrado.

2.-  Que se dicte sentencia definitiva otorgando la libertad a los señores Pedro García Cendejas; Ezequiel Rojas Delgado; Raúl Velázquez Domínguez; Pedro Cabrera Ruiz; Jorge Rodríguez Vergara; Aurelio Carrasco Reyes y Jesús Villicaña Chávez, que aunque fueron miembros del Movimiento Restaurador de la Democracia Sindical no son responsables del o de los delitos que se les imputan, pues los miembros de dicho organismo los realizaron sin su intervención.

 

 

México D.F., a 9 de noviembre de 1961.

Un Ejemplo a Seguir

 El Restaurador, México D. F.  15 de marzo de 1960.

 

J. Jonás Reyna A.

Secretario General Local.

Chihuahua, Chih. Secc. No. 7

 

Como un acto de justicia para los compañeros del Departamento de Conmutadores en sus Secciones de Construcción y Mantenimiento, por su valiente lucha que como un claro ejemplo de conciencia sindical y unidad combativa es digna de ser conocida ampliamente por todos los compañeros de nuestra organización, me permito exponerla tal y como la he conocido con la intención de que todos nos demos cuenta que solo mediante la unidad es posible lograr el triunfo.

El origen de la lucha sostenida por nuestros camaradas en contra de la empresa, misma que ha culminado con un triunfo para ellos ya que se ha hecho prevalecer el criterio de los trabajadores, data de fines del año de 1956, cuando los compañeros de este departamento sintieron la necesidad de reglamentar las labores por ellos desempeñadas aunando la petición de una retabulación en sus salarios, justa por las innovaciones técnicas introducidas en sus labores.

Por una u otra razón las pláticas sostenidas con la empresa por los representantes de Conmutadores se fueron prolongando a grado tal que la situación llegó a ser insostenible, primero por la intransigencia de la empresa y segundo por la apatía que para resolver este asunto demostraba el Comité Nacional que encabezaba Ayala Ramírez; por tal motivo los compañeros decidieron cambiar su actitud pasiva y conciliatoria por una actitud enérgica y combativa, siendo así que al asumir esta actitud y habiendo faltado a sus labores la Sección de Mantenimiento, tomando un permiso que la empresa se negó a conceder, la misma procedió a separarlos de su trabajo argumentando rebeldía e indisciplina de parte de ellos. A esto contestaron los compañeros con su unidad. Al día siguiente se presentaron absolutamente con todos los trabajadores de Conmutadores ante el Comité Ejecutivo conminándolo a actuar con energía ante la Empresa y a que interviniera ante la Secretaría del Trabajo, aclarándole que no estaban dispuestos a permitir que saliera perjudicado ni uno solo de los compañeros y que si esto sucedía presentarían todos su renuncia –que ya tenían firmada colectivamente- y harían saber a la organización tal hecho. Fue así como materialmente obligaron a Ayala a intervenir no sin antes les manifestara éste que para ello era necesario buscarse cuando menos un chivo expiatorio para que la Empresa quedara satisfecha; esta petición fue rechazada con energía y no le quedó a Ayala más remedio que solicitar la intervención de la Secretaría del Trabajo donde nuevamente se les manifestó la intención de buscarse uno o dos chivitos expiatorios pues la Empresa, decían necesitaba sostener su principio de autoridad, pues como ya dijimos su actitud se había interpretado como una rebeldía y falta de disciplina; nuevamente la actitud enérgica y unida de nuestros compañeros obligo a desistirse de esta pretensión saliendo avantes (sic) al lograr su total reinstalación; esto fue conocido por toda la organización, pues ello fue el motivo para que Ayala hiciera una campaña a su favor.

Este acto realizado por los camaradas n o fue en vano pues lograron que su problema se tratara ante la Secretaría del Trabajo en vez de hacerlo ante la empresa solamente, como lo venían haciendo. Pero lo cierto es que no se satisfacían sus peticiones: la empresa imponía como condición que se aceptaran el cambio de horarios y turnos que se les fijara, cambios que por perjudicar los intereses colectivos no fueron aceptados, y la empresa que sus peticiones estaban basadas en el aumento de la calidad y cantidad del trabajo por ellos desarrollado paras lo cual necesitaban de mayores conocimientos.

No fue sino hasta la revisión de 1958 cuando se intentó dar solución a sus peticiones; para ello se incluyó en el proyecto de revisión lo solicitado por Conmutadores mancomunando esto con peticiones del Departamento de Centrales Mantenimiento que también solicitaron reglamentación y retabulación de salarios.

Esto dio oportunidad a Ayala para que tratara de hacer chocar a los trabajadores de estos departamentos, en los cuales veía un peligro constante para no perpetuarse en el comité (los hechos posteriores así lo han demostrado) pues al haberse logrado, como consecuencia de la revisión de contrato, el que la empresa accediera a dar la cantidad de medio millón de pesos para que fueran derramados entre los trabajadores de Centrales y de Conmutadores en la forma que el sindicato juzgara pertinente, Ayala pensó que los trabajadores de estos departamentos se dividirían al no ponerse de acuerdo sobre las cantidades que cada departamento en particular se asignaran. Al ser llamados los representantes del Departamento de Conmutadores en compañía de los representantes de Centrales, le manifestó que ha Conmutadores que a los compañeros de Centrales les tocaban $ 327, 000,00 y a ellos –a Conmutadores- les tocaban $ 173, 000,00 cantidades proporcionales tomando en cuenta el número de miembros de cada departamento, a lo que manifestaron estar de acuerdo siempre y cuando no se modificaran los horarios y turnos; hay que hacer la aclaración de que esto sucedía cuando faltaban escasos minutos para que venciera el plazo fijado para que estallara la huelga y fue aquí donde Jorge Ayala consumó la traición que acabó de enardecer el ánimo de los compañeros de Conmutadores, pues no bien les acababa de decir lo anterior cuando a los cinco minutos les informaba que ya se había firmado el convenio que ponía fin al conflicto y en una de sus cláusulas aparecía que se darían los $ 173, 000, 00 a los compañeros de Conmutadores siempre y cuando en un plazo de 15 días, a partir de la firma, aceptaran el cambio de horarios y turnos. Ahí mismo rechazaron tal cláusula los compañeros manifestando, que no era a Ayala a quién se perjudicaba sino a los trabajadores de Conmutadores, que se olvidaran de los $ 173, 000, 00 y que se sujetaran al reglamento ya establecido; no valieron las amenazas de Ayala ni de la empresa, los compañeros no aceptaron tal imposición agregando que si la empresa conseguía generales ante la Junta de Conciliación el cambio de horarios no harían objeciones y acatarían el fallo, manifestando por otra parte que estaban en la mejor disposición de seguir discutiendo el asunto siempre y cuando fuera sobre las bases que los trabajadores sustentaban.

Posteriormente a la revisión del contrato continuaron las pláticas con la empresa quien aumento en $ 60, 000, 00 (sesenta mil pesos) su ofrecimiento inicial pero sin ceder en sus pretensiones de cambiar los horarios y los turnos, siendo rechazado tal ofrecimiento. Cuando ya se gestaba el Movimiento Restaurador la empresa cedió en su pretensión y al irse a firmar ya el convenio que daría el triunfo a los compañeros, la empresa manifestó que siempre no, que solamente que aceptaran su solicitud de cambiar los horarios. Se rompieron las pláticas por tal motivo, pues los compañeros no estaban dispuestos a ceder en sus justas peticiones.

Se estableció prácticamente un compás de espera en la lucha de estos compañeros por su mejoramiento con motivo del Movimiento Restaurador, pues los compañeros de Conmutadores enfocaron sus baterías hacia el Comité Nacional que encabezaba Ayala, pues éstos eran los responsables de la situación por la que atravesaba nuestra organización.

Se logró el objetivo del Movimiento Restaurador, del cual fueron parte importante los compañeros de Conmutadores; Gustavo Alcázar, Ezequiel Rojas y Antonio Corona, de Conmutadores, formaron la cuarteta que con Pedro García Cendejas apareció como iniciadora del Movimiento Restaurador.

Una vez estando al frente de nuestra organización el comité que la mayoría de los telefonistas elegimos, se reanudaron las pláticas ante la empresa tendientes a satisfacer las demandas de nuestros compañeros; la empresa con el interés de no dar solución se desistió de su pretensión de cambiar los horarios pidiendo en cambio que tales cambios sólo se aplicarían al personal de nuevo ingreso al Departamento de Conmutadores, esto era de aceptarse puesto que no se perjudicaban los compañeros que laboran actualmente,, que es lo que pretendía, pero además la empresa solicitaba que los trabajadores de Conmutadores se presentaran, al inicio de sus labores, en las casas de los abonados y no en los centros de trabajo de la empresa, petición que fue rechazada por contravenir el Reglamento Interior y porque de aceptarse sentaría un precedente funesto para la organización. Así mismo la empresa se negaba a pagar la retroactividad que en justicia les correspondía, pues alegaba que al haber desconocido el convenio de la revisión del contrato no tenían ningún fundamento legal para exigirla, pero ofreció cuatro meses de retroactividad como gratificación.

Así se pasaron casi dos años después de la revisión del contrato de 1958; dos años durante los cuales estos compañeros estuvieron sacrificando el aumento que de la derrama de los $ 173, 000, 00 aumentados con los $ 60, 000, 00 que posteriormente ofreció la empresa y sobre los cuales se hubiera aplicado el 16% obtenido por la contratación, que en total suma  una cantidad de más de medio millón de pesos y de la cual hubieron de prescindir con el solo afán de sostener el criterio de los trabajadores y por consiguiente de la organización.

El convenio se firmó el día 22 de enero pasado, convenio que puso fin a una lucha por más de tres años sostenida y que culminó con un triunfo como ya dije antes, pero esto fue posible solo mediante el gran espíritu combativo de estos compañeros, al gran ejemplo de unidad que han sabido darnos.

Se logró que la empresa concediera la cantidad de $ 258, 000, 00 (doscientos cincuenta y ocho mil pesos) en lugar de los $ 173, 000, 00 que ofreció inicialmente, así como el importe de ocho meses de retroactividad para que los compañeros la repartieran como quisieran, así mismo la empresa se desistió de la pretensión de que los trabajadores se presentaran en la casa de los abonados, logrando por lo tanto sostener el criterio de los trabajadores.

Se demostró con esta lucha una verdad muy importante; que no se puede imponer a los trabajadores ningún convenio si no se tiene su consentimiento previo.

Queda ahí escrito un capítulo más de los que enorgullecen a nuestra organización y en particular a los compañeros del Departamento de Conmutadores que cuentan actualmente con el reglamento más ventajoso de los existentes en nuestra organización.

Un ejemplo digno de seguir compañeros.

Burla Burlando

EL DEMÓCRATA, sábado 7 de mayo de 1921.

J. González Pastor.

 

Las Telefonistas en huelga.

 

Las señoritas telefonistas se han declarado en huelga. Hace apenas tres días, nos ocupábamos en esta sección, del trabajo de la mujer; hoy tenemos que hablar de las mujeres, quizá para justificar una de tantas paradojas de la vida. Cerca de tres mil teléfonos quedaron incomunicados ayer, han sido las primeras consecuencias de este paro general, en el que las mujeres han tomado una parte tan activa.

Claro es que esta huelga, mal que les pese a las mujeres, son los hombres los que llevan la batuta, cosa que desagradara en extremo a todos con clubs feministas de hoy, que en pretexto del feminismo, no hacen, más que fomentar el odio al hombre entre el bello sexo.

Naturalmente, creemos que la mujer, como el hombre, tiene perfecto derecho a declararse en huelga. Ahora bien; tanto y tanto se ha hablado del feminismo y de sus progresos, que nada más gozaríamos mucho viendo una huelga de mujeres “en su propia salsa”, es decir, organizada y dirigida por ellas mismas.

Por esta vez nos hemos quedado con las ganas, pues en la actual huelga de teléfonos, que pudiéramos llamar “mixta”, son, como hemos dicho, los hombres los que llevan la voz cantante. Sin duda por eso, uno de los incidentes de la huelga estuvo a punto de degenerar en motín. El hecho fue que los huelguistas destruyeron tres automóviles que conducían al trabajo a varias señoritas en calidad de “esquiroles”, es decir, de substitutas de las huelguistas.

Si este “movimiento” llega a ser dirigido por mujeres, seguramente los automóviles no habrían corrido ningún riesgo; los moñitrenzas y añadidos de las substitutas la hubieran pasado muy mal.

Después de todo, fuese tal vez mejor así. De toda huelga queda el recuerdo de varias víctimas que sacrificaron su vida, su tranquilidad o su pena en aras de la masa común; ¿No es mejor humanamente pensando, que los sacrificados sean moños y añadidos?

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del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana