Para que no se olvide

Diciembre 14 de 1914: Un grupo de 63 trabajadores de la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana, junto con los telefonistas de la Ericsson , electricistas, tranviarios y los trabajadores que manejaban el sistema de bombeo del agua en la capital del país, decidieron construir un organismo para la defensa de sus intereses, Nace así, el SINDICATO MEXICANO DE ELECTRICISTAS.

Enero 14 de 1915: Apenas a un mes de haberse constituido el SME, los telefonistas de la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana reunidos en asamblea, acordaron por unanimidad, solicitar a la gerencia ; a) aumento razonable de sueldos; b) destitución del señor Gustavo Obregón por dar mal trato a los trabajadores de la Compañía; c) Jornada de 8 horas y pago de tiempo extra, d) pensiones e indemnizaciones para los telefonistas afectados por accidentes o enfermedades. La respuesta de la gerencia fue negativa, argumentando que siempre se había preocupado por el bienestar y mejoramiento de sus empleados. Los telefonistas señalaban, para justificar sus demandas, que una operadora ganaba solamente 75 centavos por nueve horas de trabajo y el mayor sueldo, es decir el único, lo tenía el Sobrestante General de Construcción que era de 3.50 pesos por jornada.
La Telefónica Mexicana en un esfuerzo por evitar que la huelga estallara, ofreció a las operadoras un aumento de cinco centavos diarios a cambio de que no se afiliaran al sindicato.
La huelga en la Mexican Telephone an Telegraph Company, estalló el 19 de enero de 1915, pero fue parcial ya que la Telefónica logró infundir miedo en algunos de sus trabajadores, que si aceptaron el aumento de cinco centavos para no perder su empleo. Quienes no pertenecían al sindicato y no había apoyado la huelga, anunciaron por su cuenta que habían solicitado a la gerencia, aumentos en sus sueldos “consientes de que sus salarios son bajos”.
El conflicto no se solucionaba debido a que la Telefónica Mexicana se negó a negociar con el sindicato, además de solicitar la detención de tres telefonistas y el despido de otros más, anunciando a la opinión pública, que había satisfecho la demanda de aumento de los telefonistas.
15 días después de iniciada la huelga, el so a los trabajadores no sindicalizados, que los electricistas que trabajaban en algunas de las compañías eléctricas apoyarían al movimiento.
La Confederación de Sindicatos Obreros del D.F. acordó que sus afiliados solicitarían empleo en la Telefónica, ppero no se presentarían a laborar con la finalidad de boicotear a la Compañía. También se acordó que los electricistas cederían la cuarta parte de sus salarios en apoyo de los huelguistas, además de hacer un llamado al público para que se solidarizara con los telefonistas en huelga.
Al no encontrar solución al movimiento de huelga, el sindicato acordó el 4 de febrero, solicitar al gobierno la incautación de la Compañía Telefónica, así como la destitución de los rompehuelgas.
La solicitud de los telefonistas fue atendida el 6 de de febrero por Gerardo Murillo, mejor conocido como el “Doctor Atl”, quien a nombre del general Alvaro Obregón, reunió a electricistas y telefonistas para informarles del decreto de incautación de los bienes de la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana, facultando al sindicato para nombrar y remover al personal de la Compañía, al mismo tiempo que se nombró a los trabajadores, Luis N. Morones como administrador y a Rafael Castro como su ayudante.

Con el nombramiento de Morones la huelga llegó a su fin, sin embargo las peticiones que la motivaron, es decir, el reconocimiento del sindicato y el aumento salarial, fueron consideradas por el nuevo administrador como inexistentes, ya que, según dio a conocer en su primer informe, no había fondos en la caja de la Compañía y los telefonistas al momento de sindicalizarse, ya no requerían de ningún otro reconocimien