El Movimiento Restaurador de la Democracia Sindical 1958-1959.

La política de Adolfo Ruiz Cortines hacia la clase obrera, significó un cambio de estilo en relación a la de Miguel Alemán. En ese cambio contribuyó mucho el Secretario del Trabajo Adolfo López Mateos, ese estilo se manifestó en una manifestación del lenguaje en el que las reivindicaciones obreras tuvieron un lugar destacado. Otro aspecto importante de la política laboral de Ruiz Cortines fue su esfuerzo por unificar a todas las organizaciones obreras, con el objeto de reorganizar el movimiento obrero que se encontraba disperso. Sin embargo, ante la imposibilidad de unificar a todas las organizaciones obreras, incluyendo a la CTM, debido a pugnas intergremiales, el gobierno buscó como alternativa reagrupar a las centrales obreras más importantes y que estaban distanciadas de la CTM, pero que eran susceptibles de llegar a un entendimiento con el gobierno,
Para tal efecto, el gobierno de Ruiz Cortines articuló en 1955 la organización del Bloque de Unidad Obrera (BUO), donde bajo la hegemonía de la CTM se afiliaron la CGT, la CROM, los sindicatos de electricistas, mineros, tranviarios, ferrocarrileros y telefonistas.

La CROC, que aglutinaba centrales no muy importantes, no se afilió al BUO pero mantuvo sus ligas con el PRI y fue útil a la medida en que el gobierno extendió su influencia a sindicatos alejados de las principales centrales oficiales. El BUO no llegó a ser una Central, pero cumplió una función importante para el gobierno, al servirle para fines de movilización de grupos de trabajadores. Esta situación permitió que la clase obrera con un margen más amplio planteara sus demandas y ejerciera el derecho a la huelga.
En 1954 los salarios subieron aunque sin compensar la baja en la capacidad adquisitiva. Este fue un hecho importante porque entre 1940 y 1954 se produjo un deterioro de los salarios reales de los obreros por lo que fue hasta este último año se va a restablecer la economía y empiezan a elevarse los salarios y, solo hasta 1955 se empieza a notar una recuperación real de los mismos. Esta reactivación benefició sobre todo a la clase obrera organizada, a la que al mismo tiempo, se le impuso una mayor disciplina. Como resultado de esta política, entre 1955 y 1957, fueron años de tranquilidad obrera. Es a partir de este periodo, que se van a establecer los lineamientos de la política económica que posteriormente sería denominada como Desarrollo Estabilizador. Esta política económica buscó impedir la inflación manteniendo a niveles bajos tanto los salarios como los precios, aunque van a tender a elevarse más los precios que los salarios, su elevación no tendría un carácter inflacionario. De la misma manera, esta política económica tendería a mantener bajos los costos de las materias primas para la industria y el precio de los insumos agrícolas y de los alimentos. La subordinación de la agricultura, jugaría un papel muy importante en el logro de esos objetivos. Además, el fenómeno del control de las organizaciones obreras sería fundamental para impedir la elevación de los salarios.
Los rasgos más sobresalientes del Desarrollo Estabilizador se pueden resumir en los siguientes puntos: un crecimiento sostenido del producto interno bruto; una industrialización constante; una promoción constante de la agricultura de exportación; una restricción del gasto público en las áreas de bienestar social y en la agricultura de subsistencia, y un incremento de dicho gasto en la inversión productiva; energéticos, siderurgia, comunicaciones y transportes¸ una mayor intervención de la inversión extranjera en sectores claves de la economía; un control relativo de los precios y de la inflación; la contención de las demandas salariales y el creciente endeudamiento externo como aporte fundamental del sistema: El Desarrollo Estabilizador se tradujo así, en altas tasas de ganancia para los empresarios, el gobierno por su parte, no dejó de prestarles ayuda. En efecto, a través de una política de precios bajos en los bienes y tarifas reducidas de los servicios de las empresas estatales, combinadas con cargas fiscales muy bajas, exenciones tributarias y proteccionismo, e gobierno generó no solo una burguesía nacional en acenso, sino que, además, sentó las bases para el surgimiento de un sector monopólico al interior de la misma. En este contexto, en el último año del gobierno de Ruiz Cortines y cuando López Mateos ya había sido nombrado candidato del PRI a la Presidencia de la República. Se iniciaron una serie de movimientos reivindicativos en los sindicatos de telegrafistas, maestros, electricistas, petroleros, ferrocarrileros y telefonistas que se proponían la democratización de sus organizaciones y del país.
En efecto, a partir de febrero de 1958 los obreros empiezan a despertar, el “charrismo” no había sido capaz de representar las demandas de los trabajadores y, como consecuencia del deprimente estado en que se encontraban las organizaciones sindicales, los obreros utilizaron nuevamente sus energías para sacudirse la tutela de los dirigentes corruptos y restablecer la democracia en sus sindicatos.
Los telefonistas por su parte, instalados en la II Convención Extraordinaria, informaron que a partir del 15 de marzo la empresa Teléfonos de México había sido emplazada a huelga para el 31 del mismo mes a las 12 horas. Entre las principales demandas de los telefonistas se encontraban la solicitud de un aumento del 40% en sus salarios.
La II Convención Extraordinaria de los telefonistas permitió al Secretario General y Diputado Jorge Ayala Ramírez, informar sobre las actividades políticas del sindicato en relación a la candidatura de Adolfo López Mateos. El informe fue aprobado por la Convención y los 74 Delegados de las secciones foráneas que asistieron, manifestando su total apoyo a López Mateos.(2)
El 18 de marzo la empresa Teléfonos de México aceptó estudiar el Reglamento Interior de Trabajo, así como la creación de la Escuela Tecnológica y revisar algunos convenios departamentales, entre los cuales se encontraba el del departamento de Conmutadores.(3)
La Oficina Interamericana de la Internacional de Correos, Teléfonos y Telégrafos, acordó apoyar la sindicato de telefonistas en sus demanda. El señor William C. Doherty Jr. Representante de la ICTT, señaló que la política de la organización que el representaba era de “apoyar firmemente las legitimas demandas de sus organizaciones afiliadas en lo que respecta a aumentos de salarios y mejores condiciones de trabajo” , (4) y argumentaba que “El trabajo que desempeñan la inmensa mayoría de los telefonistas es de una calidad técnica superior, que requiere de años de entrenamiento y una gran devoción. Por lo tanto, es equitativo y justo que éstos trabajadores reciban una remuneración y condiciones de vida mejores”. (5)
La huelga fue conjurada, Ayala Ramírez informó que el sindicato había logrado el 15% de aumento en los salarios, aguinaldo de una semana para los eventuales, el Reglamento para los Anticipos de Salarios, la reglamentación de la nueva Escuela Tecnológica y mejoras en el tabulador de viáticos y pasajes.
En abril, petroleros y maestros del Movimiento Revolucionario del Magisterio, encabezaron importantes movimientos por aumentos de salarios.
Para los primeros días del mes de mayo, el Comité Ejecutivo del sindicato de telefonistas, debería convocar de acuerdo con los estatutos de la organización, a una Asamblea Extraordinaria de la sección matriz para nombrar a la Comisión Electoral e iniciar el proceso para elegir a los nuevos representantes de los telefonistas, (7) que deberían tomar posesión de sus cargos el 1 de agosto. Sin embargo, la II Convención Extraordinaria, había sido utilizada por Ayala Ramírez para reelegirse, como ya lo había hecho en 1954 y 1956, así como la reforma de los estatutos, para que le aseguraran su permanencia al frente de la dirección del sindicato de telefonistas.
En efecto, entre las reformas que se hicieron a los estatutos de 1950 destacaba el artículo 38 que se refiere a las Convenciones y al cual se le agregó la leyenda de que “sus fallos serán inapelables”, con esto, Ayala Ramírez ponía un escollo para que los grupos disidentes que empezaban a manifestarse en contra de la reelección, no tuvieran oportunidad de protestar. Además, las Convenciones ordinarias de los años pares se celebrarían en la segunda quincena del mes de julio y, las correspondientes a los años impares, en la primera quincena del mes de marzo.
El artículo 50 también fue modificado, en los estatutos de 1950 se señalaba que el tiempo de funciones del Comité Ejecutivo Nacional era de dos años, los nuevos estatutos lo ampliaban a 6 años.
Respecto a la forma en que se deberían elegir a los integrantes del CEN y del CNV no se hizo ninguna mención, lo que dejó entendido que sería la Convención quién se haría cargo de esta elección pues los funcionarios nacionales serían sustituidos por mitad, de acuerdo al sistema siguiente; “Grupo A” integrado por los siguientes puestos; Secretaría General, Secretaría del Interior, Secretaría del Trabajo, Secretaría de Conflictos Foráneos, Secretario Tesorero, Secretará de Relaciones y Actas y la Presidencia del Comité Nacional de Vigilancia”, que serían electos en los años pares; “Grupo B” integrado por los siguientes puestos; Secretaría del Interior, Secretaría de Ajustes, Secretaría de Organización, Secretaría de Previsión Social, Secretaría de Instrucción y Deportes y Primero y Segundo Secretario del CNV”.(8) en los años impares.
Los integrantes de las Comisiones de Hacienda, Justicia, Higiene y Seguridad, Así como el Director del Órgano Periodístico. Durarían en su cargo el tiempo que transcurriera entre cada Convención.
Un capítulo importante fue el Vigésimo Quinto, que daba origen a la “Comisión Política Nacional”, que en el artículo 119 dejó asentado que dicha Comisión estaría formada por un Presidente, dos Secretarios y dos Vocales y, en la cual no podrían figurar ningún miembro del CEN ni del CNV, y cuya sede estaría en la sección matriz del D.F.
El papel de ésta Comisión sería “Orientará y encauzará la actividad política de los trabajadores telefonistas de la República Mexicana de conformidad con las normas y lineamientos generales y particulares que señale el Comité Ejecutivo Nacional y el Comité Nacional de Vigilancia”.(9)
Es importante señalar que entre los Delegados que asistieron a la II Convención Extraordinaria destacan. Pedro García Cendejas, Antonio Corona, Gustavo Alcázar, José Morgado Lares, Roberto Padrón Fuentes, Juan Flores y Bernabé Ortiz, quienes más tarde encabezarían el Movimiento Restaurador de la Democracia Sindical.
Los meses de junio y julio de 1958 fueron testigos del fortalecimiento de las acciones sindicales independientes en el país. Demetrio Vallejo había sido electo como Secretario General del sindicato ferrocarrilero y se gestó un movimiento independiente en el sindicato petrolero. Los telefonistas que habían permanecido ajenos a tales movimientos “se lanzaron a la lucha para rescatar el control de sus sindicato”.(10)
El 1 de agosto de 1958 Ayala Ramírez tomó posesión por un periodo de 6 años más, temeroso de que los telefonistas fueran influidos por las acciones de los sindicatos en lucha, pedía unidad contra la agitación “La unidad de los trabajadores mexicanos debe ser compacta para defender la bandera de reivindicaciones ante la atrevida(sic) de fuerzas disolventes que llevan como fin desconcertar al país y subordinar a la clase trabajadora a sus fines de agitación”.(11)
En septiembre de este año, los ferrocarrileros solicitaron aumento de salarios. Para evitar que otros sindicatos siguieran el ejemplo de los ferrocarrileros, la CTM se vio obligada a gestionar el 25% de aumento en los salarios, seguido de cientos de emplazamientos a huelga.
La dirección del sindicato de telefonistas, perteneciente a la CTM, se unió a la demanda de aumento de salarios para distraer la atención de los telefonistas que estaban uniendo esfuerzos para instaurar la democracia en su sindicato.
Para justificar su demanda, Ayala Ramírez solicitó a las representantes de Teléfonos de México, cumplieran con los compromisos contraídos con el sindicato, por lo que advirtió que sí la empresa continuaba con su actitud desafiante, estallaría la huelga para el 22 de noviembre.(12)
La dirección del STRM que el aumento de salarios era justificado, pues en la última contratación el aumento otorgado por la empresa había estado de acuerdo a su posición económica, sin embargo, esta situación había mejorado con el alza en las tarifas concedido a todos los servicios telefónicos, como consecuencia de la compra que había hecho Eloy Vallina de la mayoría de las acciones de Teléfonos de México, que estaba en poder de la International Telephone and Telegraph Co. y de la empresa Ericsson de Suecia. En breve asamblea, Ayala Ramírez denunció el esfuerzo que venían realizando pequeños grupos de trabajadores en contra de la dirección sindical, la agitación, según Ayala Ramírez era provocada por telefonistas que tenían relación con líderes como Demetrio Vallejo y Rafael Galván.(13) El primer grupo que se mantenía en contra de la dirección del sindicato de telefonistas se autodenominó “Bloque Mexicano de Trabajadores”, el segundo dirigido por Ezequiel Rojas, Gustavo Alcaraz y Antonio Corona, los tres del departamento de Conmutadores, eran acusados de ser manejados por los electricistas, por el solo hecho de anunciar una asamblea en el auditorio del SME, con la intención de unificar a los grupos disidentes y presentar un frente común contra el Comité Ejecutivo Nacional. El tercer grupo estaba formado por trabajadores del departamento de Centrales Mantenimiento de las centrales de Roma y Victoria, quienes eran acusados de intentar derrocar al Comité Ejecutivo en función. La dirección del sindicato, en conferencia de prensa denunció que “la empresa ya ha dictado ceses por maniobras en el servicio, pero el propio sindicato logró la reposición de los cesados”.(14)
Con el pretexto de que no se debía permitir la indisciplina, la dirección del STRM decidió el 15 de diciembre, aplicar la clausula de exclusión a 16 telefonistas, acusándolos de agitación en el gremio y tratar de dividir al sindicato para apoderarse de la dirección, luego de derrocar a Ayala Ramírez.
Los telefonistas expulsados fueron: Pablo Castañeda Almaraz, Antonio Corona Flores, Carlos Montes, Pedro García Cendejas, Ángel Olvera, Carlos Guillermo Delvis, Gustavo Alcázar Reyes, Raúl Velásco Domínguez, Ezequiel Rojas, Roberto Franco Méndez, Francisco Buitrón Beltrán, Benito Meneses, Mario Sosa, Manuel Fonseca, Roberto Padrón Fuentes y Jesús Villicaña Chávez, quienes el 19 de diciembre quedaron oficialmente separados de su trabajo.
Reprimidos los telefonistas descontentos, la dirección del sindicato, que había emplazado a huelga a Teléfonos de México, exigiendo respeto a las clausulas del Contrato Colectivo y aumento del 25% en los salarios, acordó conceder a la empresa una prórroga para solucionar el problema, que finalizaría hasta el 27 de enero de 1959.(16)
Adolfo López Mateos se había convertido en el Presidente de la República, encontraba el movimiento obrero en ebullición, las principales demandas de los trabajadores eran: libertad de asociación sindical, derecho de huelga, mejores salarios, democracia sindical y libre elección de los dirigentes sindicales. “Empezando el año (1959), y después de un mes de luna de miel, en enero se rompieron los primeros platos”.(17)
La dirección del sindicato de telefonistas en complicidad con la empresa, y con el objeto de detener el descontento entre sus trabajadores declaró “en vista de que las pláticas se han desarrollado satisfactoriamente por ambas partes, el STRM acordó aplazar el movimiento de huelga contra la empresa Teléfonos de México”.(18) El nuevo plazo otorgado por el sindicato vencería hasta el 31 de marzo.
Reunidos en el local del SME, aproximadamente 800 telefonistas, acordaron nombrar un nuevo Comité Ejecutivo Nacional. Siguiendo el ejemplo de los ferrocarrileros, los telefonistas amenazaron con suspender el servicio si el nuevo Comité no era reconocido por las autoridades. De esta manera, el 15 de enero de 1959, quedó oficialmente constituido el “Movimiento Restaurador de la Democracia Sindical”, representado por Pedro García Cendejas.
Haciendo caso omiso a la prórroga concedida por el Comité Ejecutivo nacional, el Movimiento Restaurador acordó realizar un paro de actividades de 12 horas para el 27 de enero, los dirigentes del Movimiento Restaurador, anunciaron que éste sería secundado por las operadoras de Larga Distancia nacional e internacional, empleados administrativos y miembros del departamento de Centrales Mantenimiento. Los telefonistas acordaron “no volver a su trabajo hasta en tanto la Secretaría del Trabajo reconozca a los nuevos líderes”.(19)
Confiado por el apoyo que le otorgaba la CTM, Ayala Ramírez restó importancia al movimiento, pues en su opinión él contaba con el apoyo de la mayoría de los telefonistas. García Cendejas por su parte, informó en la misma asamblea realizada en el SME, que a pesar de haber realizado todos los trámites legales para obtener el reconocimiento oficial, las autoridades laborales no habían dado respuesta a su demanda. Solicitó, además, se formara una Coalición de Trabajadores Telefonistas para presentar un emplazamiento a huelga contra Teléfonos de México. La Secretaría del Trabajo recibió el emplazamiento, pero la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje no les reconoció personalidad jurídica, García Cendejas señaló entonces “Tomando en cuenta no acepta hacer un recuento, hemos llegado a la conclusión de que el único camino es hacer la huelga o el paro”.(20)
Ayala Ramírez insistía en que sus oponentes carecían de fuerza para realizar un movimiento de gran magnitud, por lo que “ni siquiera hemos tomado en cuenta las bravatas de García Cendejas y socios, a quienes corrimos (sic) del sindicato por estar agitando a los compañeros y crear un ambiente de división”.(21)
Sin embargo, las más importantes secciones del sindicato; Monterrey, Guadalajara, Puebla Celaya y otras más, anunciaron que secundarían el paro, de tal manera, que éste sería general.
El paro anunciado por los telefonistas se realizó ante la sorpresa de la dirección del sindicato, de la empresa y de las autoridades del trabajo el 27 de enero. El paro duró cuatro horas y los telefonistas descontentos, repudiaron a Ayala Ramírez. Las autoridades laborales a través del Secretario Salomón González Blanco calificó la suspensión del servicio telefónico como “Completamente injustificado y al margen de la ley”.(22)
La Coalición Sindical formada a iniciativa del Movimiento Restaurador, pidió en forma estruendosa la eliminación de Ayala Ramírez, pero apenas de haber colocado las banderas de huelga en las 22 centrales telefónicas del Distrito Federal, la policía intervino y el paro fue suspendido.
En efecto, “ese mismo día y después de cuatro horas y media de huelga, esquiroles apoyados por policías y granaderos restablecieron el servicio telefónico en el Distrito Federal obedeciendo la resolución de la JFCA que había declarado ilegal el movimiento”.(23)
Rápidamente la CTM salió en defensa de Ayala Ramírez y su grupo, señalando que agitadores profesionales auspiciaba a un pequeño grupo de telefonistas que “con audacia inaudita e irresponsabilidad manifiesta… trató de suspender las actividades de la Empresa Teléfonos de México”, (24) informando también que el paro había fracasado, pues solo había durado unas cuantas horas y la mayoría de los telefonistas habían evitado la provocación de los agitadores.
Este tipo de actos, no eran aislados, acusó la CTM, “tiene conexiones con otros movimientos similares que se han realizado y que están preparados por los mismos individuos que promovieron éste”. Además, condenó estos actos por “subversivos, contrarrevolucionarios y antisindicales”, pues eran ajenos a los verdaderos trabajadores y entorpecían a los sindicatos legalmente constituidos.(25)
En un documento por la CONCANACO, la COPARMEX y la CONCAMIN, señalaban que para llevar adelante el desarrollo económico del país, era necesario tener paz social, es decir, coordinar el capital con el trabajo, por lo que acusaron a los pilotos aviadores y a los telefonistas de actuar fuera de la ley, ya que unidos a los ferrocarrileros “constituían una seria amenaza para el sistema general de comunicaciones, con los consiguientes perjuicios para la vida económica de México”.(26)
El servicio se reanudó a las 16.10 horas, pero solo 60 operadoras regresaron a sus labores. Ayala Ramírez convocó de inmediato a una Asamblea General Extraordinaria, dicha asamblea resolvió no secundar el paro y regresar al trabajo, poniendo de manifiesto que éste era ilegal por lo que “acordó obrar serenamente y no ejercitar represalias contra los trabajadores arrastrados al ilegal movimiento”.(27)
El Movimiento Restaurador por su parte, señalaba que la finalidad principal del movimiento era la de restablecer la democracia dentro del sindicato, para de esta manera hacer triunfar la voluntad de los trabajadores, pero sin apartarse de la ley. Las principales demandas del Movimiento Restaurador eran: Nulidad de la aplicación de la cláusula de exclusión a los telefonistas expulsados; reconocimiento del nuevo Comité Ejecutivo; entrega inmediata e inventariada del local sindical y aumento del 25% en los salarios.(28)
Ante los continuos ataques por parte de las autoridades, de las agrupaciones patronales, de la CTM y de Ayala Ramírez, el Movimiento Restaurador negaba que intentaran crear problemas al gobierno, en cuanto a los ataques de Ayala Ramírez, señalaban que éste trataba de desvirtuar los cargos que el Movimiento le imputaba, es decir, malversación de fondos, contubernio con la empresa, métodos gansteriles y muerte de la democracia sindical.
Para detener el descontento de los telefonistas rebeldes, el Presidente de la República Adolfo López Mateos prometió que se realizaría un referéndum para determinar que grupo tenía la mayoría, por lo que los telefonistas inconformes, acordaron reanudar sus labores. En forma unánime decidieron levantar el paro y regresar al trabajo.
Ayala Ramírez continuaba insistiendo en que los telefonistas habían sido sorprendidos y encontrándose desorientados, habían sido presa fácil de los agitadores. Informó que “Fueron los trabajadores de confianza de Teléfonos de México, los que obligaron a salir a los trabajadores sindicalizados, di9ciendoles que optaban por ese medio, para evitar choques entre los grupos en pugna”.(29)
A pesar de que el CEN había señalado que no tomaría represalias contra quienes habían secundado el paro, advirtió a los telefonistas que si persistían en su actitud de reto al Comité Ejecutivo, éste comenzaría a aplicar la cláusula de exclusión, pues solo de esa manera era posible continuar “luchando por el bienestar de los miembros del STRM, quienes pueden estar seguros que se vigilará en todo momento que se respeten sus derechos”.(30)
El mes de febrero fue testigo de nuevas movilizaciones, los ferrocarrileros solicitaron aumentos en sus salarios y la reestructuración de los Ferrocarriles Nacionales. Los electricistas del SME acusaban a Jesús Yurén, pues éste se oponía a que los electricistas participaran en la formación del Congreso Permanente de Trabajadores de México, señalándolo también, como culpable de que no se hubiera otorgado el 25% de aumento solicitado por la CTM. Los tranviarios destituyeron a varios de sus dirigentes, por haber firmado a espaldas de los trabajadores el contrato colectivo. Al mismo tiempo, los telegrafistas iniciaron una campaña contra los sindicatos de la Secretaria de Comunicaciones y Obras Públicas pues “consideraban… que el único medio para lograr la unidad de los trabajadores era eliminar a los miembros del Comité Ejecutivo”.(31)
Petroleros y Mineros acusaban los mismos síntomas y la oposición al Comité Ejecutivo del sindicato de telefonistas iba en aumento. El LX Consejo Nacional de la CTM al analizar la situación que prevalecía en el STRM, concluyó que el grupo opositor estaba auspiciado por la empresa, además, de que utilizaba el trillado argumento de acusar a los dirigentes del Movimiento Restaurador de ser comunistas.
Por esta razón, la asamblea cetemista acordó que todas las agrupaciones afiliadas a la CTM, proporcionaran el apoyo y la ayuda necesaria a la dirección del STRM, así como orientar a los telefonistas en todas las secciones del país “a fin de que no sean sorprendidos por la nefasta propaganda contra Ayala Ramírez”. (32)
La CTM propuso también que se convocara a una Convención Nacional Extraordinaria, para que ésta estudiara el problema que enfrentaban los telefonistas y “se conozca la posición que la mayoría de los trabajadores telefonistas guardan, respecto a su propia representación, como una medida tendiente a desbaratar la campaña que se viene desarrollando en contra del Comité”.(33)
La presión que ejercía la CTM y el “olvido” por parte de las autoridades de la realización del prometido recuento, produjo nuevos paros de protesta. En efecto, el 10 de marzo se llevó a cabo un paro de 10 horas con el apoyo de las 76 secciones del sindicato. El paro era para impedir que la empresa hiciera entrega de las cuotas sindicales al Comité Ejecutivo del STRM, se reinstalara a los 16 telefonistas despedidos y se hiciera el recuento.(34)
Mientras tanto, Ayala Ramírez haciendo eco a la propuesta de la CTM, anunció la realización de la Convención Nacional Extraordinaria, en donde él presentaría su renuncia, para que la Convención sin presiones, estudiara y resolviera libremente el problema por el que atravesaba el STRM.(35)
Por otra parte, la Procuraduría General de la República ante los acontecimientos, se aprestó a marcar los límites de tolerancia del nuevo gobierno, declarando que todo movimiento que rebasara el margen de la ley y pretendiera colocarse por encima del “orden y la paz social” sería reprimido.(36)
La Procuraduría pasó de las palabras a los hechos. Los acontecimientos de los siguientes días demostrarían que con los telefonistas se ponía en práctica lo que más adelante sería la norma de la política laboral del nuevo gobierno: El uso de mecanismos legales para justificar la represión de los movimientos sindicales democratizadores.
En efecto, como consecuencia de la realización del paro por parte de los telefonistas, once trabajadores fueron consignados por ataques a las vías generales de comunicación, los telefonistas detenidos eran los principales dirigentes del Movimiento Restaurador.(37) Días más tarde, la misma táctica sería utilizada contra los dirigentes ferrocarrileros.
Para protestar por la detención de los dirigentes del Movimiento Restaurador, el 12 de marzo se realizó otro paro de labores con duración de dos horas. Esta acción obligó a Ayala Ramírez a solicitar a las autoridades del trabajo se reanudaran las pláticas para resolver el conflicto que se había planteado con motivo de las violaciones al Contrato Colectivo, “para de esta manera resolver el intergremial”.(38)
A la realización de la Convención Extraordinaria se opuso el Movimiento Restaurador, pues en su opinión era una maniobra de Ayala Ramírez, ya que él argumentaba que su renuncia en ésta era la correcta, porque “no esta dispuesto a violar los estatutos de la organización”. (39) El Movimiento Restaurador estaba consiente de la Convención no aceptaría la renuncia del Secretario General, pues ésta estaría integrada en su mayoría por delegados simpatizantes de Ayala Ramírez. Además, éste había promovido la reforma estatutaria en mayo de 1958, en donde los estatutos dejaron establecido que las Convenciones eran “la máxima representación de los intereses generales de la organización, pudiendo conocer y resolver los diferentes asuntos de la misma, cualquiera que sea su naturaleza y, sus FALLOS SERÁN INAPELABLES”. (40) Por esta razón, al no ser aceptada su renuncia, el Movimiento Restaurador quedaría sin oportunidad de derrocar a Ayala Ramírez.
Los dirigentes del Movimiento Restaurador haciendo uso de los instrumentos legales, señalaban que de acuerdo con los estatutos era procedente la destitución de Ayala Ramírez, pues con fundamento en el artículo 140, que trataba sobre la destitución de los funcionarios sindicales, se establecía que “Son causas de destitución de los funcionarios sindicales, las siguientes: a) por impropia gestión administrativa; b) por celebrar pactos o convenios con la empresa, empresas o agrupaciones, contra la voluntad del sindicato”,(41) pues señalaban que no se les había tomado en cuenta para afiliar al sindicato a la CTM.(42)
En el informe que presentó el Secretario del Trabajo, Salomón González Blanco al presidente de la República, respecto a los problemas planteados por los ferrocarrileros y los telefonistas, indicó que había propuesto al Movimiento Restaurador, la realización de una Convención en la que se designaría al nuevo Comité Ejecutivo del sindicato, ofreciéndoles que la Convención “se realizaría en tal forma que se respetará la voluntad de la mayoría de los trabajadores. Esto es, que no se dejaría la menor duda respecto a la voluntad de la mayoría de los trabajadores”.(43) La propuesta del Secretario del Trabajo tenía como objetivo “garantizar las normas existentes…, y que se efectuara un verdadero acto democratizador”.(44) Sin embargo, señaló que no había recibido ninguna propuesta, por lo que solicitó a los interesados hacerla llegar lo más pronto posible, para resolver el problema.
Los telefonistas por su parte, dando muestras de solidaridad, acordaron otorgar un día de salario como ayuda para los telefonistas despedidos.
Unidad y Superación sindical”, apoyada por 750 telefonistas y a la que se le denominó “Planilla Roja y Verde”, que quedaría integrada de la siguiente manera:
Secretario General: Miguel Villa Zaragoza.
Secretario del Interior: Leonardo Rodríguez Navarro.
Secretario de Trabajo: Guillermo Zamudio Navarrete
Secretario de Conflictos: Ricardo León García.
Secretario de Ajustes y Nivelaciones: Daniel Cabrera Negrete.
Secretario Tesorero Apolinar Basilio Marbán.
Secretario de Organización: Salustio Salgado Guzmán
Secretario de Previsión Social: Alfredo Rivera Ulloa.
Secretario de Deportes Armando Aceves Mújica.
Secretario De Relaciones y Actas: Ethel Gómez Alvarado.
Por el Comité Nacional de Vigilancia.
Presidente: Fernando Raúl Murrieta.
Primer Secretario: Jesús Souza Flores.
Segundo Secretario: Rafael de Ita Castillo.
Por su parte, el Movimiento Restaurador de la Democracia Sindical, apoyó a la “Planilla Verde”, color propuesto por las operadoras de tráfico, y que presentaría como candidatos a los siguientes telefonistas:
Secretario General: Agustín Avecia Escobedo.
Secretario del Interior: José Morgado Lares .
Secretario de Trabajo: Luis Delgado Esteva.
Secretario de Conflictos: Juan Flores Villalobos.
Secretario de Ajustes y Nivelaciones: Sara Flores Arechiga.
Secretario Tesorero; Jesús Donjuán Pineda.
Secretario de Organización: Saúl islas Guerrero.
Secretario de Previsión Social: Ranulfo Osorio Canto.
Secretario de Deportes: Bernabé Ortiz Velázquez.
Secretario de Relaciones y Actas: Carlos Portugués Flores.
Por el Comité Nacional de Vigilancia.
Presidente: Jorge Peña Ramos.
Primer Secretario: Issac Jiménez Morales.
Segundo Secretario: Ernesto Galindo Melo.
Se aseguraba que el triunfo correspondería a la planilla “Unidad y Superación Sindical”, pues según se afirmaba, el Movimiento Restaurador había cometido dos errores; el primero, era que los elementos postulados eran completamente desconocidos en el gremio; y el segundo, que las ambiciones por el poder había dividido al grupo encabezado por García Cendejas.(50)
Por su parte, el Movimiento Restaurador señalaba que la planilla “Roja y Verde” no representaba ninguna alternativa, pues eran viejos telefonistas que no se habían destacado precisamente por defender los derechos de los trabajadores. Además, algunos de los jóvenes destacaban por su actitud entreguista hacía la empresa como era el caso de Salustio Salgado.
En cuanto a la división del grupo encabezado por el grupo de García Cendejas los resultados no se verían de inmediato, sino hasta 1962.
El resultado de las elecciones se dio a conocer hasta el 27 de mayo, correspondiendo el triunfo a la planilla que apoyaba el Movimiento Restaurador con un total de 3716 votos. La planilla “Roja y Verde” obtuvo un total de 1996 votos. Al mismo tiempo que eran dadas a conocer los resultados, el Comité dirigido por Ayala Ramírez acordó una vez más, otorgar otra prorroga a la empresa por 30 días más, al estado de pre-huelga por aumento de salarios y violaciones al Contrato Colectivo de Trabajo, el nuevo plazo se alargaría hasta el 2 de julio. (51)
El nuevo Comité Ejecutivo tomó posesión el 5 de junio, ese mismo día surgió el grupo denominado “Unidad”, que totalmente contrario a su nombre, sólo sirvió para dividir al sindicato. No obstante esto, el Movimiento Restaurador llevó a cabo los puntos fundamentales de su programa, es decir, democratización de los estatutos, mejoramiento del Contrato Colectivo e independencia del sindicato respecto de la CTM. Además, decidieron retirar el emplazamiento en contra de Teléfonos de México por considerarlo demagógico.(52) Al mismo tiempo, el 8 de junio el nuevo Comité levantó las sanciones a los 16 telefonistas expulsados por Jorge Ayala Ramírez, comisionando a Pedro García Cendejas para la organización de la VII Convención.
En efecto, reunidos en la VII Convención Nacional, los telefonistas examinaron en términos generales, los años de dictadura sindical “poniendo de manifiesto una vez más el hecho de que falsos dirigentes se mantuvieron sordos a las necesidades colectivas y sólo supieron usufructuar puestos de representación para provecho propio”. (53)
Actitud que había permitido que el sindicato dejara de ser un instrumento al servicio de los trabajadores, convirtiéndose en un medio de opresión para impedir que la voluntad democrática de los trabajadores se manifestara en alguna forma para evitar el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo.
Señalaban también, que en el orden sindical, habían dejado de celebrarse asambleas y las que se celebraban eran utilizadas sistemáticamente en provecho de los dirigentes sindicales. Los puestos no eran entregados por la voluntad expresa de los telefonistas “sino por imposición derivada de encerronas y compadrazgos”, reprimiendo a los inconformes con la aplicación de la cláusula de exclusión “que había dejado de ser un arma de los trabajadores para convertirse en un instrumento de líderes traidores”. (54)
A propuesta de la sección 3 de Puebla, la Convención decidió separar al sindicato de la CTM. Además se realizó la reforma de los estatutos, principalmente en lo que se refería a las elecciones y al tiempo en funciones de los integrantes de los Comités Ejecutivo Nacional y Nacional de Vigilancia. Los nuevos Estatutos establecieron que “Toda elección deberá llevarse a cabo en forma democrática…, por medio del voto personal, directo y secreto, de cada uno de los miembros activos permanentes del sindicato”. (55) Además, de que ningún integrante del CEN y del CNV podría ser reelecto para otro periodo.
Otro de los artículos modificado fue el 50, que había sido aprobado por la II Convención Nacional Extraordinaria celebrada en marzo de 1958 y que señalaba “… la duración en funciones delos Comités Ejecutivo Nacional y Nacional de Vigilancia será de 6 años…”. (56) la reforma aprobada por la VII Convención estipuló que sería de 2 años.
La Convención también acordó, que los telefonistas jubilados no pagaran cuota sindical y, que los integrantes de los Comités Ejecutivo y de Vigilancia no recibieran ninguna compensación económica por cumplir con sus funciones.
La Convención acordó ratificar en sus puestos a todos los telefonistas que habían integrado la planilla “Verde”, cuyas funciones terminarían hasta 1962.
En relación con el rompimiento con la CTM, los telefonistas que este hecho no significaba aislarse de las luchas de los demás trabajadores, especialmente en lo que se refería a la lucha por la democracia sindical y por la reestructuración del movimiento obrero en general, por tal razón, propusieron unificarse con organizaciones que se caracterizaran por su posición democrática, puesto que “en la unidad de la clase trabajadora está la mejor base de la lucha en contra de la ignorancia y la miseria de nuestro pueblo”. (57)
El sindicato de telefonistas manifestó al gobierno de la República, estar identificado con la política de López Mateos, en el sentido de conjugar el progreso del país con la justicia social, por lo que los telefonistas “brindamos nuestro apoyo al gobierno de la República sin que nada le cueste, ni en dinero, ni en favores, sólo demandamos el respeto a los derechos de la clase trabajadora consagrados en la Constitución”. (58)
Con la consignación de Ayala Ramírez y sus cómplices por los “robos y trinquetes” cometidos en perjuicio del Sindicato de Telefonistas, concluía la lucha iniciada en mayo de 1958, en donde la decisión y la tenacidad de un pequeño grupo de trabajadores, hizo posible que la voluntad mayoritaria fuera impuesta, a favor de la democracia y que quedaría grabada en la memoria de los telefonistas, quienes no obstante el triunfo alcanzado, apenas iniciaban el largo camino, no sin obstáculos, de la democracia dentro de su organización sindical.

NOTAS:
1.- Excélsior, 16 de marzo de 1958
2.- Excélsior, 18 de marzo de 1958
3.- Excélsior, 19 de marzo de 1958
4.- Excélsior, 22 de marzo de 1958
5.- Ibid.
6.- Op. Cit.
7.- Estatutos, STRM, 1950
8.- Estatutos, STRM, mayo 1958
9.- Ibid. P. 89
10.- Ibarra, José.
“Los telefonistas y sus luchas: Apuntes para la historia del STRM”.
Solidaridad, núms. 36, 40 y 45 de 1970
11.-El Universal, 2 de agosto de 1958
12.- “Unidad”.
Órgano oficial del STRM.
Núm. 15, época VI, 10 de nov. De 1958.
13.- Excélsior, 16 de diciembre de 1958
14.- Ibid.
15.- Reyna, José Luis y Pellicer de Brody, Ollga.
“Historia de la Revolución Mexicana: el afianzamiento de la estabilidad política”.
El Colegio de México, tomo 22, 1978, p. 196.
16.- “Unidad” op.cit.
17.- Guadarrama , Rocío.
“Crisis y reestructuración capitalista, crónica de una derrota obrera”.
Estudios Políticos, nueva época, vol. 2, Julio-Sept. , 1983, núm. 3
18.- El Universal, 24 de enero de 1959
19.- El Universal, 27 de enero de 1958
20.- Ibid.
21.- Ibid.
22.- El Universal, 28 de enero de 1958
23.- Guadarrama, Rocío. Op.cit.
24.- El Universal, op. Cit.
25.- Op. Cit.
26.- Alcazar, Marco Antonio.
Las agrupaciones patronales en México.
El Colegio de México, 1977, p. 74.
27.- El Universal, op. Cit.
28.- Ibid.
29.- Ibid.
30.- El Universal, 30 de enero de 1959
31.- Reyna, José. Op. cit. P. 202
32.- El Popular, 6 de marzo de 1959
33.- Ibid.
34.- El Popular, 6 de marzo de 1959
35.-Ibid.
36.- El Nacional, 12 de marzo de 1959
37, El Popular. Op. cit.
38.- El Popular, 13 de marzo de 1959
39.- Ibid.
40.- Estatutos, STRM, 1958
41.- Ibid.
42.- Ibid.
43.- El Popular, 14 de marzo de 1959
44.- Ibid.
45.- Ibid.-
46.- Excélsior, 10 de abril de 1959
47.- Excélsior, 4 de abril de 1959
48.- El Popular, 4 de abril de 1959
49.- Excélsior, op. cit.
50.- El Popular, 20 de abril de 1959
51.- El Popular, 28 de mayo de 1959
52.- El Popular, 29 de marzo de 1959
53.- “El Restaurador”.
Órgano oficial del STRM
Núm. 1, época I, sept. 1959
54.- Op. cit.
55.- Estatutos, STRM, agosto de 1959
56.- Estatutos, STRM, mayo de 1958
57.- “El Restaurador”, op. cit.
58. Op. cit.