Reestructuración tecnológica y recomposición de clase en Teléfonos de México

Enrique de la Garza y Javier Melgoza.
En: Seminario, “Revolución Tecnológica y Empleo”. Memoria, México 1984, ST y PS.

La crisis actual debe analizarse como una crisis de productividad a la vez que como crisis del Estado Social. No solo es expresión de la caída de la tasa de ganancia, son también producto del agotamiento de las formas históricas que hasta hoy en día articulaban el trabajo y el capital de los procesos productivos, el taylorismo y el fordismo.
La alternativa para superar la crisis en la lógica capitalista, es la reestructuración productiva generalizada basada en la innovación tecnológica, que le permite al mismo tiempo la superación de los aspectos económicos de la crisis, y la reorganización del proceso de trabajo.
Uno de los puntales en el proceso de restructuración es la incorporación masiva de la microelectrónica a los procesos productivos, en forma particular de la computadora. El resultado de esta nueva tendencia es reducir al obrero a un papel de simple supervisor de los órganos automáticos del proceso productivo, permitiéndole al capital no sólo un aumento en los índices de productividad, sino también el acceso a formas más intensivas de explotación, cuyo éxito dependerá de la capacidad de resistencia del movimiento obrero frente a un desgaste prematuro de su fuerza de trabajo.
En México, uno de los sectores que a corto plazo será severamente golpeado por la nueva tecnología es el de los telefonistas, ya que Teléfonos de México inició desde 1979 la introducción del sistema de telefonía digital basado en equipos de conmutación.
La nueva tecnología digital se compone de equipo muy compacto permitiendo un ahorro del espacio físico para expansión futura, y una reducción del tiempo que implica la renovación técnica para la prestación de servicios. A esto se suman las condiciones ventajosas que negoció TELMEX en la compra de nueva tecnología, consiguiendo de sus proveedores, ERICSSON e ITT, compromisos relativos a la producción del equipo en el país, a la transferencia del software a TELMEX, y al desarrollo de la investigación en México.
Así, como las ventajas económicas de la telefonía digital son evidentes, también lo son los efectos que tendrá sobre la base trabajadora.
El sistema digital afectará en formas particular a los trabajadores de mantenimiento y a las operadoras, ya que sus puestos de trabajo serán sometidos a un proceso de descalificación y automatización, permitiendo a las empresas un control más rígido sobre los tiempos y movimientos del trabajador y la eliminación de puestos de trabajo por efectos de la automatización.
Con la tecnología digital, es posible la detección de fallas y la elaboración de diagnósticos de reparación en el sistema telefónico por computadora, tareas que con el sistema electromecánico dependían del obrero calificado y virtuoso. Este mismo trabajador tenía que realizar un trabajo muy laborioso cuando de reparaciones se trataba; ahora con la nueva tecnología, se posibilita la construcción de centrales telefónicas a partir de módulos de circuitos integrados, por lo que una vez detectada la falta por la computadora, el obrero realiza sólo la sustitución de un módulo por otro.
En el caso de las operadoras, puesto de trabajo calve en el sistema de larga distancia, nacional e internacional, la digitalización provoca la automatización de sus funciones, en forma tal que su productividad aumenta en un margen del 200%, con la agravante que las tareas de supervisión realizadas por la computadora las acosa a toda hora y en todo momento, provocando la aparición frecuente de enfermedades de carácter nervioso.
La nueva tecnología digital al mismo tiempo de permitir una mayor eficiencia, es un ataque directo contra los dos grupos de trabajadores más combativos que en su lucha por sus derechos han asentado duros golpes a los intereses de la empresa.
Frente al sistema digital con su automatización y las facilidades que proporciona para la sustitución de los trabajadores, el paro loco y el tortuguismo pierden su efectividad. Así la huelga general encuentra mayores dificultades para ser eficiente con la nueva composición de clase en TELMEX.
El reto para el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana estriba en que ante un ataque frontal de la tecnología contra la base social que le dio vida, deberá aprestarse a luchar por incidir en las modificaciones del proceso de trabajo, ya que de no lograrlo las consecuencias serán fatales para el trabajador de teléfonos.