Los telefonistas, al recuperar en 1959 el control de su sindicato, de inmediato rompieron con la CTM, pues esta central obrera había ejercido fuerte influencia sobre el Sindicato de Telefonistas, por lo que su separación tuvo una gran significación política, ya que la ruptura con la CTM dejó a ésta debilitada política y organizativamente, además, la salida del STRM significó la ausencia de uno de sus principales miembros y un duro golpe a los dirigentes “tradicionales”.
Así, con el triunfo del Movimiento Restaurador de la Democracia Sindical, la nueva dirección del STRM se propuso consolidar a su organización como verdadera representante de los intereses de los trabajadores, por lo que la primera tarea que se propusieron los nuevos líderes de los telefonistas, fue exigir a la empresa Teléfonos de México que el Contrato Colectivo fuese respetado.
En efecto, como consecuencia de la postura asumida por los nuevos dirigentes, los conflictos con la empresa se multiplicaron, provocando con ello que los telefonistas en defensa de su contrato colectivo realizaran huelgas en 1960, y por violaciones al propio contrato en 1961.
El 6 de marzo de 1961, el Comité Ejecutivo del STRM encabezado por Agustín Avecia Escobedo emplazó a huelga a Teléfonos de México por violaciones al Contrato Colectivo de Trabajo. Al m ismo tiempo, el líder sindical señaló ante el Secretario del Trabajo que “los trabajadores telefonistas están en la mejor disposición de entablar… negociaciones con la empresa con el propósito de evitar perjuicios a los usuarios” (1), en el caso de que la huelga llegara a estallar. De la misma forma se manifestaron las agrupaciones afiliadas a la recién formada Central Nacional de Trabajadores (CNT), organización de la cual los telefonistas “se sienten fundadores”, (2) pues aún no se hacía oficial su afiliación a la nueva central, ya que un sector del STRM, especialmente los delegados de la sección matriz simpatizantes del depuesto Ayala Ramírez, se opuso al ingreso de los telefonistas a la nueva organización. Sin embargo, la CNT calculó que cerca de 10 mil trabajadores apoyarían a los telefonistas.
El inicio de la huelga se fijó para el 22 de marzo a las 12 horas, Avecia Escobedo solicitó a las autoridades del Trabajo citara a los representantes de la empresa para que de inmediato se iniciaran las pláticas conciliatorias y que estas se dieran en forma ininterrumpida. En respuesta la solicitud del Secretario General del STRM, las autoridades laborales citaron para el 13 de marzo a las 11 horas a los representantes de la empresa y de los telefonistas.
Sin embargo, las partes en conflicto no llegaron a ningún acuerdo. La empresa por su parte, en un intento por conjurar la huelga señaló que el emplazamiento presentado el 6 de marzo era ilegal, ya que según el Lic. Jorge Hernández Luque, representante de Teléfonos de México, el sindicato no había presentado el acta de la asamblea en que los trabajadores habían aprobado el emplazamiento. Además, la empresa negaba la mayor parte de las violaciones, por lo que demandó al sindicato que probaran las imputaciones que se le hacían.
Los telefonistas, a través de su representante jurídico Manuel Villafuerte Mijangos, expuso que el documento sí había sido entregado junto con el emplazamiento. La representación del sindicato explicó que sí el documento no estaba “quizá se deba a alguna falla de las personas encargadas de documentar el expediente”.(3) Al mismo tiempo, el sindicato ratificó en todas sus partes el contenido del emplazamiento de huelga, por violaciones al contrato colectivo, por lo que la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje se vio obligada a citar nuevamente tanto a la empresa como al sindicato para el 20 de marzo a las 11 horas.
Durante la audiencia del día 20, los representantes tanto de la empresa como del sindicato no pudieron llegar a ningún acuerdo, por lo que ambas partes se avocaron únicamente a designar al personal que vigilaría las instalaciones de la empresa. Ante la pretensión de Teléfonos de México de colocar personal de confianza en los servicios de emergencia, fue motivo de protesta por parte del sindicato, por lo que la JFCyA aceptó que el personal de confianza no formaría parte del personal de emergencia, quedando estos servicios en manos del personal sindicalizado.
Sin embargo, se hacían esfuerzos para evitar la huelga, ya que las pláticas no se habían interrumpido durante toda la noche, por lo que en opinión del Secretario del Trabajo “tanto los representantes de la empresa y de los telefonistas, han manifestado comprensión y entendimiento. Sólo tienen que ponerse de cuerdo en 6 de la 52 cláusulas violadas”, (4) por lo que manifestó su confianza en pronto arreglo.
Las 6 cláusulas que eran consideradas por el sindicato como fundamentales eran: 1ª. Que se refería al personal de confianza y que el sindicato señalaba que la empresa había excedido más allá del porcentaje convenido (10%); 9ª que trata sobre la contratación con “terceros” por parte de la empresa para “diferentes clases de trabajos especiales”; 13ª que señalaba las labores que deberían desempeñar los trabajadores, de acuerdo con el cargo o categoría que tuvieran; 23ª Sobre despidos sin la previa investigación por parte de la empresa; 116ª sobre salarios tabulados que no fueron pagados por la empresa a los trabajadores y 120ª sobre previsión social.
La cláusula 9ª que ya había sido motivo de huelga en 1960, era considera por las autoridades laborales como la más difícil en la que se pudiera llegar a un acuerdo. Por lo que los representantes sindicales indicaron que “si la empresa no accede a las justas peticiones de la cláusula novena, no habrá arreglo y la huelga estallará indefectiblemente en todo el país”. (5)
Manuel Tapia Gómez, Secretario del Exterior del Sindicato Mexicano de Electricistas, indicó que los trabajadores telefonistas, tendrían el apoyo de su organización, por lo que en caso de que el gobierno decretara la requisa, los telefonistas no regresarían a su trabajo.
El 20 marzo, se instaló la Asamblea Nacional Permanente del STRM, con la asistencia de los 77 delegados de las secciones foráneas y los delegados departamentales de la sección matriz en el auditorio del SME, en la cual fueron informados del estado en que se encontraban las pláticas con Teléfonos de México, además de advertir a los delegados de que no cometieran actos de violencia de los que pudieran ser acusados los trabajadores.
El dirigente de los telefonistas Agustín Avecia, informó que como un esfuerzo para detener el movimiento, el sindicato había acordado denunciar solamente la violación de 34 cláusulas en lugar de las 52. Sin embargo, en su opinión solo había posibilidades de llegar a un acuerdo en 13.
Los telefonistas, indicó Avecia Escobedo, pedían llegar atener arreglos con la empresa en los aspectos que tuvieran repercusiones económicas “pero el gremio no esta dispuesto a transigir de ninguna manera, a que la empresa continúe con violaciones al contrato”. (6)
Al mismo tiempo, los electricistas del SME que también se instalaron en Asamblea Permanente, acordaron que en caso de que la huelga estallara, realizarían un mitin frente a la Secretaría del Trabajo para manifestar su apoyo a los telefonistas y denunciar “la rebeldía de la empresa Teléfonos de México por el grave daño que ocasionará a miles de usuarios”.(7)
Por su parte, las autoridades del Trabajo, convertidas en voceros de Teléfonos de México, en un intento por conjurar la huelga, hicieron nuevas propuestas al sindicato, sin indicar los términos de éstas, ya que primero tenían que ser conocidas por la Asamblea permanente, por lo que en caso de ser aprobadas, se abriría el camino para la solución del conflicto, quedando para lo último el estudio del proyecto del convenio para el Departamento de Cables, asunto que ya había provocado el despido de 12 telefonistas. A su vez, el Subdirector de Teléfonos de México José Joaquín César, opinó que con las propuestas hechas al sindicato había posibilidades de arreglo, ya que “la empresa esta dispuesta a llegar hasta lo último para evitar la huelga, en forma amistosa”.
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A pesar de que la empresa y el sindicato negociaron durante tres días y dos noches consecutivas, la huelga se inició en medio de gran confusión, ya que a las 12.37 horas del 22 de marzo, empresa y sindicato acordaron una prorroga de cuatro horas, por lo que por falta de comunicación, a las 12 horas la huelga estalló en el interior del país y a las 16 horas en el Distrito Federal.
La huelga involucró a 6700 telefonistas y quedaron sin servicio 600 000 aparatos, quedando también suspendidos los servicios de larga distancia nacional e internacional. El estallamiento de la huelga fue provocado según el sindicato por la negativa de la empresa de reinstalar a los 12 telefonistas despedidos del departamento de Cables, así como no aceptar el límite del personal de confianza que Teléfonos de México mantenía y que era superior al establecido en el Contrato Colectivo.
Las autoridades del Trabajo, por su parte, señalaron que la prorroga de cuatro horas se debió a que era el tiempo necesario para que el convenio fuera redactado.
Sin embargo, la redacción del documento terminó a las 14 horas, Agustín Avecia llevó el convenio a discusión de la Asamblea, quién consideró que la propuesta de Teléfonos de México era parcial, ya que no daba solución a la reinstalación de los despedidos, ni al límite del personal de confianza, por lo que acordó declararse en huelga.
El secretario general del sindicato, haciendo un último esfuerzo por conjurar la huelga, informó que a las 15.30 horas había tratado de encontrar a los representantes de la empresa para que modificaran los dos puntos en los que había divergencia pero que “los funcionarios de la compañía habían salido a comer y que por eso no se pudo arreglar nada”. (9)
Finalmente, a las 16 horas del 22 de marzo la huelga estalló en el Distrito Federal, cuatro horas antes se había hecho lo mismo en el interior del país. De inmediato miles de trabajadores afiliados a la CNT, otorgaron su apoyo a favor de los telefonistas por el tiempo que durara la huelga.
Luis Aguilar Palomino, secretario general del SME y presidente de la CNT señaló que apoyarían decididamente a los telefonistas en huelga, pues en su opinión era un movimiento justo, al mismo tiempo que lanzó serias acusaciones contra Teléfonos de México “por violar los derechos de los obreros”. (10)
Avecia por su parte, señaló que la lucha continuaría hasta obtener una solución integral a los problemas que habían planteado a la empresa telefónica, por lo que exhortó a todos los telefonistas a “luchar con bríos hasta la resolución (sic) del conflicto”. (11)
Iniciada la huelga, de inmediato la prensa se lanzó contra los telefonistas, acusándolos de provocar grandes daños y pérdidas por la falta del servicio telefónico, pues señalaban que esto había provocado “pérdidas de vidas, accidentes que no fueron atendidos con la prontitud requerida y daños a la propiedad calculados en varios cientos de miles de pesos”. (12)
El Excélsior por su parte, en su editorial señaló que la huelga de los telefonistas se había realizado contra el interés de la Nación y contra el deseo de la mayoría de los mexicanos, ya que con la huelga se antepuso “al bien de la comunidad”, por lo que “la misión misma del poder público hubieran de ceder ante el interés particular de una minoría de trabajadores o, acaso más exactamente, ante el capricho de unos cuantos líderes sindicales”. (13)
De inmediato las autoridades laborales solicitaron nuevamente la presencia de los representantes de la empresa y del sindicato para solucionar el conflicto. La empresa señaló que no podía hacer nuevas propuestas, ya que la solicitud por parte del sindicato de reinstalar a los 12 trabajadores no estaba contemplada en la denuncia de las violaciones.
Sin embargo, las autoridades del Trabajo hicieron que la actitud de la empresa telefónica cambiara, lo que la obligó a presentar nuevas propuestas. Estas fueron puestas a consideración de la Asamblea Permanente quién por votación nominal, acordó por mayoría a las 12.03 horas aprobar íntegramente el convenio y con ello terminar con la huelga
Así, después de nueve horas, tiempo que duró la huelga de los telefonistas, empresa y sindicato llegaron al siguiente acuerdo: “1) Determinadas obras deberán ser ejecutadas por empleados sindicalizados. 2) Los empleados de confianza no ejecutarán trabajos que correspondan al personal sindicalizado. 3) Las obras de ampliación y mantenimiento serán ejecutadas por personal sindicalizado. 4) La empresa no tratará con trabajadores sindicalizados asuntos derivados de las relaciones de trabajo. 5) Se otorgan categorías de Técnicos a determinados operadores de Centrales Automáticas Foráneas. 6) El Departamento de Conmutadores continuara teniendo a su cargo la reparación de aparatos. 7) Los trabajos de construcción y mantenimiento de cables son iguales. 8) Según opinión del Secretario de Comunicaciones Walter C. Buchanan, no hay exceso de personal de confianza. Reinstalación de 12 trabajadores despedidos del departamento de Cables y cuyos nombres son los siguientes: Enrique Iraola Barroso. Agustín U. Reyna, Bartolo Gómez, Marciano Chávez, Juan Macedo, Damaciano Valverde, Cibriano Villacada, Jaime Martínez, Raúl Corona, Tomás Rioja y Vicente Vega Díaz”.
El conflicto concluyó con mutuos elogios. Pues el Secretario de Trabajo Salomón González Blanco, señaló “nos es grato informar a la opinión pública que, como consecuencia de las prolongadas pláticas, se ha logrado llegar al convenio… con gran satisfacción”. (14)
Por su parte, los representantes de la empresa José Joaquín César y Gunnar Beckman elogiaron “el esfuerzo, el empeño y la tenacidad” puestos por los funcionarios de la Secretaría del Trabajo para solucionar el conflicto.
Agustín Avecia secretario general del sindicato de telefonistas señaló que “con la firma del convenio, los esfuerzos que se habían venido realizando para llegar a un entendimiento habían fructificado” y que los telefonistas “estaban consientes de que la huelga había afectado al público, pero que sin duda éste comprendería que luchaban por una causa justa, como era el respeto al contrato de trabajo”. (15)
El trabajo se reanudó cerca de la una de la madrugada del 23 de marzo. A través de brigadas los trabajadores pusieron en funcionamiento las 15 centrales automáticas del D.F. incluidas las de Victoria y Madrid, dos horas más tarde el servicio se reanudó en el interior del país.
NOTAS.
1.- Excélsior, 7 de marzo de 1961.
2.- El Popular, 6 de febrero de 1961.
3.- Excélsior, 14 de marzo de 1961.
4.- Ibid.
5.- Ibid.
6.- Ibid. 21 de marzo de 1961.
7.- Ibid.
8.- La Prensa, 27 de marzo de 1961.
9.- Ibid. 23 de marzo de 1961.
10.- Ibid.
11.- Ibid.
12.- El Universal, 23 de marzo de 1961.
13.-Excélsior, 23 de marzo de 1961.
14.- Ibid.
15.- Ibid.