Surgimiento del sindicalismo electricista (1914-1917)

Surgimiento del sindicalismo electricista (1914-1917).
Sánchez Sánchez, Víctor Manuel.
Acta Sociológica núm. 6.
Edit. UNAM.
Primera Edición: 1978.
Capitulo V.

LA ACCIÓN, 1915-1916.

“El obrero que se declara en huelga con el preconcebido objeto de obtener no sólo aumento en su salario, sino de restar fuerza moral al pretendido derecho del capital a obtener ganancias a costa del trabajo humano… obra conscientemente, y la trascendencia de su acto será grande para la causa de la clase trabajadora”.
Ricardo Flores Magón.

A un mes exacto de la creación formal del sindicato, el 14 de enero de 1915, las fuerzas organizadas se pondrían a prueba. Presentaron tres “memoriales” (convenios) con un plazo de 24 horas, exigiéndoles a las tres compañías en las que prestaban sus servicios una solución: la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana, la Compañía de Luz y Fuerza del Centro y la Compañía de Teléfonos Ericsson. A las dos primeras se les presentan con cuatro días de diferencia (el 15 y 19 de enero, respectivamente); a la última, el día 23 o 24. En los memoriales se pedía básicamente, por una parte, el reconocimiento del sindicato, lo cual significaba que todo asunto a tratar con los empleados y obreros, en forma individual, se trasladaría a los representantes elegidos por ellos, es decir, los problemas que se presentaran entre patrón y asalariado se tratarían con el sindicato; y, por otra, un aumento general de salario.
La razón esencial de este último punto radicaba en la disminución de los salarios reales. Los precios de los artículos de primera necesidad continuaban en ascenso. En efecto, “en tratándose de comer, ha bajado en México, de un cincuenta por ciento el valor del dinero… Cotejemos los precios actuales con los de seis meses atrás…”

COSTOS DE LOS ALIMENTOS
Producto Precio
Antes Ahora
Carne de res o puerco (kilo) $0.60 $1.00
Leche (litro). 0.14 0.30
Huevos 0.04 0.12
Gallinas 0.87 2.00
Harina (arroba) 1.80 4.90
Papas (kilo) 0.10 0.25
Frijoles (kilo) 0.08 0.18
Arroz (kilo) 0.28 0.60
Manteca (kilo) 0.70 1.20
Sal (kilo) 0.06 0.25
Azúcar de pilón (kilo) 0.22 0.50
Café (quintal) 16.00 35.00
…Un jitomate, una cebolla, un plátano, de los que antiguamente solían darse de ñapa al marchante, valen ahora sus cinco centavos, como suena ¡y hasta en rebanadas se venden!…” 299
Entre las medidas adoptadas por el gobierno del Distrito Federal, para reducir la especulación de los comerciantes, ya se mencionó la intervención de la policía, establecida desde la época en que Carranza se encontraba en la capital. Ahora se agregaba la venta de combustible de uso doméstico en las comisarías. A pesar de estos intentos, los aumentos en los precios seguían presentándose lenta pero constantemente. Por un “microscópico panecillo, de los que valían antes a centavos el par, se paga ahora tres centavos”. En tan solo una semana los, precios aumentaban del 10 al 15%, como en el caso del azúcar que llegó a subir hasta $0.65 y el de piloncillo, cuyo kilo costaba “hace muy poco… dieciocho centavos, actualmente lo venden a cincuenta centavos el kilo…”300
Trataremos ahora las acciones de los electricistas, pero cada caso de manera particular, aclarando que algunas de ellas fueron simultaneas.

La huelga contra la Mexican Telephone and Telegraph Company (enero de 1915).

En la asamblea del 14 de enero de 1915 se sometieron a discusión los “Memoriales” que presentaban los trabajadores de la Mexican Telegraph and Telephone y los de la Mexican Light, resultando el de los telefonistas unánimemente aprobado con ciertas modificaciones que en nada afectaron el fondo de sus peticiones, el cual será presentado en perentorio plazo de 24 horas para ser contestado… [A su vez, se elige] una comisión que lo presentaría a la Gerencia de esa Cía., integrada por [varios]… compañeros bajo la presidencia del compañero Ochoa… [como secretario general] 301
…En el memorial de referencia se hicieron las peticiones siguientes: el reconocimiento del Sindicato de la Compañía Telefónica, aumento razonable de sueldo a los empleados de la Compañía, según la tarifa vigente de las agrupaciones, pensiones e indemnización para los obreros que sufran accidentes y, algunas reformas de carácter moral.302
Para el día 20 aparecen más claras las peticiones.
1ª Que se aumente en un tanto razonable el sueldo de los empleados de la compañía, porque a la fecha son muy mezquinos los que se pagan a los servidores telefónicos.
2ª Que el señor Gustavo Obregón, uno de los altos empleados de la empresa, sea separado de su puesto porque constantemente los operarios son objeto de malos tratamientos por parte del mencionado señor.
3ª Que los operarios trabajen solamente ocho horas y que cuando por excepción trabajen más, reciban una retribución extraordinaria por las horas que presten sus servicios.
4ª Que en los casos que un empleado u operario sindicalizado sufra una enfermedad, que se le pague su sueldo y que en el caso de que se inutilice en el desempeño de su labor, sea indemnizado con relación al sueldo que perciba, recibiendo una indemnización su familia si acaso llegase a morir.303
Una consideración acerca de esta información, en ella no se menciona como uno de los puntos principales el reconocimiento del sindicato, y éste, a la larga, fue el que mantuvo la huelga y las disidencias dentro del grupo de obreros y empleados de la Compañía Telegráfica y Telefónica Mexicana.
En la Casa del Obrero Mundial [se informaba]… que las peticiones presentadas [eran]… muy razonables, con el fin de la Compañía Telefónica Mexicana las aprobara a la mayor brevedad posible.304
El riesgo que se corría era grande, la ciudad estaba bajo ley marcial, 305 ya que las tropas carrancistas se encontraban cada vez más cerca del Distrito Federal. Un día después de que se había entregado el Memorial, esto es el 16 de enero, se propone
que si en plazo de dos horas no se satisfacen las justas demandas de sus compañeros de la Telef. Y Teleg. Mexicana se declarará en huelga, la que fue apoyada por numerosos compañeros entre los que se encontraba la adhesión de la Confederación de Tranvías. [Esta resolución fue tomada porque la contestación, que las telefonistas habían demandado a la Compañía, había indignado] a la Asamblea hasta acordar que esas compañeras no traten para nada con la referida Cía. Sin la intervención de este “Sindicato”, así mismo se lelló (sic) la circular que les fue repartida en la que se les pedía desligarse de esta agrupación.
La política patronal se hacía presente, empezaba con amenazas hacia las telefonistas que se lanzaban a la huelga y, además había decidido “reclutar gente para substituir a los huelguistas”; “ruidosas manifestaciones contra… [la compañía] fueron escuchadas”, al enterarse de lo que se proponía el gerentes.306
Otra de las medidas que se tomaron, además de haberle mandado el ultimátum al gerente, fue la
que en caso de fracaso todos los que de éste sindicato tengan teléfono de esa negociación los manden retirar… [además] que sean descolgados los audífonos de los teléfonos de referencia en caso de huelga, [todo lo cual es] aprobado.307
Los trastornos que la huelga provocaba requería de información al público, para evitar posibles contrariedades mayores; a la vez, la información servía para unificar y solidarizar criterios, como con los obreros electricistas y telefonistas como con los obreros en general del Distrito Federal. En efecto, el sindicato informa que las peticiones que hace,
a pesar de ser demasiado justas no fueron aceptadas por la Compañía, la que se negó rotundamente a tomarlas en consideración alegando que ella siempre se ha preocupado por el mejoramiento de sus empleados, los que, dando una muestra de cordura, no han tomado ninguna determinación violenta, en atención a las criticas circunstancias porque atraviesa la metrópoli.
Sabido es que los obreros y empleados de esta Compañía no son tan mal retribuidos en la actualidad, pues hay una señorita operadora que solamente gana setenta y cinco centavos [$22.50 mensuales] por nueve horas de arduo trabajo; en cuanto a los empleados, el de mayor sueldo, es decir, el único, relativamente alto, es el de sobrestante general de construcción, quien recibe solamente tres pesos cincuenta centavos diarios [$105.00 mensuales].
Se sabe que una de las providencias que la Compañía ha tomado, es la de aumentar cinco centavos diarios [80 centavos diarios, 24 pesos mensuales] a las empleadas [siempre que prometan no sindicarse] y mandar violentamente a un empleado a los Estados, a recluir gente para contrarrestar cualquier movimiento que los obreros pretendieran efectuar para obligar a la poderosa Compañía a acceder a sus demandas.
Se espera que los trabajadores telefonistas de los Estados tengan el buen sentido de no venir a hacer labor obstruccionista en contra de sus compañeros de la Capital, en vista de que las pretensiones de éstos son enteramente justas, pues al público entero le consta el encarecimiento de todos los artículos de primera necesidad.
El salario real se encontraba en continuo proceso descendente, y por ello era necesario para el obrero elevar el precio de su fuerza de trabajo. En efecto, cotejando precios y salarios tenemos la siguiente situación; suponiendo que un obrero y su familia intentasen alimentarse diariamente con una dieta más o menos balanceada que les permitiese una buena alimentación, considerando los precios de algunos productos que la permiten, tenemos:
Carne $1.00 (kilo)
Leche 0.60 (dos litros)
Huevos 0.06 (1/2 kilo)
Papa 0.12 (1/2 kilo)
Frijol 0.18 (kilo)
Arroz 0.30 (1/2 kilo)
Manteca 0.60 (172 kilo)
Azúcar 0.25 (1/2 kilo)
Café 0.38 (1/2 kilo)
Total $3.39 (308)
Gastos
Diarios: $3.39
Mensual $101.70
Salario mensual de una telefonista, incluyendo el aumento de cinco centavos: $24.00.
Diferencia mensual entre precios y salarios: $77.70.
Esto es considerando los aspectos mensuales, pero sin necesidad de eso, con sólo ver la diferencia de gastos diarios y la del salario obtenido con 9 horas de trabajo, muestra la situación crítica en la que se encontraban los obreros. Ello sin contar con el precio de otros alimentos básicos en la alimentación proletaria, como es el pan, o bien las tortillas, o el chile. Comparando el salario de una telefonista, es decir, los 75 centavos con los gastos diarios ($3.39), se observa la diferencia real (el salario real del salario nominal), que es de $24.64, lo cual evidencia las formas de vida a que se tenía sometido al proletariado.308
Abundando, ni siquiera el mejor sueldo alcanzaría a cubrir las mínimas necesidades del obrero; y sólo se está considerando el rubro alimentación, falta por observar los precios de vestido y vivienda. Resulta obvio afirmar que las condiciones materiales de existencia empujan al obrero a organizarse y a luchar contra tal sistema de vida; a su vez, ésta, su lucha, proyecta la fortaleza y espíritu combativo del proletariado que no se amedrenta y busca por él mismo la solución a sus necesidades; ante tal injusticia el sindicalismo emergía a la lucha. Por la actitud adoptada por el gerente de la compañía, el sindicato se lanzó a la huelga el 19 de enero por la mañana
no habiéndose presentado los empleados a sus labores, sino que a nombre de ellos se acercó al Ingeniero de la Compañía una Comisión que formuló sus peticiones en un oficio enviado por el Sindicato de Electricistas.
A las exigencias de los empleados sindicalizados, la Compañía ha contestado que no desea entenderse con el referido sindicato, por lo que no tendrá en cuenta lo que por su conducto se le pida, en el concepto de que tiene la mejor voluntad de favorecer a sus empleados siempre que ellos quieran entenderse directamente con la mencionada empresa.
…El mismo día de ayer la empresa de Teléfonos dirigió una segunda circular a sus empleados diciéndoles que con ellos trataría todo cuanto sea preciso en el concepto de que tiene la idea de mejorarles…309
La huelga resultó ser parcial y, en consecuencia, se prolongó. La empresa logró infundir miedo en algunas de las telefonistas y parte de los empleados, lo que permitió que siguieran funcionando los teléfonos; así, por lo pronto, las medidas anunciadas por el gerente lograron el efecto deseado, algunas de las telefonistas aceptaron el “aumento de cinco centavos”, para no perder el empleo, único sustento de ellas; así optan por los intereses particulares y no por los generales de los trabajadores de la empresa.
El sindicato aún se encontraba en formación, por lo tanto requería, a pesar de todo, que la lucha misma mostrara las perspectivas. Por lo pronto, la postura de la empresa provocaba cierta desconfianza entre los huelguistas, se empezaba a dudar sobre el triunfo que el Mexicano de Electricistas estaba seguro de obtener. Al día siguiente del comunicado, el sindicato convocaba “urgentemente a todos los miembros y a los electricistas en general… para tratar sobre el resultado de la comisión que presentó el memorial a la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana…”310 El requerimiento constante a sindicalizarse muestra la búsqueda necesaria de una cohesión básica para la lucha, evitando la dispersión de fuerzas y con ello la derrota. Esta necesidad, vista por el SME y por la Federación de Empleados y Obreros de Tranvías, tenía un límite. Consideración que los hechos mismos demostrarían los errores, por lo que daban un plazo definitivo de 4 días para sindicalizarse.
A la vez, publicaban de nueva cuenta parte del manifiesto del 14 de diciembre y convocaban al obrero electricista: “Vuestro contingente, por insignificante que sea, es necesario”.311
Los telefonistas que no habían secundado la huelga y que no pertenecían al sindicato afirmaban que, por su cuenta; “en días pasados elevaron una solicitud al Gerente de la Compañía, pidiéndole que sus sueldos sean aumentados”. Estaban consientes de que los salarios eran bajos, “fluctúan entre los setenta y cinco centavos y un peso setenta”, informaban al reportero, y que, por lo tanto, “no compensa el trabajo que desempeñamos”.312 A pesar de que los fines eran los mismos, la división provocada por el gerente era real y tangible. El SME tenía ante sí dos graves problemas.
a) Concientizar a las telefonistas, de tal modo que defendieran el interés general de la masa obrera y no exclusivamente del interés individual, y
b) Obtener los satisfactores a las necesidades que propugnaban en la lucha.
Debido a que la huelga, aunque no total, se llevó a efecto, el gerente acudió a las autoridades policiacas tratando de aprovechar la ley marcial que estaba vigente, “a fin de evitar el escándalo y los trastornos que el caso traería consigo”.313 A petición del gerente, el inspector general de policía
habló con los obreros directores de la huelga, a quienes indicó que deberían esperar a que el asunto se solucionara, y que, por lo que a él tocaba, estaba dispuesto a ayudarlos en su demanda..
El Coronel Quevedo convenció a los obreros de que no era la huelga el mejor camino para lograr lo que deseaban y los trabajadores quedaron satisfechos, ofreciendo que entrarían en arreglos con los jefes principales”.314
El Comité, por su parte, manifestaba que “al llevar a cabo el movimiento huelguista, estaban dispuestos a atender todos los trabajos de las oficinas del gobierno, sin retribución alguna”, evitando así que se les acusara de impedir las acciones del mismo y de que se considerara al movimiento como político y que por esa causa les aplicaran la ley marcial en vigor.
También manifestaron que su resolución era firme y esperaban del Gerente de la Compañía el aumento que solicitaban.
Las frases del señor inspector de policía nos han convencido, estamos conformes con suspender el movimiento iniciado, dando una prueba de ello de que no queremos el escándalo… [y, asimismo, que somos capaces de comprender la situación crítica que se atraviesa].
Por su parte, el gerente de la compañía, ingeniero W. B. Bevewridge, se expresó… en los términos siguientes: La Compañía encuentra justa la petición que han hecho sus operarios y sus demandas serán satisfechas. Nosotros estamos conformes con ello y así lo hemos manifestado a los obreros de nuestra Casa. Nosotros queremos el arreglo entre patrón y operario, pero nunca aceptaremos la intervención del Sindicato. Si los operarios tratan con nosotros serán atendidos, si persisten en que sea el Sindicato el que intervenga, repito… que no habrá arreglo.
Respecto a las señoritas empleadas [que no secundaron la huelga], se les aumentará el sueldo. A pesar de que hace poco se les ofreció en este sentido.
También debo [manifestar]… que hay aquí quienes suponen que se ha mandado traer personal a un Estado cercano, y eso ha hecho que exista cierto disgusto. Tal cosa es inexacta; se ha mandado a un empleado de aquí para que se encargue de una de nuestras sucursales, y eso es todo.315
Y, por último, la representante de las disidentes,
directora del departamento de aparatos, manifestó… que ellas no estaban de acuerdo con la huelga y que hacía pocos días se les había hecho un aumento.316 En lo que se relaciona con el aumento de los sueldos pedido por [éstas]…, parece ser que la Empresa está dispuesta a hacerlo, pero… ese aumento no corresponderá a las prestaciones de las mencionadas empleadas.317
Este día, enero 21, se realizó una reunión entre el gerente y el comité central del sindicato para empezar a discutir las peticiones sostenidas, sin intervención del inspector de policía.
Mientras que la fortaleza, la cohesión del sindicato se mostrara en los hechos, el SME se mantendría firme y al parecer esto fue lo que sucedió. La fuerza de la clase obrera organizada se templaba contra la empresa; es decir, en la lucha misma. El gerente, con base en engaños y falsas promesas, logró la disidencia entre sus trabajadores, y por lo tanto que se manejaran los aparatos telefónicos, a pesar de ser una minoría las telefonistas que no secundaron la huelga. Y estas últimas se mostraban incondicionales al patrón. El gerente deseaba aprovechar la oferta de mano de obra, de tal modo que, individualmente, pudiese transar y obtener así costos más bajos, ya que entre los mismos obreros se realizaría una competencia para obtener trabajo. De esta manera no hubieran podido evitar que de otros lugares vinieran a ofrecer su fuerza de trabajo. Además los despidos que se realizaran después en forma individual no serían responsabilidad del patrón, y en cuanto los trabajos se reanudaran todos los que se habían enfrentado al patrón hubiesen sido despedidos paulatinamente. Esta situación, en la que los costos del servicio eran muy bajos y los obreros se mostraban egoístas compitiendo entre sí, era la que deseaba mantener el gerente y era la que el SME trastocaba con un impulso nuevo hacia su transformación; la fuerza obrera organizada aparecía, pues, imponiéndose en la única posibilidad y en el único camino, la lucha.
Estas acciones del SME, en torno a la Compañía Telefónica y Telegráfica; extendían su experiencia y sus contactos con los obreros del Distrito Federal en forma muy directa. En la concepción de los obreros la huelga había sido “suspendida por la Inspección General de Policía”, pero no solucionada. Lo cual era necesario discutir y analizar en forma detallada por todos los obreros, a fin de tomar una posición al respecto. Para este fin, la Confederación de Sindicatos del Distrito Federal citaba “a los representantes de todas las agrupaciones registradas”.318
Las acciones trastocaban la quietud aparente de la ciudad, de tal forma que dentro y fuera de ella se veían peligros oscuros. No sólo los obreros vivían la situación planteada por los electricistas (recuérdese además se llevaba a cabo otra movilización en contra de la Compañía de Luz), sino también la burguesía y la pequeña burguesía radicaba en la capital. Se llegaba a pensar que había, en los movimientos huelguísticos, “un interés oculto…, pues sólo así se explica que se escoja una ocasión tan inoportuna, como la presente, para complicar más la situación, de de suyo delicadísima”.319 Como puede verse, desde entonces se plantean “intereses ocultos” que las autoridades deben investigar para “evitar los perniciosos resultados” que las acciones obreras traen consigo.
Los hechos se aclaraban a medida que pasaban los días, la gerencia mantenía su postura de no negociar con el sindicato y éste, por su parte, no cejaba en su lucha. Otra de las medidas adoptadas por la empresa para romper el movimiento fue informar al inspector de policía
que la solución al conflicto surgido entre los operarios y la Compañía Telefónica se [había]… resuelto de la mejor manera para los operarios, debido a las gestiones hechas por el expresado señor Inspector. [Le informaban que se había]… logrado el aumento de sueldos, así como también el que, en caso de accidentes de trabajo, la compañía les preste ayuda… [a los obreros. Y por último le manifestaba la gerencia]… sus agradecimientos por la actitud que tomó en su favor con motivo de la proyectada huelga.320
El objetivo de la empresa se presentaba muy claro, ya que lo que el SME intentara se vería en contra de la posición de la empresa telefónica que, según decía la misma, había aceptado dialogar con los obreros y afirmaba que las peticiones de éstos estaban satisfechas. Con esto provocarían la intervención de la autoridad policiaca en forma directa si los obreros intentaban algo posterior, ya que el conflicto en realidad no terminaba. Así la empresa adelantaba una posición favorable para ella y contraría a los electricistas.
Esta nueva forma de ataque se encontraba basada en una notificación que el gerente había recibido de la
junta directiva de la Compañía Telefónica, que reside en Boston… [manifestándole] que, para tratar con los obreros, nombre a dos ciudadanos mexicanos empleados en la Compañía y, por lo tanto, que queda exceptuado para tratar cualquier detalle en las dificultades el Gerente de la Compañía, que en la actualidad los estaba tratando.
Desde luego… [se] ha dado cita ya a los miembros del Sindicato para celebrar la primera conferencia con ellos.321
Los representantes de la empresa hicieron la notificación mencionada a las autoridades policiacas, cuando consideraron que el sindicato aceptaría sus proposiciones para la solución del conflicto.
Nueve días después se intentó una nueva acción para consolidar la organización y renovar la solidaridad en los huelguistas. Al efecto
fueron nombradas dos comisiones para ir al día siguiente a situarse frente a las Oficinas “Neri” y “Juárez” a las primeras horas del día e informar a los compañeros del turno de día… para que secunden la huelga, resultando electos para “Neri” los compañeros Limón y Meneses y las compañeras María Díaz y Ana María Servín, y para “Juárez” los compañeros Guevara y M. Mendiolea y la compañera Evangelina Muñoz.
La policía, prevenida por la gerencia y siempre vigilante de la propiedad privada, se encontraba en las oficinas cuando las respectivas comisiones se presentaron; pero no las molestó. Mendiolea informó “que todos los compañeros de la Oficina Juárez se han salido de ella uniéndose al movimiento”.322 Previniendo las acciones de la empresa, se planteaba la actitud que se tomaría si a los “empleados y empleadas que ocupan casas de la Compañía… se les quita el derecho de vivir en ellas”, más se sabe que la ley los ampara. A pesar de la conclusión a que se llega, se nombra “una comisión para poner al tanto a los compañeros huelguistas sobre lo que falta”.323
Es importante hacer una consideración sobre la participación que en conflicto tuvo el Estado, o las autoridades civiles, ya que, como se ha dicho, eran las fuerzas de Villa y Zapata las que ocupaban la ciudad de México y ejercían el poder público a través de la Convención y un presidente electo por ella.
En efecto, si bien poco tiempo después serían derrotadas y desalojadas de la ciudad de México las fuerzas campesinas, el momento concreto de la situación en que se planteaban las huelgas del SME estaba conformado con un gobierno que representaba una serie de tendencias que, por su composición de clase, no llegaron a comprender cabalmente lo que tenían en sus manos, el poder político. El gobierno y la Convención estaban integrados por la pequeña burguesía intelectual y las masas campesinas. Por un lado, aquella no vislumbraba (no comprendía) cuáles eran las acciones políticas a seguir para mantenerse en el poder, y tomaba medidas tendientes sobre todo a fortalecer al capitalismo. Por otro lado, las masas campesinas obstinadas por recuperar las tierras que los ingenios azucareros o las haciendas les habían arrebatado hacia tiempo, no llegaron a plantear medidas tendientes a llevar a efecto el mejoramiento general. En sí, su visión era muy particular. A pesar de ello se sentían ligados y tenían simpatía por el proletariado urbano.
Esta conformación del gobierno lo llevó a dictar medidas que, si bien fueron vacilantes al intentar ponerlas en la práctica, provocaron una fuerza que limitó las acciones de la burguesía. En efecto, cuando los campesinos realizaron medidas tendientes a reforzar el movimiento obrero y el mejoramiento de la situación crítica por la que se vivía (como el caso de la ley sobre las casas de empeño que dictara Eufemio Zapata al entrar a la capital, ejecutada por Gildardo Magaña, nombrado gobernador del D.F.), la pequeña burguesía, que se ligó a las masas campesinas, demostró ese su carácter vacilante entre su concepción que la une a las masas y aquélla que fortalece a la burguesía, y en lo práctico tiende, a fin de cuentas, a ser pro-capitalista (cuando Eulalio Gutiérrez entró a la capital, con el fin de evitar trastornos graves, por medio de un decreto reformó lo hecho por Eufemio y dejo las cosas tal y como se encontraban). Se puede decir que el movimiento obrero pudo haber concentrado y completado la comprensión política de aquella realidad compleja. Pero no estamos de acuerdo con esto, porque a la historia no se le pueden exigir cuestiones que no existen, dadas las condiciones socio-políticas.
Ello es así porque la visión y la comprensión de un proletariado fuerte y organizado sólo es factible cuando ha existido un movimiento sindical hecho expresamente por la clase obrera, no interviene en forma represiva en los conflictos que se suscitan entre la burguesía capitalina y los obreros. Si bien se presentan en los lugares en que los obreros incitaron a secundar el movimiento de huelga, no intervinieron para romperlo. Por lo tanto el proceso de huelga se sostuvo y creció. Retomemos el asunto en cuestión.
Las contestaciones dadas al Memorial por los representantes de la Compañía Telefónica eran desechadas por el sindicato, las juzgaban no satisfactorias para los fines perseguidos. Una de las cuestiones que alteraban el estado de ánimo de los sindicalizados era que habiéndose enterado de las discusiones que se habían realizado en la empresa, en los que se había aprobado un 50 por ciento de aumento en los salarios, esto no se mencionara en las contestaciones.
La situación era expectante y
se consulta a la asamblea la actitud que debe seguir, obteniéndose por contestación un “Viva a la huelga” que estalló uniforme en el salón. Ante tal resolución el compañero Ochoa [secretario general] invita a ponerse de pie a los concurrentes para protestar solemnemente que ese acto debe ser revestido y llevado a la práctica dentro del más absoluto orden y moderación, tomando la palabra en el mismo sentido y recomendando compostura y prudencia para no dar lugar a atropellos en vista de las circunstancias.324
Como la empresa no solo se dedicaba a la defensa, las acciones del sindicato debían ser, desde este momento, más rápidas y constantes. Al día siguiente, el 27 de enero, los empleados y empleadas se reunieron para informar sobre los sucesos y para proponer cómo completar el proceso huelguístico, es decir, para incitar a los trabajadores que no habían secundado la huelga, pues se suponía que lo harían ahora. Esto no se logró, ya que
la mayoría de los compañeros de día en la [oficina de] “Juárez” entraron al trabajo, unos por la presión de sus jefes y otros por ignorar el movimiento pero se nombraron “comisiones” que los visite en sus domicilios aceptando un automóvil que ofreció… [un] compañero… del “Sindicato de Mecánicos”.325
La compañía había mandado detener a tres obreros que participaban en el movimiento y empezaba a despedir a las telefonistas, como medidas de presión para resquebrajar la acción conjunta y organizada que hasta ese momento intentaban consolidar los sindicalistas del Mexicano de Electricistas; pero debido a la actitud despótica de los representantes de la empresa no se lograba aún.
Por cierto, para ese día, José Colado dejó la dirección del Departamento del Trabajo y pasó a ocupar el puesto de oficial primero; “haciendo las veces de subdirector”.326 La dirección del departamento pasaba a manos del licenciado Atenedoro Monroy, que venía del estado de Puebla,
donde fungió en el ramo penal defendiendo los intereses de los indios, quienes eran despojados de sus terrenos por los latifundistas. El nuevo Director del Departamento del Trabajo es partidario de las ideas sindicalistas y su primer esfuerzo irá encaminado a estudiar un proyecto de ley para dar a las sociedades gremiales personalidad jurídica, presentándola ante la Convención Soberana.
Quince días después de iniciado el movimiento, las dificultades aún eran grandes. No todos los telefonistas habían tomado parte en la huelga, y ello era la peor y mayor dificultad. Las convocatorias, que publicaba en los diarios el SME dan un aspecto de esta situación, el sindicato llamaba a sindicalizarse con el fin de lograr una mayor cohesión y evitar que la lucha que se sostenía fracasara. El llamado era abierto:
A los compañeros no sindicalizados aún los invitamos a que se una a nosotros a la mayor brevedad. Este Sindicato trata de unir a todos los electricistas y también al resto de empleados que sin ser electricistas trabajen en alguna Compañía Eléctrica.327
La solidaridad y combatividad debería mantenerse si se deseaba alcanzar lo que se pretendía. Ello era una política constante que se practicaba en el SME. Las asambleas eran permanentes para evitar el decaimiento de los huelguistas, la información de lo que sucedía no escaseaba y, además, se recitaban poesías elogiando al movimiento,328 todo ello mantenía vivo el interés y la continuidad de la lucha. La solidaridad interna era de mucha importancia en esos momentos y, a la vez, la externa que otros organismos obreros presentasen sería de efectos positivos para la causa.
Las relaciones que desde un principio adquirió el sindicato, le eran favorables en estos momentos. La Confederación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal resolvía
ayudar a los compañeros de la Cía. T. y T. Mexicana (sic) que están en huelga y… acordaron que se envié un Memorial al Gobernador para evitar que la Cía. …no siga admitiendo rompe huelgas, así como también hacer unos manifiestos al Público para que ayude a los huelguistas y exorta (sic) a los compañeros de la Cía. de Luz a apoyar decididamente a los en huelga. [Al efecto, en una asamblea, se acepta por parte de los sindicatos de la Compañía de Luz que se]…se cedan la cuarta parte de sus aumentos a favor del sostenimiento de los compañeros en huelga… y que todos los compañeros libres vayan a buscar trabajo en la citada Cía. Telefónica y que al ser admitidos no se presenten al trabajo.329
Esto era una acción peculiar en forma de boicotaje, buscar empleo en la Compañía Telefónica de modo que les contratasen y no asistir a trabajar. Así contrarrestaban las medidas que la empresa telefónica llevaba a cabo y demostraban, en la acción misma, la fuerza solidaria que los electricistas adquirían; proyectaban a la vez la confianza en la organización apenas creada. La movilización del SME era la base de acciones independientes de cualquier fuerza. Ante los chantajes, promesas y engaños de la empresa, tratando de hacer chocar las fuerzas convencionistas y la de los electricistas, la agudeza obrera buscaba y encontraba sus soluciones de tal manera que evitaban que se presentaran conflictos violentos.
Evidentemente las acciones del SME, estaban orientadas a contrarrestar la actitud y las medidas que la empresa tomaba, como es el caso “especial” de boicot que se llevaba a cabo contra la Compañía. A pesar de eso, había los desertores, los desalentados en la lucha. Uno de los delegados a la “Confederación de Sindicatos” renunció a su puesto, era el que trabajaba para la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana. Resulta evidente que tuvo temor de las represalias que contra él se pudieran hacer, el puesto era de importancia tanto para el SME como para los telefonistas en ese momento. Contra estos efectos causados por la visión individualista, auspiciada en su mayor parte por la empresa, las asambleas del sindicato deberían determinar alguna acción, sino el movimiento fracasaría totalmente. A los 20 días de iniciado el movimiento, los secretarios general y del interior propusieron “que no se admita en el seno del ´Sindicato´ ningún rompehuelgas; algunos otros hablaron en contra, siendo aceptado al fin lo propuesto por los compañeros” miembros del comité.330 Además de esta política contra las acciones de la empresa, se mandaría nota a los demás sindicatos del distrito con los nombres de los rompehuelgas, para que no fueran admitidos en alguno de ellos. Para salvaguardar la cohesión y fortaleza interna era una necesidad que castigaran de algún modo a los traidores de clase, porque de otra manera se repetirían casos semejantes, y el sindicato se desmoronaría a causa de los individuos egoístas que buscaban sólo mejorar su situación y no de la clase a la que pertenecían.
El sindicato reforzaba su acción para evitar cualquier resquicio débil; en una ocasión se llega a plantear la huelga general como posible solución al conflicto telefonista. Ese mismo día también se propuso que se mandaran cartas a las personas que utilizaban los teléfonos para solicitar su apoyo. Estas dos proposiciones fueron desechadas; en cambio se aprobó una tercera que, suponiendo el fracaso de las gestiones con la empresa, pedía “la incautación por el Gobierno de la ´Cía. citada´… y se pidiera la destitución inmediata de los rompehuelgas”.331
Aquí entró en juego una variable de mucha importancia no sólo para la historia del sindicato, sino para el movimiento obrero mexicano en general. Hasta esta época las veces que el Estado había intervenido en asuntos obrero-patronales, era en forma represiva y siempre a favor de la burguesía. Sin embargo cabe aclarar que hasta antes del día 4 de febrero de 1915 las relaciones con el Estado habían sido a través del gobierno formado por la coalición Zapata-Villa. La Convención y el presidente elegido por ésta lo representaban. Al menos dominaban la capital y los efectos que ésta tuviese determinaban e in fluían en la actividad desarrollada por el SME. Pues bien, los planteamientos acerca de la probable “incautación por parte del Gobierno” ya no se referían a la Convención, sino al ejército de Obregón y a su delegado en asuntos obreros, el doctor Atl. Es decir, no importaba que fueran los campesinos los dominantes de la situación capitalina, o los carrancistas; en última instancia, ambas fuerzas habían constituido un Estado y a éste ente abstracto se le propondría “la incautación”. Ello significaba que aceptarían trabajar para el gobierno y no para la burguesía empresarial. Se admitía pues una separación entre el Estado y la burguesía.
En efecto, los obreros electricistas comprendían –no ignoraban la realidad- la existencia del poder político, tal y como lo proponían los dirigentes de la Casa del Obrero. Se ha asentado, y es el tema fundamental, que el sindicalismo precede (como necesidad histórica) a un planteamiento político consciente del proletariado. El sindicalismo que el electricista planteaba, empezaba a consolidar apenas una comprensión de la realidad propia; es decir, una ideología propiamente obrera, sin ambages pequeñoburgueses; las discusiones, acuerdos y acciones que se llevaban a cabo emanaban de las asambleas que la misma base obrera aprobaba, sin intervención decisiva de los dirigentes de la Casa del Obrero; cierto que estaban presentes y daban sus puntos de vista, más al final de cuentas prevalecía la opinión de la base. El surgimiento de la conciencia de clase se, por así decirlo, cuando el proletariado encuentra definitivamente el instrumento decisivo para enfrentarse, en su mismo medio, a la burguesía. No existen en los planteamientos del proletariado de la industria eléctrica ideas fuera de contexto, acerca de la realidad en que se ubican. No plantean la revolución, ni el corte de la cabeza de la burguesía (Holofernes) por el proletariado (la Judith), ni son la novia en espera; lo que dicen y acuerdan, tanto en asambleas como periódicos, es producto de una ubicación en la realidad concreta en que se desarrollan y va de acuerdo con lo que hacen.
Por tanto, si el obrero electricista se encontraba en una etapa en que su comprensión y su lucha emergía como propia, pero que todavía no se lograba plenamente, era evidente que su postura con respecto a planteamientos políticos generales aún no se definiera y que aprovechara las medidas del gobierno, fueren las que fuesen, para consolidar sus acciones y con ello encontrar su ubicación dentro del proceso mismo. El apoyarse en las autoridades resultaba un medio que los electricistas veían para consolidarse en su organización y cohesionarse con base a los triunfos que de esta manera pudieran lograr. La falta de una conciencia de clase propia, que sólo la lucha sindical puede hacer surgir, conlleva así mismo una falta de claridad política de los sucesos nacionales y de la importancia que tiene el que una fracción de clase se encuentre en el poder político (sean los campesinos, sea la burguesía nacionalista), como lo demuestran los mismos sucesos. Como ya se asentó, pues, en febrero las fuerzas carrancistas entran a la capital y los convencionistas salen de ella, Villa hacia el norte y Zapata hacia Morelos.
La situación en el SME se tornaba grave y se proponían “determinaciones violentas”, mas son aplazadas “hasta tener el resultado de los trabajos que ofreció emprender el compañero Atl”. Este había tomado
interés por solucionar el caso de las dificultades actuales de los obreros y empleados de la Cía. T. y T. Méx., (sic) para lo cual [había pedido]… que al siguiente día le fuera proporcionado un “Memorial” sobre el asunto…332
Por otra parte,, ya se le había mandado una copia al ayuntamiento de la ciudad que hasta el momento no había contestado; el ayuntamiento se encontraba, como la ciudad, en poder de Obregón. Contra estas relaciones con el gobierno se lanzaba la Casa del Obrero Mundial; un representante de ella, Jacinto Huitrón, exhortó y exigió “a la asamblea a no solicitar del gobierno nada que coarte nuestra libertad de ejercer la ´Acción Directa´ que debe ser la norma del sindicalismo”,333 Como se puede apreciar, existían diferencias acerca de las concepciones sobre el estado y la acción obrera. El SME tenía plena confianza en sus actos, sabía que sus peticiones eran factibles de ser satisfechas y ante la muestra solidaria de lucha que proyectaba en el interior y en el exterior del sindicato, éste no se detendría ante los constantes llamamientos que la COM hacía sobre la línea política a seguir; la acción directa. No hay que solicitar, ni pedir, ni tomar en cuenta al Estado: la lucha es contra la empresa y sólo ella debe tomarse en cuenta.
Los trabajos emprendidos por el doctor Atl ante Obregón fueron resueltos satisfactoriamente a favor del sindicato; así el 6 de febrero
celebraron su última junta en las oficinas del Gobierno del Distrito los representantes del Sindicato Mexicano de Electricistas, adscrito a la “Casa del Obrero Mundial”, que como ha patrocinado a los empleados electricistas y telefonistas en huelga de la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana, los representantes de esta Empresa: el “Doctor Atl”, en [representación del ejército]… Constitucionalista, y los señores doctor don Juan Venegas, encargado del Gobierno del Distrito y Presidente Municipal, y don Aurelio Macías Z. Jefe de la Sección Primera de Ramos Municipales, encargado de la Secretaría de Gobierno del Distrito representando al Ayuntamiento de México.
Esta junta fue citada con el objeto de que las partes contrarias llegaran a un avenimiento, pues el representante…se negó terminantemente a aceptar varias de las solicitudes de los reclamantes, entre los que se encontraba el reconocimiento del Sindicato.334
Habiendo decretado el compañero Atl, a nombre de la Revolución, la incautación de la Cía. Telefónica y Telegráfica Mexicana y exponiéndonos que esta Cía. quedaba desde esta fecha en nuestras manos hasta que un acuerdo fuese posible y, por tanto, facultando a este “Sindicato” para nombrar y remover al personal de la misma, se procedió a elegir al administrador Provisional, recayendo tal nombramiento en el compañero Luis Morones, ayudándolo en sus labores el compañero Rafael Castro, quienes quedaron sugetos (sic) a responder de sus actos ante este Sindicato…335
El acuerdo fue tomado en la asamblea realizada en la Casa del Obrero Mundial, y la decisión de que la compañía fuese incautada se realizó en las oficinas de la empresa. Por ello, después de la asamblea en que se eligió a Morones como gerente, fue necesario buscar al doctor Atl para informarle acerca de la designación de la asamblea. Los secretarios General y del Interior, junto con el propio Morones y otro “compañero”, fueron quienes llevaron al doctor Atl este informe. Una cosa quedó clara: “ni al compañero Morones ni al sindicato se debe el resultado de la huelga, sino a la justicia”.336
Se avisaba que al día siguiente entrarían los “empleados huelguistas a prestar sus servicios y [que serían]… separados, al mismo tiempo, todos aquellos que no aceptaron sindicarse.337 En consecuencia,
Se presentaron los representantes del Sindicato Mexicano de Electricistas en las oficinas de la Compañía Telefónica Mexicana, a recibir la gerencia y dirección de la misma, de acuerdo con lo resuelto… en vista de las dificultades existentes entre el gremio trabajador y los propietarios.
Los representantes de la expresada compañía pusieron en manos de los sindicalistas el negocio de referencia, levantándose el acta correspondiente, que fue firmada por ambas partes. Concluido este acto, en el que intervino el doctor Atl, se retiraron los antiguos jefes, quedando la negociación en manos del sindicato.338
Siendo Morones el gerente de la compañía declaraba, respecto a la falta de reconocimiento del sindicato,
que la agrupación no pidió el reconocimiento susodicho ni insistió tampoco en ese acto, que las demandas de los trabajadores sindicalizados fueron aceptadas y rechazadas unas y otras (sic); pero que habiendo concluido el asunto sobre el particular, nada tenía que agregar. [Y afirmaba, además, que la] separación de los empleados no sindicalizados no se [efectuaría]… todos [seguirían] trabajando. Sólo quitaremos el trabajo a un pequeño grupo de señoritas que fueron traídas por los antiguos empresarios, para subsistir [sic] a las que habían declarado la huelga. Como los lugares que ocuparon pertenecen a la jóvenes sindicalizadas, éstas vuelven a sus faenas.
Y, por último haremos aquí una labor de economía justificada, para que no se crea que administramos la negociación con otros fines.339
Hasta antes de la toma de la gerencia, el SME se había planteado como punto principal su reconocimiento y el alza de salarios; ahora, según Morones, tal petición no existía. Existen dos posibilidades al respecto: primera, que en Morones se estuvieron presentando los cambios que posteriormente le darían fama y, segunda, que dado que el triunfo en la Compañía de Luz logrado ya, sin necesidad de recurrir al reconocimiento, el SME optara –hasta en el mes de febrero- por dejar a un lado el asunto y buscara las soluciones a los otros puntos por los que se luchaba. Quedan planteadas estas probabilidades hasta que se encuentre información que las precise y aclare; por otra parte, el reportero que lo entrevistaba era de un diario que se acababa de fundar al entrar Obregón a la capital y quizás por ello fue parco al hablar; aunque nos inclinamos por la segunda opción.
A los cinco días de solucionado el conflicto, y cuando las cosas estaban en calma, Morones rinde su primer informe de actividades en la gerencia. No había fondos en la caja de la compañía y los libros que se consideraron de importancia se guardaron en una caja sellada con las firmas de los antiguos gerentes, de los secretarios del Interior y General y, por último del nuevo gerente. Haciendo la advertencia de que “el compañero Morones… ha cumplido en lo posible con las disposiciones emanadas de este sindicato”.340 Mientras tanto los antiguos gerentes habían intentado retornar a la gerencia, mas no lo lograron. El doctor Atl favoreció al sindicato y le comunicó las actividades de los empresarios de la telefónica para que se previnieran.
Como se puede observar, el conflicto obrero-patronal terminó siendo favorable, en lo inmediato y particular, para los obreros; ya que en lo mediato y general (en lo político concretamente) fue una medida de Carranza para conseguir apoyo social. Los dos niveles fueron comprendidos de esta forma por la burguesía nacional y por los sectores medios nacionalistas, no así por el proletariado, dada la característica esencial de su lucha y lo incipiente de su organización. Veamos un poco los sucesos importantes de este movimiento huelguista.
Por una parte, se presenta el conflicto entre los dirigentes de la Casa del Obrero Mundial y lo que el Mexicano de Electricistas propugnaba, y no sólo eso, sino también lo que realizaba. La Casa del Obrero sostenía que el sindicalismo, para ser tal, no debería de considerar al Estado, ni mucho menos apoyarse en él; los hechos demostrarían lo falaz de la postura y lo inconsecuente de la pequeña burguesía. En efecto, a tan sólo tres días de que la COM apoyara al carrancismo, un miembro de gran importancia en aquella organización (Jacinto Huitrón) afirmaba que no debía solicitarse nada al gobierno. El Mexicano de Electricistas si bien consideraba lo dicho, no hacía caso de tal llamado, como en otras ocasiones; para afianzar la organización y obtener un triunfo ante el patrón, el sindicalismo del proletariado electricista optaba por considerarse con un apoyo que le resultaba, en este caso fundamental.
La coyuntura que se vivía permitía tal posibilidad y al SME no escapaba tal observación, ello se realizaría en beneficio de la organización sindical y sólo con este fin. Si anteriormente para evitar represiones se le comunicaba al gobernador del distrito la formación del sindicato, ahora, cuando se trataba de afianzar un triunfo obrero, no se rechazaría el apoyo que las autoridades podrían ofrecer, sin entregas políticas y sin mirar otros objetivos que no fuesen los propios del sindicato y de la base obrera.
La confirmación de que el Mexicano de Electricistas era consecuente con sus planteamientos, se demuestra al no secundar a los miembros de la Casa del Obrero en el apoyo brindado a las fuerzas carrancistas, porque sabían que el sindicalismo al emerger no conllevaba con ellos objetivos como el enfrentamiento o apoyo político a la burguesía, y de hecho así actuaron.
Por otra parte, se observa como poco a poco se iba conformando la conciencia de la clase obrera en la lucha sindical. Se veía que la huelga organizada movilizaba a la mayor parte de los obreros, aunque aún no se convencía a la totalidad ni se comprendía la lucha solidaria. La movilización realizada por el sindicato conllevó todos los intentos obreros para difundir en la clase obrera aquella comprensión, a fin de abarcar la unidad de todos los sindicatos y enfrentarse al patrón; para el Mexicano de Electricistas eso se lograría en la acción misma y se abocaba a conseguirlo.
En esta huelga se planteaban aún visiones individualistas, egoístas y parciales de la realidad que le era común a toda la clase, de tal forma que no se consiguió la unidad combativa total y el movimiento se alargó, presentándose la posibilidad del fracaso. Todavía no se lograba, pues, una mínima concepción conjunta en los miembros telefonistas que les permitiera realizar aquélla su lucha, de tal modo que se fortaleciera la solidaridad y el espíritu común de clase. Para lograrlo se planteaba que a los rompehuelgas, si bien traicioneros a la clase obrera, no se les separara, para demostrarles en la práctica cuál era el interés común del obrero; de esta forma, cuando asumió la gerencia Morones, se sindicalizaron todos los empleados y obreros de la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana, ingresando al SME.
Finalmente, la huelga proyectó como resultado el nombramiento de un trabajador como administrador gerente, responsable de su actuación ante el SME, dependiendo así de las decisiones de la asamblea. Indudablemente este aspecto (en tanto político) resultó ser el más astuto y audaz de lo realizado por Obregón, aunque obedeciendo las órdenes de Carranza.341 Eso demostró, a su vez, cuál era el nivel de conciencia de clase, producto de una lucha sindical novedosa en el seno de las acciones obreras. En efecto, las fuerzas carrancistas demostraron a cada paso una comprensión clasista del fenómeno social de aquellos tiempos y en esta forma actuaron, apuntalándose lenta pero sistemáticamente elementos que se observaban aislados, aunque ligados estrechamente hacia el objetivo propuesto: la derrota de las masas proletarias y semiproletarias y la toma del poder político.
Por su parte, el proletariado electricista, el más avanzado pero joven en las lides y las actuaciones, realmente proyectaba en el manejo de una empresa en los mismos términos de cualquier otra, bajo el sistema de relaciones sociales de producción vigente, las capitalistas. Es decir, una empresa que seguiría produciendo utilidades, pero generando, sobre todo, plusvalía y explotando al proletariado. Lo que se evitaba, fundamentalmente, era el enfrentamiento entre patrón y asalariados, en las asambleas se definirían, aclararían y resolverían todos los problemas; el trabajo hecho por el SME en la Telefónica y Telegráfica Mexicana resultaría satisfactorio y relevante a los ojos de los propietarios de la empresa. No sólo se mejoró el servicio, sino que se amplió y aportó utilidades, y durante la gerencia de Morones no hubo ningún conflicto que paralizara la prestación del servicio.
Por otra parte respecto a Morones, el autor considera que la administración en que esta empresa constituiría el pilar inicial de su transformación a líder traidor provocado por el propio Mexicano de Electricistas; basten como ejemplo su salario de gerente, propuesto por la asamblea: $600. 00 mensuales ($20. 00 diarios).342 el más elevado percibido por algún miembro del sindicato, ya que el más alto cuando mucho llegaría a los $300. 00 mensuales.343 De esta forma, el Mexicano de Electricistas separó las actividades prácticas (manuales) de las administrativas (intelectuales), proyectando su desdoblamiento de aquella actuación; por un lado, planteaba serias críticas en la acción contra lo dicho por los líderes de la COM, ligando ideas y movilización y, de otro lado, nuevamente separa aquella concreción unificada cuando nombró a Morones, que no resolvería los problemas agudos de la empresa, y con su salario lo diferencia del conjunto obrero, además de separarle de su trabajo dándole un rango definitivo y distintivo.

La huelga contra la Empresa Telefónica Ericsson (enero de 1915).

En esa misma época, enero de 1915, el SME, sostuvo otra lucha contra la Empresa Telefónica Ericsson, como se mencionaba arriba. En los últimos días de diciembre de 1914 varios empleados de esa empresa habían planteado una queja en el Departamento del Trabajo, es cuestión provocaría el despido de aquéllos, entre los que se encontraban varias telefonistas
…El Gerente de la Ericsson contestó con toda arrogancia al enviado del Departamento del Trabajo que fue a entrevistarlo, que el directo autor de la separación de las empleadas quejosas era él, por lo cual se hacía responsable de la determinación. La responsabilidad que le sobreviene es sólo moral, por la crueldad de separar a esas pobres muchachas que únicamente han cometido el crimen de no haber soportado el maltrato de un tiranuelo con faldas (sic); así pues, al Gerente de la Ericsson, como buen comerciante, le tendrá sin cuidado.
Y la empresa continuará exigiendo un trabajo pesadísimo a sus dependientas a cambio de sueldos irrisorios, además de lo cual, les impondrá una obediencia pasiva a los capataces que se sirva destinarles, sin que le importe un ardite las quejas de sus subordinados, como no le importan las del público que protesta por las deficiencias del servicio.358
Las dificultades en este caso se presentaban más graves; por una parte, la postura adoptada por el gerente de la empresa, y, por otra, la división que se presentaba entre las telefonistas; el mismo diario de referencia hacia la observación:
Lo sucedido era
… de esperarse: mientras que los empleados no tengan la solidaridad suficiente para vigilar en conjunto por todos los intereses particulares de cada uno de ellos, tendrán que soportar todos los capataces que la empresa respectiva quiera imponerles…
El día 23 de enero se supo que la Empresa Ericsson imponía
un sinnúmero de multas y castigos… a sus empleados suscriptos… siendo tan infamantes e inmotivados los castigos y multas… [que] la asamblea increpa duramente a la citada Empresa, proponiendo… que se mande a la prensa el memorial que se formula… y además [se]… propone actuar judicialmente a esa Cía. … [Por último se] propone llevar ante la “Confederación de Sindicatos” ese documento. 359
La empresa representaba una posición muy diferente que las dos anteriores (Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana y la Compañía Mexicana de Luz), al parecer no cedería a los planteamientos que los obreros hacían. El conflicto se alargaba y para el 11 de febrero, veinte días después, el sindicato discutió los proyectos de memorial que se tenían, para llegar a un acuerdo: al respecto se nombraron dos comisiones. En asamblea se “alienta a los compañeros de la mencionada empresa para continuar la lucha sin tener en consideración las amenazas de la misma”.360 Para los siete días siguientes logró un memorial único y fue puesto a discusión en la asamblea, que lo
aprobó en la forma presentada… con algunas reformas, y se pasó a nombrar una comisión de deberá presentarla al Gerente, la que constará de dos empleados, dos operadoras y dos operarios, quienes serán acompañados de dos miembros del Comité en Unión del Se. Gral. Del Sindicato… con el perentorio plazo de cuarenta y ocho horas hábiles a contar de las 6 p.m. del día diecinueve…361
Después de haberle presentado el memorial, el gerente separó
sospechosa y dolosamente a [los] miembros que formaron las “comisiones que le presentaron el referido “Memorial”… [El secretario del Interior] propone le sea llevada por una comisión una carta y al efecto le da lectura, en la que se pide reemplazar a los separados…, [lo que es aprobado] con la adición de que si no contestase satisfactoriamente el Gerente, a lo menos en parte, se declararía el “paro” en esa empresa…362
La situación tornábase en contra del Mexicano de Electricistas, pero en marzo el gerente cedió en su postura y se realizó una reunión entre aquél y los representantes obreros. Llegándose incluso a formalizar por medio del siguiente:
Convenio celebrado el día 19 de marzo de 1915 entre el Sindicato Mexicano de Electricistas y la Compañía de Teléfonos Ericsson.
Artículo 1º Queda concedido el artículo referente a “aumentos” en los jornales en la forma pedida, los que serán pagados a partir del día veintisiete del mes de febrero ppdo., sirviendo como base los sueldos y jornales que tenía el personal hasta el 31 de diciembre ppdo. (sic)
Artículo 2º La Empresa seguirá suministrando a los operarios, que salgan fuera de la ciudad a trabajar, los gastos de transporte originados por el servicio.
Artículo 3º Inciso I. A los operarios se les pagará, a razón de tiempo y medio, las horas extras que trabajen después del tiempo reglamentario; en los días ordinarios y los domingos también tiempo y medio.
Inciso II. A las Sritas. Operadoras se les pagará el trabajo llamado de velada, a razón de veinticinco centavos la hora.
Artículo 4º En caso de accidente en el trabajo la Empresa quedará con las obligaciones que se especifican en los incisos A y B, siempre que no haya habido descuido de parte del Operario que sufra el accidente. La calificación de accidente meramente casual será hecha por la Empresa, tomando en consideración el informe o reporte que en cada caso debe producirse y oyendo además al jefe inmediato del empleado u operario que haya sufrido el accidente.
Inciso A. Cuando el accidente ocasione lesiones curables o inutilización para el servicio, la Empresa pagará Dr. Designado por ella y medicinas que en concepto del Dr. Que atienda al enfermo se requieran, además sueldo integro hasta el completo restablecimiento, siempre que éste no exceda de un año.
Inciso B. Cuando el accidente ocasione la muerte, la Empresa pagará el que jurídicamente tenga derechos hereditarios una suma equivalente al sueldo o jornal correspondiente a un año o el complemento de esta suma, en caso de que fallezca después de haber estado enfermo a consecuencia de éste. Aceptando la empresa establecer un botiquín para los casos de accidentes.
Artículo 5º Para los ascensos, la Empresa seguirá tomando en cuenta la antigüedad, la aptitud y buenas costumbres.
Artículo 6º. Inciso I. Cuando una Srita. operadora llegue tarde a su trabajo, diez minutos o menos, se le rebajará la suma correspondiente al sueldo que devengaría en una hora.
Inciso II. Cuando una Srita. operadora llegue de once hasta 30 minutos después de la hora fijada para empezar su trabajo, se le rebajará la suma correspondiente al sueldo que devengaría en dos horas, cuya suma, como la que señala el inciso I, será abonada a la Srita. o señoritas quienes la suplan.
Inciso III. Cuando una señorita operadora falta sin previo aviso (cuando menos una hora de anticipación) sin causa justificada durante cuatro horas en los días ordinarios, será suspendida durante cuatro horas, y en estos casos pagará a la señorita o señoritas que la suplan el sueldo que devengaría en dos horas, quedando en obligación la señorita o señoritas que queden supliéndola de trabajar hasta una hora y media.
Inciso IV. Las faltas que cometan las señoritas operadoras serán clasificadas en tres clases, como o sigue: “Graves”, “Medianas” y “Leves”. Las primeras o “graves” serán penadas con una suma equivalente al sueldo devengado en 3 horas. Las “medianas” con el devengado en dos horas y las “leves con el devengado en una hora. El monto de estas penas será invertido en un fondo para un “premio anual” que será distribuido entre la tercera parte de las señoritas de cada grupo de sueldos, que al efecto haya observado mejor conducta en el desempeño de sus labores, quienes serán clasificadas en asamblea de acuerdo entre las señoritas y la Empresa.
Artículo 7º A las señoritas operadoras que hayan prestado sus servicios por más de un año no interrumpido (excepto por enfermedad), se les concederán cinco días de vacaciones con goce de sueldo.
NOTA: De las franquicias conseguidas quedan excluidas las “aprendices”…
El día 22 de marzo
los empleados y empleadas de la compañía telefónica Ericsson trataban de declararse en huelga, y aún es posible que lo lleguen a realizar si el gerente de esa empresa no consiente en las peticiones del Sindicato de Electricistas, que estuvo representado por una comisión, a conferenciar con la gerencia de la citada Empresa.
Las causas de la huelga son que esa compañía ha despedido, al decir de los servidores de ella, sin causa justificada, a varios empleados, sólo por el hecho de que en una ocasión anterior lograron algunas franquicias para sus compañeros.
…A fin de llegar a un acuerdo, la comisión nombrada por el Sindicato de Electricistas, que conferencio ayer con un representante de la Ericsson, volverá a celebrar una segunda entrevista ahora con la misma persona para proponerle una solución al asunto, entrevista en la que se espera obtener buen éxito, pues de lo contrario los operarios, empleados y telefonistas declararán el paro general de labores, lo que, como es de suponerse, causa gran perjuicio a la empresa.
El Gerente de la Empresa ha propuesto a los empleados algunas otras condiciones para que desistan de sus propósitos; pero los susodichos empleados parecen estar dispuestos a cambiar de actitud sólo en el caso de que sus deseos sean obsequiados.363
A día siguiente se informaba que
no llegaron a feliz término las negociaciones entabladas. [Y que esto ocasionaría]… que los ánimos de los empleados se [excitasen] aún más y que estalle la huelga, con grave perjuicio de los suscriptores de la empresa misma.
En la reunión, el gerente de la Compañía Erik Ostlund
Manifestó a la comisión que el cese de esos operarios* se debía a la falta de trabajo y a las pérdidas sufridas por la Compañía con motivo del cierre del comercio durante la estancia de los carrancistas en la ciudad. La comisión hizo observar al señor Ostlund que las líneas foráneas se encuentran en malísimas condiciones, los postes están caídos y los alambres caídos, por lo que los suscriptores tenía servicio deficientísimo; que en las obras de reparación de líneas podía colocarse aunque fuera una mínima parte de los empleados despedidos. El Gerente contestó que no podía dar trabajo ni a uno de los operarios suprimidos y como los comisionados pusieran al tanto a dicho señor de las intenciones que abrigaban de no consentir en que sus compañeros quedaran cesantes en esta época tan difícil para el proletariado, el señor Ostlund cortó bruscamente la entrevista y de este modo hizo fracasar las negociaciones para evitar la huelga.364
La política seguida por el empresario era mantener ante todo las altas ganancias que la negociación redituaba; el despido de los obreros o empleados fue cosa común practicada en el porfiriato y aplicada con nuevos bríos por la situación revolucionaria. Pero a su vez, la misma crisis económica, social y política del país brindaba las posibilidades de organización del proletariado y con ello la lucha, que –como se ha procurado exponer- con base en ésta se fortaleció aquélla.
El Sindicato Mexicano de Electricistas planteaba una postura que iba en contra de la actitud adoptada por el gerente de la negociación telefónica, en lucha, el sindicato había encontrado los planteamientos básicos de la naciente organización obrera; por lo mismo ésta requería lograr un nuevo triunfo, para cohesionar a los miembros. Y además para demostrar la efectividad de la organización obrera sindical, en contra de las objeciones que se habían planteado cuando los electricistas habían criticado las formas anteriores de organización que algunos deseaban formar: sólo en la práctica misma del sindicato encontraban que las críticas hechas por ellos eran ciertas, sólo los triunfos mostraban la efectividad del nuevo organismo.
Por eso, ante
la actitud asumida por la Compañía, el Sindicato de Electricistas se ha visto en el caso de convocar a una junta general…, para someter a la deliberación de los Sindicatos el resultado de las negociaciones con la Ericsson y proponer lo que deba hacerse antes de declarar la huelga, que sería perjudicial para el público. [Se notifica además, como una posibilidad, que una comisión se acercaría] al Gobierno para pedirle ayuda.365
Debe tomarse en cuenta que todas las acciones que los electricistas realizaban en esta época, en tanto que se encontraban en el sindicato los telefonistas y los tranviarios, repercutían en toda la vida de la capital, y eso era captado por el mismo sindicato; y con base en esto se resolvía a seguir o no tal o cual acción; de ahí también, una de las razones que plantea la importancia que la organización adquiría sólo de crisis económica, sino social y políticas. Esto trajo como consecuencia una seria posición, por cuanto en ese periodo de consolidación del SME, en la capital de la República (centro de acción de los electricistas) estaba implantada la ley marcial: juicio sumarísimo y fusilamiento en forma inmediata de “todo individuo que asalte, robe o de algún modo trastorne el orden público”.366
Después de varios intentos de pláticas con el gerente de la Compañía de Teléfonos Ericsson, y en vista de que él no sólo mantenía una actitud intransigente, sino inclusive agresiva, los trabajadores decidieron.
siendo las 10.30 p.m., [decretar]… solemnemente el “paro” de la Empresa de Teléfonos Ericsson. [Inmediatamente se]… propone se comunique al Gerente esta decisión [y] que se diga al Sr. Ostlound (sic) que debe venir al salón a dar cumplida satisfacción al Sindicato y readmitir a los compañeros y compañeras ya mencionadas (sic).367
Así la huelga estalló el día 26, pero el servicio no se suspendió en forma total. Puesto que la “mitad de las operadoras [siguieron]… permaneciendo en sus puestos”,368 lo cual vendría a agravar la situación y sobre todo favoreció la postura de la gerencia hasta entonces adoptada. Las tácticas del SME deberían ser ahora diferentes, se habrían dos frentes de lucha, tal y como había sucedido con la huelga planteada contra la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana; por una parte, unificar criterios con base en los logros obtenidos por la organización, en una labor de convencimiento y concientización de los obreros y empleados que no habían secundado la huelga, y, por otra, mantener la presión constante contra el gerente, de modo que no llegara a considerar que el sindicato dejaría aun lado los planteamientos hasta entonces sostenidos.
La actitud que el sindicato expresaba no era sólo en busca de la readmisión de los obreros despedidos, sino que en las asambleas del SME había realizado, se había formulado un “memorial” que en términos generales, como hemos visto, era semejante a los que se habían presentado a las otras compañías con que el sindicato de había enfrentado, y en las pláticas que se habían realizado el gerente llegó a prometer que solucionaría en forma satisfactoria las peticiones, medida que antes había adoptado ya el gerente de la Compañía Telefónica Mexicana, tendiente a organizar la situación de modo que le favoreciese. La huelga se planteaba
en vista de que el Gerente de esa negociación, señor Ostlund, se negó a cumplir la promesa hecha a los empleados de referencia, de acceder en parte mínima a la solicitud que presentaron en un memorial, pidiendo aumentos de salarios, supresión de multas y vacaciones anuales. [Además la restitución de los empleados y obreros separados injustamente.]
Por el contrario der cumplir lo prometido, trató de ejercer venganzas en las personas que encabezaron esta solicitud, y para poner el remedio el Sindicato Mexicano de Electricistas se reunió la noche del veinticinco de este mes, nombrándose una comisión para que exigiera al Gerente explicaciones, y éste contestó en estos o parecidos términos: “Si ustedes quieren robar la caja de la Empresa, ahí está, o la arrojaré por la ventana para que hagan con ella lo que quieran”.
… Informado el Sindicato de esta contestación, se protestó contra tales frases y acordó declarar la huelga, nombrándose una comisión para que entregara una carta al Gerente pidiéndole una amplia satisfacción, la readmisión de las operadoras destituidas y la mitad, por lo menos, del total de operarios separados… esta nueva comisión no fue recibida… Por algunas espías, la gerencia tuvo aviso de las determinaciones del Sindicato e impidió la noche del veintiséis que salieran las operarías, pues el servicio quedaría interrumpido y ayer [marzo 26], en automóviles, se buscó a las empleadas que todavía no tenían conocimiento de la huelga.369
Otra de las medidas adoptadas fue preparar la actitud de las autoridades de tal modo que efectuaron detenciones de los miembros activos en el movimiento huelguístico. Ese fue el caso de la
señorita Josefina Soto Mayor [que], con varios otros empleados, fue consignada por el Gerente a la sexta comisaría, de donde salió más tarde, debido a las gestiones hechas por sus compañeros… [Esa misma noche se]… se celebró una nueva reunión [en] el Sindicato y se nombró una nueva comisión para que invite a las señoritas telefonistas, que continúan prestando sus servicios, que se unan a la huelga, y es muy probable que hoy quedará suspendido el servicio…370
Para ese día, 27 de marzo, la
huelga iniciada por los operarios, empleados y operadoras de la…Ericsson no ha sido secundada, contra todo lo que se esperaba; y a pesar de los esfuerzos hechos por el Sindicato Mexicano de Electricistas, no pudieron paralizarse las labores de dicha empresa, y el servicio estuvo al corriente.
[El gerente manifestaba que] ninguna nueva faz se había presentado en el asunto y que el servicio de [seguía]… impartiendo con la misma eficacia. Añadió que no obstante estar sindicalizados los empleados, nadie había estado conforme con la declaración de la huelga.371
La astucia del gerente de la Ericsson se mostraba plenamente, logrando retener al número suficiente de empleados y telefonistas para que el servicio no se suspendiera. Probablemente ofreciendo sueldos más elevados, y quizá otras prestaciones, sin excluir la amenaza del despido. Las acciones que intentaba, como el encarcelamiento de varios de los huelguistas, incluyendo a una de las señoritas más activas, buscaban fomentar el miedo, la dispersión y la desconfianza en el seno del SME; al menos la huelga no era total, y con ello el empresario lograba sacar ventaja para intentar otra acción que derrotara a los obreros.
Uno de los factores que favorecieron la lucha obrera y que consolidó al sindicato, con lo cual los hombres pertenecientes a él se vieron más cohesionados, fue el hecho de que en la Soberana Convención Revolucionaria se venía discutiendo el Programa de Reformas Sociales y Económicas nacionales y en marzo, precisamente, se llega al punto de la organizaciones obreras. En efecto el 24 de marzo
… se puso a discusión el artículo catorce, que dice: “Reconocer amplia personalidad ante la ley de los sindicatos y sociedades de obreros, dependientes o empleados, para que el Gobierno, los empresarios y los capitalistas tengan que tratar con fuertes y organizadas uniones de trabajadores y no con el operario aislado e indefenso…”.
Al respecto habló Pérez Taylor, delegado de la Convención, aduciendo que después de arduo trabajo la Casa del Obrero Mundial se derrumbó
…tristemente, dolorosamente, se vendió por un mísero pedazo de pan que le arrojó el bárbaro de Sonora, Álvaro obregón. Pero las ideas no se mutilan. Sigue potente el ideal. Los compañeros que fueron obligados por la leva del hambre, no podrán enarbolar la bandera de ideal, porque enarbolaron el pañuelo de sus apetititos. Este artículo es completamente revolucionario; se persigue que no sigan siendo objeto los obreros de la explotación capitalista…
Posteriormente atacó al doctor Atl y además, a los que se llevaron a los obreros; finalizó diciendo que la forma de sindicatos en la capital ”ha dado magníficos resultados”.
Cervantes, otro de los delegados, criticó a Pérez Taylor, el cual “… habló en prosa rimada, nada más que la prosa quedó a un lado y la rima del otro”. Y le preguntó que si él
obrero es creador de la riqueza social, de que no participa. En consecuencia, hay que destruir esta sociedad [A lo que contesta Pérez Taylor]; Desde el momento en que el sindicato desconoce la acción del Gobierno, ese mismo Gobierno no puede reconocer al Sindicato. El artículo debía decir que el Gobierno reconocerá a las agrupaciones obreras, terminaba Pérez Taylor.
Pero las discusiones de éste fueron sus pendidas porque se presentó ante los diputados el general Roque González Garza, para rendir su informe que como presidente provisional, nombrado por la Convención, tenía que dar ese día.
La reunión del siguiente día 372 proyectó la situación en la que se debatía. Carlos Treviño afirmaba, rotundamente, que no es en los libros “donde se aprende la manera de mejorar las condiciones del obrero, sino conociendo sus luchas y sintiendo sus necesidades”; en su alocución criticó al sindicalismo, pero apoyó, en sí el unionismo. Finalmente solicitó la reforma al artículo, proponiendo lo siguiente; “que el Gobierno reconozca personalidad jurídica a las uniones y sociedades mutualistas”. Al tomar la palabra Pérez Taylor se manifestó contra la postura de Treviño y afirmó que el sindicato tiene sus armas que son el boicot, el sabotaje y la etiqueta, para enfrentarse al capital; con ellas el sindicalismo se hace justicia y se robustece: “resultaría ridículo e irrisorio que fuera a mendigar, en forma alguna, la ayuda o protección de los Gobiernos, dado que el sindicalismo es antípoda de toda acción gubernamental”.
Después de hablar extensamente sobre “el sindicalismo, sus tendencias y sus finalidades”, Luis Méndez concretizaba: “es necesario que el Gobierno reconozca, no que conceda personalidad jurídica a los sindicatos, a fin de que puedan ejercitar sus derechos con libertad absoluta. El delegado Quevedo, a pesar de las intervenciones anteriores, solicitaba que le explicaran las armas del obrero. Pérez Taylor le contestó que
El sabotaje, no tiene más explicaciones que ésta… “a mal salario, mal trabajo; si me pagan mal, trabajo mal”. [Cita ejemplos de Cuba e Italia] donde hay formas más violentas y se traducen en francas y abiertas manifestaciones revolucionarias; es pues, un contrasentido que el Gobierno de nación alguna pueda prestar apoyo al sindicalismo.
Irónicamente Quevedo, le contestaría que, con lo anterior, él no se explicaba que “haya sindicalistas que traten de hacer gobierno”, siendo los sindicalistas enemigos del Gobierno, y finalizaba afirmando que el sindicalismo era “terrible amenaza y manifestación de un revolucionarismo destructor”. En tal tono se discutió el artículo referente a las cuestiones obreras, pero un punto unificaba el criterio de los delegados a la Soberana Convención Revolucionaria: su interés por la situación obrera, que al fin se impondría. Por otra parte, se observará que no existen diferencias sustanciales con lo dicho en el Constituyente del 17.
Después de tres días de acaloradas discusiones sobre el artículo 14, que al respecto afirmaba el reconocimiento jurídico de las asociaciones obreras, es aprobado con 51 votos a favor y 21 en contra.373 El término sindicato fue cambiado por el de asociaciones obreras. Soto y Gama, Pérez Taylor y Méndez fueron de los delegados que más defendieron el principio del reconocimiento. En unos días más se llegó a reconocer el derecho de huelga.
Antes de continuar es preciso decir que las relaciones entre el sindicato y las autoridades o el gobierno capitalino no habían sido efectuadas, en todo este proceso de huelga, con los mismos representantes. En efecto, el conflicto se inició cuando la capital se encontraba en poder de los convencionistas de diciembre de 1914 a enero de 1915: en febrero de ese año Obregón entró a la capital y las gestiones se realizaron con las autoridades que él nombró, mas no se llegó a ningún acuerdo; ya en marzo, cuando se firmó el convenio, de nueva cuenta se encontraban en la capital las fuerzas zapatistas y la Convención ocupaba los puestos civiles de la ciudad.
El hecho de que el gobierno estuviese en manos de la pequeña burguesía convencionista y el poder de decisión en manos de los generales zapatistas, provocó que las medidas emanadas de ese gobierno fuesen contradictorias y vacilantes. Diferente actuación sostuvo Obregón cuando estaban en la capital con las fuerzas carrancistas; así, por ejemplo, en noviembre incautaron la Compañía de Tranvías y obsequiaron a la Casa del Obrero, dos meses antes, locales para que se instalaran; asimismo emitieron billetes para solucionar la escasez de la moneda en oro y plata. Ya en febrero de 1915 incautó la Compañía Telefónica Mexicana y cedió la gerencia al sindicato. Eran, pues, medidas prácticas y efectivas.
En cambio, en lo que los Convencionistas hacían, había un amplio margen claro y decisivo y sus medidas siempre fueron tendientes a crear una situación estable sin apoyar en forma definitiva a ninguna clase abiertamente: permitían las huelgas de los obreros electricistas, pero mandaban fuerzas para vigilar el orden y el bienestar público; apoyaban las peticiones del obrero, pero permitían que el
burgués llegase incluso a burlarse de aquél; conseguían artículos de primera necesidad para evitar la carestía de éstos, pero solamente encomiaban a los comerciantes a que “ayudaran de buena fe” a no especular con las mercancías.
Su concepción del poder político, es decir, el Estado, era aquella que siempre le ha querido dar a la burguesía: el de interventor y árbitro en toda cuestión que se presente con un carácter neutral, mostrándose imparcial. Obviamente, con un poder político capitalino establecido bajo estas consideraciones, las luchas quedaban abiertas a ser resueltas en forma directa contra el patrón burgués y el obrero organizado.
De esta situación se habían valido en determinados momentos los gerentes de la Compañía de Luz y de la Telefónica Mexicana, cada uno a su manera. Cada uno con su visión que repercutía así en forma diferencial; mientras que uno comprendía en forma clara la situación del momento y pactó con los obreros (la visión del monopolio eléctrico y la anterior incautación que se había realizado de los tranvías fueron causa primordial de eso), aceptando las peticiones obreras, el otro pierde el control de su empresa.
Las medidas drásticas partían del carrancismo y a él se sometían; así las actuaciones de la burguesía imperialista permitieron observar cuál era el bando fuerte, en cuanto que tenía una mayor visión política. El gerente de la Compañía de Teléfonos Ericsson, también consciente de que el poder político de la Convención era vacilante, de acuerdo a sus componentes de clase, optó por transar de acuerdo a su propia fuerza y acción. Es decir, hizo a un lado a las autoridades que se mostraban vacilantes y se enfrentó directamente a la fuerza del obrero telefonista (apoyado por el electricista en una organización conjunta).
Sólo en la lucha de clases así entablada el proletariado dejaría a un lado toda postura pequeño burguesa, mostrando una organización de base, de clase. En este sentido, la lucha por desarrollarse es larga y dura y evidencia en forma precisa el carácter esencial y fundamental del poder político clasista. En efecto, cuando a finales de mayo la derrota de las fuerzas villistas y el repliegue de las zapatistas era evidente, y por tanto Carranza se observaba como viable vencedor que retornaba a la capital, el gerente de la Ericsson optaría por dejar a un lado la lucha a la que por seis meses se había enfrentado, eso por un lado. Mas por otro, parece ser el más determinante, el sindicato había logrado ya el apoyo general de todos los telefonistas de la Compañía Ericsson. En el proceso de huelga de esos meses el principal obstáculo fue que varias telefonistas y empleados no secundaban el parecer general, respondían más a las promesas y amenazas del patrón que al llamado de sus compañeros. Así en mayo el sindicato logró que los disidentes adquirieran conciencia y comprendieran su ubicación en la situación que existía. Pero no adelantemos y volvamos al punto en cuestión.
Entonces la intransigente actitud del empresario se mantenía, y durante más de un mes sus contestaciones no dejaban de ser insolentes y despóticas. No cedía un ápice. Las autoridades convencionistas habían intervenido tratando de convencerlo y que depusiera su actitud, pero no lo lograron. La firma que había hecho del convenio y la postura adoptada después, constituía una burla para los obreros. Por fin, en marzo 29, el comité central del sindicato y el gobernador del Distrito Federal llegaron
al siguiente acuerdo: 1. El Sr. Ostlund dará amplia satisfacción al sindicato en asamblea convocada al efecto; 2. Reingresaran a sus empleos la mitad de las compañeras destituidas, incluyendo a las de las comisiones; 3. De los obreros y empleados, serán repuestos la [tercera]… parte de los destituidos incluyendo a los que formaron las comisiones…374
Al enterar de esta resolución al gerente de la Ericsson, éste desechó el acuerdo, alegando la falta absoluta de trabajo y excusándose de dar satisfacción en asamblea por parecerle muy riesgosa la forma en relación a la falta cometida (como se recordará, la falta fue insultar a la comisión, llamándoles rateros), concretándose a pedir perdón a la comisión por la ofensa, insistiendo la misma comisión en que ella no estaba autorizada a tomarla en esa forma.375
Ante la intransigente postura del gerente de la Ericsson, en el SME se mantuvo un alto espíritu de lucha. Los obstáculos hasta ahora presentados se debían, en gran parte, a la escisión que se había presentado entre los trabajadores de la empresa. Aun así, el
compañero Morones [para estas fechas gerente de la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana] en un aplaudido discurso a lienta a los huelguistas, indicando que tan pronto se le ordene el “Sindicato” está dispuesto a colocar a los compañeros sin trabajo en la forma en que el Sindicato mismo se lo indique [y] pidiendo al final un merecido aplauso para las compañeras de la oficina de Tacubaya que en su totalidad han abandonado el trabajo…376
Con el fin de resolver el conflicto y en busca de una postura clara, el sindicato convocaría, urgentemente, a una asamblea extraordinaria.377 Ese mismo día el gobierno convencionista deseaba
que la huelga declarada por los empleados de la Compañía de Teléfonos Ericsson [tuviese]… una solución cuanto antes, para que el público se vea libre de las molestias que causa la deficiencia en el servicio por causa de personal.
Y para ello el presidente citaba al “Gerente… y a los representantes del Sindicato de Electricistas, para que cuanto antes se llegue a una resolución favorable al público”.378
Debido a la nueva contestación, se formularon otros tres puntos de solución, que aunque diferentes mantenían la misma postura:
1. Reingresaran la mitad de compañeros y compañeras destituidas de las que formaron las comisiones.
2. .Reingreso de todos los huelguistas, para quienes se pide… el pago de sus salarios durante el tiempo de huelga.
3. Reingresarán la tercera parte de los operarios destituidos…
Con el llamado hecho por el presidente y con estas nuevas peticiones se realizaron dos reuniones para tratar los problemas que la huelga presentaba. Así el
objeto de las reuniones fue el de ver la manera de que terminara el conflicto surgido… de manera satisfactoria.
En la primera junta que se efectuó a las diez de la mañana, el gerente de la empresa expuso al general Roque González Garza los motivos que la compañía tenía para no acceder a las peticiones de los huelguistas, las que fueron consideradas como inaceptables, no llegándose a un acuerdo definitivo.
En vista de ello, el señor encargado del Poder Ejecutivo indicó que por ambas partes se formularan las condiciones factibles de acuerdo.
A las seis de la tarde tuvo lugar la segunda junta. En ella la gerencia de la Empresa Ericsson accedió en parte a lo pedido por los huelguistas, debido a los buenos oficios interpuestos, para terminar el asunto favorablemente por el señor general González Garza. Los sindicalistas no aceptaron las ofertas hechas por la Empresa Ericsson, las que consideraron poco razonable.
En vista de ello, el general González Garza manifestó que daba por terminada su gestión en vista de ser irreconciliables las partes litigantes. Indicó que cada uno meditara sobre el asunto para ver si era posible una reconciliación.379
Por cierto, la postura que la empresa adoptaba no sólo la proyectaba con las pláticas realizadas con el presidente, sino también ante el sindicato. Los representantes de la empresa intentaban mostrar a los sectores sociales capitalinos la eficiencia y el respeto por el público, que ante todo era lo que motivaba la conducta seguida por la Compañía. A decir de ésta. Los momentos críticos del país eran respetados por la empresa y por los obreros.
Se informaba en estos días, y posteriormente en el transcurso del conflicto huelguístico, que la Compañía de Teléfonos Ericsson seguía “dando servicio al público por no haber secundado las señoritas operadora la actual huelga de los operarios”.380 Y, por tanto, todo aquel que deseara los servicios de la misma, sería atendido en la forma acostumbrada. Así la empresa intentaba demostrar que no había consenso en los obreros sindicalizados y que si unos estaban trabajando, era por la buena forma en que se les trataba en la negociación, por los salarios y por las prestaciones que recibían; no había motivo de descontento, sólo la intransigencia de unos cuantos que buscaban el beneficio propio.
Puesto que las dificultades hasta ahora presentadas eran de la misma fuerza que las acciones contra ellas enfrentadas, el Sindicato aprobó que “se organice una manifestación muda de protesta contra la repetida Empresa Ericsson, llevando cartelones y distribuyendo profusamente invitaciones”.381 El gobierno concedió permiso para realizar estos actos, que eran permitidos si no se rompía el orden público. Al ir a hacer esta petición, el secretario de Gobernación
dijo que como fuera posible que el Gerente intentara introducir elementos de desorden entre los manifestantes y como consecuencia se produjera algún tumulto, cualquier mal resultado haría [desde luego] responsable al “comité” del Sindicato.382
A consecuencias de este imprevisto, los obreros dudaban un poco sobre la actitud que se debía asumir o seguir de ahí en adelante. Así solicitaron a Soto y Gama y a Luis Méndez que asistieran a una asamblea extraordinaria en la que se trataría esta cuestión de suma importancia. Deseaban que se les ilustrara “en la línea de conducta que este ´Sindicato´ a debe seguir con respecto con respecto a la Empresa Ericsson “. La conducta que se aconsejó fue no cejar en el empeño de la solución satisfactoria de sus demandas.383
Las acciones del SME se tornaban difíciles cada vez más; la contradicción fundamental era la existencia de obreros y empleados que no secundaban la huelga promulgada por el Sindicato. Las telefonistas, con las que la empresa podía mantener el servicio telefónico, probablemente en contubernio con el gerente, también intentaban movilizaciones con el fin de aclarar su posición:
Una comisión de señoritas telefonistas de la Ericsson… [explicaban] la actitud de las ciento treinta operadoras que han querido declararse en huelga con motivo de las dificultades suscitadas entre el Sindicato de Electricistas y la Compañía Telefónica mencionada [Manifestó]…la comisión que el primer deseo de las operadoras de la Ericsson era hacer constar que ellas no han aprobado la intervención del sindicato en las negociaciones entabladas entre ellas y la Gerencia de la Compañía, porque no le reconocen la capacidad suficiente para juzgar la situación, toda vez que no tiene los datos necesarios para ello. Éste es el sentir de la mayoría y prueba de esto es la actitud de las telefonistas que en número de 132 no han secundado la huelga, en tanto que sólo 25 acataron la resolución del Sindicato… [Agregaban, además, que en] razón de diversas gestiones hechas por los empleados de la Ericsson referida…, tendientes a mejorar nuestra condición y con el fin de obtener aumento de sueldo del que disfrutábamos, el Gerente de ella asintió a nuestras pretensiones: obtuvimos ese aumento a un cincuenta por ciento más de la suma que como emolumento percibíamos y, consecuentemente con ello, hemos estado percibiendo y, consecuentemente con ello, hemos estado percibiendo desde entonces la cantidad convenida.
Cuantas peticiones hemos hecho al señor Gerente de la Empresa, basada en la razón y la equidad, han sido atendidas y gustosas hemos visto que conciliando intereses con la Empresa con los nuestro, y aun dejando triunfantes estos últimos con alguna mengua de los primeros, se obsequian nuestras solicitudes y pretensiones que hasta ahora hemos procurado sean hechas de una manera atenta, correcta, deben existir en toda persona culta, aunque ésta sea empleada y pertenezca a la clase media.
En la primera exposición clara que procuraba ser consistente e intentaba cubrir los aspectos criticados hasta entonces por el Sindicato; continuaban exponiendo las telefonistas:
Ninguna queja tenemos hasta hoy de la citada Empresa, y contra lo que se asegura y se dice respecto a nosotras, que estamos trabajando y le servimos por la fuerza, por temor o con la esperanza de ulteriores ofrecimientos, desempeñamos gustosas nuestro trabajo, voluntaria y espontáneamente, y sin que para ello se nos haga coacción en ninguna forma ni se nos haya ofrecido algo para el porvenir, si no es aquello que todo empleado tiene perfecto derecho sin que le sea ofrecido y es ascender y mejorar en su empleo, fundado en sus antecedentes, honradez, competencia y antigüedad.
Sobre el origen de la huelga opinaban:
La separación de algunos empleados de la Empresa obedece a lo innecesario de sus servicios; nos consta que. Debido a la anormal situación por la que se atraviesa, el trabajo de los conmutadores ha disminuido notablemente, y por ello la Empresa se ha visto en la necesidad de hacer reducciones en sus gastos, disminuyendo empleados y haciendo economías enteramente juiciosas y racionales, que tienden seguramente a la conservación de Empresa, cosa muy justificada y que evita un mal mayor y de gran trascendencia.
Si llegase a la vez que la Empresa o su Gerente no atendiese las peticiones y solicitudes justas y juiciosas que le hagamos, o faltase a los convenios o pactos ajustados, conocidos por todos los empleados, entonces nosotras seremos las primeras en levantar la voz, ya sea por este mismo medio, ya sea por otro, pero siempre reposado. Legalmente autorizado, decente y ante quién corresponda, para pedir se respeten nuestros derechos y se cumplan esos pactos en forma convenida.
Hacemos constar que el número de horas que trabajamos es justo y señalado, que las labores y los turnos están perfectamente distribuidos y que el servicio telefónico en nada ha sido afectado hasta la fecha, cosa que se comprueba con el hecho de no existir queja por parte de los actuales suscriptores.384
El conflicto presentaba así todas las variables que en él intervenían: los disidentes, la empresa y los obreros sindicalizados que habían declarado la huelga. Los empleados y obreros de la empresa telefónica Ericsson era de 240 a 250. La huelga la realizaban la mitad de los trabajadores de la empresa y no una mínima parte, como afirmaban las telefonistas disidentes –recuérdese que se despidieron a cerca de 80 obreros y empleados, los cuales participaban activamente en el proceso, y su reinstalación era uno de los puntos nodales de la acción. Esto, la mitad de los trabajadores en huelga y la otra no, era la principal contradicción que se presentaba en el proceso de huelga y lo que dificultaba las medidas drásticas, mejor dicho eficases, para la solución del problema. En la falta de colaboración y apoyo basaba el gerente de la Ericsson su actitud intransigente, conllevando así mismo una desviación del movimiento y desprestigiándolo ante los diversos sectores sociales capitalinos.
La falta de una concepción clara en las telefonistas, respecto a su posición en las relaciones que entablaban con el gerente de la empresa, impedía el criterio unificador necesario para que participaran en el movimiento.
La competencia, otro punto fundamental que atacaba el sindicalismo naciente de los obreros electricistas, se planteaba como algo necesario para el mejoramiento y bienestar del trabajador; sin embargo, las disidentes no entendían que este punto, esencialmente favorecía al empresario, ya que la competencia entre los obreros reducía el valor de la fuerza de trabajo que ofrecían en el mercado, del cual el capitalista o empresario telefónico compraba lo más barato. En la medida en que su preocupación fundamental era no perder los medios de subsistencia, dada la situación crítica imperante en la capital, su precio –en cuanto fuerza de trabajo- era igual al anterior a la crisis, la cual había provocado una inflación lenta y constante. Es decir, los precios de todos los artículos de consumo necesario se elevaron en forma increíble, provocando con ello la dificultad de adquirirlos, de tal forma que la acción de los proletarios electricistas era elevar el precio de su fuerza de trabajo, al igual que todos los productos existentes en el mercado, como único medio efectivo para que los productos elementales de subsistencia pudiesen ser adquiridos por ellos.
Esto conllevó, de manera especial, un consenso objetivo en el que participaron todos los obreros electricistas de la capital, excepción hecha por las telefonistas. De aquí surgió otro punto importante respecto a los fenómenos sociales, y más precisamente a la conciencia sindical que se intentaba fomentar, crear y expandir en esos momentos por el obrero electricista organizado. Sólo un camino demostraba, al SME, que la solidaridad y la con fianza en los propios elementos resultaban eficientes para adquirir el objetivo planteado, elevar el precio de la fuerza de trabajo, y éste era: la lucha. Así el movimiento de huelga se llevaría hasta alcanzar la efectividad de la política sindical, propugnada en el seno de las discusiones y críticas sobre las diversas tendencias organizativas existentes a finales de 1914.
La actividad desplegada por el SME era rápida y constante. Sus actos, convocatorias y manifiestos debería demostrar la actitud propiamente obrera, requería de una opinión favorable de los sectores sociales de la capital; por ello, cuando los periódicos no publicaban las noticias o convocatorias que el SME les enviaba, los obreros electricistas actuaban en forma crítica hacia tales manifestaciones “reaccionarias” adoptadas por las publicaciones capitalinas.385
La necesaria base informativa de la lucha por evitar el abatimiento, para convocar a las asambleas en las que se proponían las nuevas acciones, como la pega de cartelones de denuncia a las actividades divisionistas de los empresarios y la crítica hacia su constante bienestar con base en la explotación de los obreros, se hacía indispensable. La acción informativa para evitar las divisiones y el abatimiento, así como el apoyo social de los diversos sectores de la capital, era un punto que no olvidaba el SME, sin el cual la acción planteada sería criticada y frustrada. La crítica hacia las publicaciones que se tornaban a momentos “reaccionarias”, por no sacar las notas referentes al SME y su movimiento, se hacían a través de mítines de protesta y manifestaciones en los diarios referidos. Ese fue el caso que tuvieron que enfrentar El Monitor y de The Mexican Herald, el 4 de abril de 1915, cuando debido a “a un descuido, que es de lamentar”, no apareció la convocatoria que el SME hacía, referente a una asamblea extraordinaria.386
La asamblea a que se convocabas tenía por objeto discutir una nueva acción que el SME proponía realizar con el fin de terminar el conflicto en la Ericsson y, a la vez, después. Es preciso destacar la presencia de Antonio Díaz Soto y Gama y de Luis Méndez; en esos actos efectuados y por realizar, por ejemplo, la crítica que se hizo a los dos diarios fue Soto y Gama.
Una cuestión de suma importancia; los obreros y telefonistas despedidos por la empresa, “así como la de los compañeros que actualmente se encuentran en huelga”, recibían su salario por el SME de sus fondos de resistencia.387 Ello permitía mantener el espíritu de lucha y la confinaba en el sindicato.
Con el fin de realizar el mitin y tratando de lograr la mayor asistencia posible, el sindicato lanzaba una convocatoria en la que se planteaba la situación y postura en el conflicto:
Se invita a todos los hijos del trabajo, a todos los obreros conscientes y honrados, que sienten dentro de sí todas las santas iras de los explotados y la rebeldía de los oprimidos, para un mitin en el “Sindicato Mexicano de Electricistas”. Organiza en señal de protesta contra la intransigencia de los representantes de la empresa telefónica Ericsson, S.A., el despotismo irritante de su gerente y contra la actitud asumida por aquéllas y aquellos que, vergonzosamente, han desertado de nuestras filas, para ir a lamer la mano que los azota o para sonreír delante del que los insulta.
Por eso protestamos públicamente; para que todos sepan lo que es esa empresa, que ha venido a nuestro país a enriquecerse a costa del inmerecido favor que le dispensa el público y explotando inicuamente a todos los que han tenido la desgracia de servirla.
Para que todos conozcan quién es el gerente, quién es ese altanero, que, destruyendo la voz de la razón y ajeno a todo sentimiento de consideración y de justicia, pretende imponer su voluntad despótica de todos, sólo porque es extranjero; a ese hombre, indigno representante de una empresa, afrenta toda sociedad civilizada, que cuando llegamos a él para exigir justicia, nos llamó ladrones; a ese hombre, genuina representación de los capataces y verdugos de la Edad Media.
Para que todos sepan que en este pedazo de tierra que se llama México, en plena revolución social, en plena hora de emancipación y libertad, aún existen seres (vergüenza es decirlo), mujeres y hombres, que revelando un bajo nivel moral no sólo no acuden a nuestro llamado en épocas de prueba y sacrificio, ellas y ellos, que ya han recogido fruto de nuestros esfuerzos, sino que arrastrándose a los pies de quienes los explotan y ultrajan, aún nos hostilizan.
¡Baldón para la empresa Ericsson! ¡Para su gerente nuestro desprecio! ¡Para nuestros Compañeros de ayer, para los desertores, para los traidores, para esos pobres seres, para esos pobres seres inconscientes, nuestra compasión!
¡Hijos del trabajo, obreros de todos los países, héroes ignorados, falange de luchadores no vencidos, oíd la clarinada que lanza el derecho y la justicia ultrajados y uníos a nosotros en esta manifestación pacífica pero enérgica ya que todos somos eslabones aislados de una gran cadena que, en un futuro no lejano, ahogará en un círculo de hierro a todos nuestros infames opresores! … El Sindicato Mexicano de Electricistas.388
La organización lanzaba así uno de los más serios ataques contra los disidentes, contra la gerencia, en busca de un método y una táctica que a fin de cuentas lograse la efectividad que hasta entonces no se conseguía, por medio de “cartelones” que se pegaban en los centros de trabajo, así como en lugares estratégicos de la ciudad, cubriendo todos los aspectos posibles para mantener informados a los sindicalizados y a los sectores sociales de la capital.
Todo se ponía ante una dura prueba, la crítica que a nivel general realizaba el SME ante todos los obreros y sectores sociales de la capital, de los obreros y telefonistas que no habían secundado la huelga, los cuales tenían una reacción en defensa de su actitud y a favor del gerente de la compañía telefónica:
Un grupo de 18 empleados calificaban de injusto lo que el sindicato afirmaba de ellos:
los firmantes… aseguran que el gerente de la compañía, a la que prestan sus servicios, no emplea de violencias para con los operarios, a quienes trata con la cortesía compatible con su cargo y que, en la presente huelga, se ha mostrado conciliador y que en prueba de ello están las concesiones propuestas por dicho señor Presidente de la Soberana Convención Revolucionaria, encargado del poder Ejecutivo, en las que, entre otras cosas, ofrecía redimir a todos los operarios huelguistas, colocar de nuevo a una tercera parte de los que separó por falta de trabajo y dar, el título de compensación, una semana de sueldo a todos aquellos cuyos servicios no les fuera doble utilizar.389
Junto a esta publicación aparece otra nota, ahora de las telefonistas. Mas la opinión pública se mostraba ya inclinada a favor de los sindicalizados que sostenían la huelga. Por ejemplo, el periódico que sacaba esta nota consideraba que realmente los disidentes actuaban debido a la “coacción de la plutocracia”.390 Las acciones que el SME realizaba retribuían frutos y demostraban la efectividad de los planteamientos seguidos hasta entonces. El comunicado de las telefonistas manifestaba:
El Sindicato Mexicano de Electricistas… nos dirige ultrajes descabellados por el sólo hecho de permanecer fieles en nuestros puestos, correspondiendo de esta manera a las atenciones, consideraciones y respetos que la Empresa de Teléfonos Ericsson ha dispensado a las empleadas que actualmente prestamos nuestros servicios en dicha compañía.
No intentamos contestar los insultos torpes y necios que la mencionada agrupación de obreros nos dirige, pues nuestras costumbres, tanto morales como sociales, nos colocan en un nivel distinto por completo; pero si deseamos poner en conocimiento del público sensato de esta capital, y del mismo Sindicato, que estamos muy conformes con la retribución que la mencionada nos ha asignado, teniendo en consideración las actuales circunstancias por las que atraviesa el país.
Igualmente hacemos constar con respecto a los reproches hechos también a nuestro digno Gerente, el señor Erik Ostlund, que lejos de ser un hombre déspota, tiene siempre para nosotras toda clase de distinciones y bondades dignas de todo caballero.
El Sindicato, irritado por no poder realizar su injusta pretensión, procura impresionar al público con sus falsos informes, frutos del despecho y de la ira. Esperamos que las personas de criterio sano, que tengan conocimiento de las dificultades, sabrán dar a cada uno lo que merezca…
Las respuestas que hacían de la crítica hecha por el SME eran más bien defensivas y, de hecho, defendían a toda costa la postura del gerente, con lo que demostraban que más que ver los intereses propios, los obreros o empleados a sueldo, defendían los del gerente.
El mitin programado por el sindicato se realizaría el domingo, para que asistiera la mayor parte de los obreros del Distrito Federal. En él se invitaba a Antonio Díaz Soto y Gama, conocido por todos los capitalinos, y a Luis Méndez, “para protestar contra el proceder del gerente de la empresa de Teléfonos Ericsson”. Veamos el contenido de la invitación que el SME hacía a los obreros:
Compañeros: El Sindicato Mexicano de Electricistas en sus luchas por las reivindicaciones del proletariado, por la conquista de sus derechos, por la legitima avidez de justicia y para quitar el látigo de manos de los explotadores de quienes estamos cansados, nos ha tocado en suerte medir nuestras armas con uno de los más astutos y refinados capataces que hemos logrado encontrar, encargado de la empresa telefónica Ericsson, nido de suecos de los más déspotas e hipócritas que jamás hemos visto.
Queremos quitar la careta a este individuo jesuístico, cuyas manos ávidas de oro y cuya conciencia de granito están sobre la más rudimentaria justicia.
Este hombre en su afán de lucro, cuando no tiene argumentos que oponernos, nos llama ladrones a un grupo honrado de operarios que ha conocido la infamia de pedirle justicia parta el personal a sus órdenes.
Desgraciadamente en este país estas luchas que son nuevas y esto añadido a la astucia del gerente dicho, la huelga de ese personal no fue del todo general: los unos por traición y los otros por viriles y honrados, los ha colocado frente a frente en el estadio.
Los que quedan, convenencieros y traidores, permitieron que la apocalíptica figura de Ostlund pasara sobre sus firmas y se inclinaron ante sus dotadas garras. Los que salieron, altivos y valientes, desafían el hambre y sus consecuencias con fe en la justicia que les asiste, mientras que los comodines disfrutan de las mejoras que éstos les proporcionaron recibiendo en pago la mas canalla de ,las burlas y la más ruin venganza, yendo en desvergonzada comisión a la prensa a exhibir su maldad y su descarada infamia y a publicar hechos falsos, como que el gerente había ofrecido el reingreso de todos los huelguistas; esto no lo ha dicho el Sindicato, y acerca de la tercera parte de los antes destituidos injustamente, “nos dejaría hacerlo siempre que lo dejáramos escogerlos”, cosa que no era la condición a él puesta por el Sindicato, pues esta condicional envuelve la preconcebida idea de dejar fuera a los que formaron las “comisiones” que se enfrentaron con él para presentarle y discutir el “Memorial” de aumentos en los salarios y otras mejoras.
Nuestras condiciones para terminar esta huelga son: 1ª. Reingreso de todos los huelguistas; 2ª. Reingreso de la mitad de los compañeros y compañeras destituidos, incluyendo a los y las que formaron las “comisiones”, y 3ª. Regresarán la tercera parte de los operarios destituidos con anterioridad a la huelga y después de aprobado el “Memorial”.
Si esto no es “justicia”, dado que tiene todas sus líneas foráneas inutilizadas desde los últimos acontecimientos de campaña revolucionaria alrededor de la ciudad, prefiriendo esto, que conceder lo pedido, recurriendo a los más desvergonzados de nuestros enemigos, para pretender falsear la opinión e inclinarla de lado del gerente.
¡Obrero fe en el triunfo!
¡La justicia llegará! Y cada uno quedará a la expectación pública en el sitio por él elegido.391
A las nueve de la mañana se realizaría el mitin, y los intermedios de los discursos serían cubiertos con los siguientes números musicales.
Caballería Rusticana (Mascagni); Invitación a la Gaviota (Bonafoux); Baile de Máscaras (cantado por la señorita Josefina Ramírez); Nalia, intermezzo (Leo Delibes), y Polonesa Militar (Chopin). Con invitación abierta a los obreros y al público en general. ¡Entrada Libre!392
El mitin tendría gran significación por cuanto se requería actuar ante las posturas adoptadas, tanto por los disidentes como por el gerente. Además de Soto y Gama y Luis Méndez, acudió Rafael Pérez Taylor, también en su calidad de delegado de la Convención. Este último precisamente fue el que inició el acto después de que el secretario general del SME saludó a la concurrencia;393
El delegado Pérez Taylor pronuncio su vibrante discurso en el que, después de atacar duramente a los patrones sin conciencia, manifestó que los gobierno que ha tenido la Revolución Mexicana son los culpables directos de la situación actual de los obreros y atacó de manera enérgica y vehemente a los extranjeros que explotan.
[Luis Méndez] explicó los motivos económicos por los que se forman los sindicatos y expuso que la Revolución [convencionista] protegerá siempre al obrero contra la rapacidad de los patrones.
[Acto seguido una telefonista, la obrera María Bustos, dijo], entre otras cosas, que la obrera mexicana pasa por muchas penalidades para poder subsistir y vestir discentemente; sin embargo sabe trabajar y sostener a su familia en todos los contratiempos. Levantó su voz contra sus compañeros de la Compañía de Teléfonos Ericsson, que no secundaron la huelga y que prefirieron un salario ridículo, al sacrificio heroico y salvador que demandan el sostenimiento y el triunfo de los principios que se defienden, que fueron motivo del movimiento.
Habló en igual sentido la señorita Josefina Soto Mayor; luego los señores Luis N. Morones y Ricardo de la Peña pronunciaron fogosos discursos exhortando a todos sus compañeros a secundar la huelga, porque sólo de esa manera podrán contrarrestar el poder de sus explotadores. El público, que invadía por completo la sala, prorrumpió en aplausos cuando los oradores terminaron de hacer uso de la palabra.
…Enseguida la secretaría [general] dio cuenta con varios donativos que el Sindicato Mexicano de Electricistas ha recibido de diversas agrupaciones y particulares para el sostenimiento de la huelga.
El general Sergio Pazuego, delegado de la Convención… hizo un donativo de veinte pesos y, a invitación del señor Peña, hizo uso de la palabra. Dijo el general Pazuego que la justicia y la razón están siempre de parte de los obreros honrados y les aconsejó que se organizaran y elevaran una queja al Gobierno, y si éste no les prestaba su apoyo, concurrieran a la Soberana Convención que, como revolucionaria que es, defiende y defenderá a todo trance los intereses del proletariado y procurará sus reivindicación [terminó]…exhortando a los obreros a no cejar en sus propósitos, que calificó de loables y justicimos…
Por su parte, el gerente Ostlund no había esperado solamente el acontecer de los sucesos, sino que también se movilizaba, haciendo “gestiones diplomáticas… para impedir la verificación del meeting”, a la vez que solicitaba la eliminación de los boletines de información y protestaba porque el sindicato los había colocado en las esquinas, a fin de impugnarlo públicamente. Y aunque el Gobierno no se definía hacia alguna de las partes, al menos en las gestiones hechas por aquel, contestó: “que ni los papeles se retiraban, ni se impediría el meeting”.394
Otra de las cosas que se plantearon en el sindicato, fue la de acudir a Soto y Gama y Luis Méndez para que éstos, como voceros del SME, informaran y pidieran ayuda a la Convención que en ese entonces se reunía para discutir el programa de reformas económicas y sociales. Mas debe recordarse cuál era la política del sindicato en estos casos y, al respecto, se exhortó “a la asamblea para que en toda conveniencia considere esta proposición, puesto que ya se dicho que este ´sindicato´ no debe ligarse a ningún partido político…”. Debe notarse que al menos existieron momentos en que el sindicato tuvo contacto con los convencionistas, lo cual le sirvió como un importante apoyo.
Las actividades hechas por el sindicato empezaban a resquebrajar la falsa conciencia de los telefonistas y crear una propiamente obrera. Al respecto el SME informaba:
Habiéndose acercado un numeroso grupo de compañeras (hoy en labores) a preguntarnos sobre nuestra actitud, en el caso de que ellas, comprendiendo la justicia que nos asiste y convencidas del error en que habían incurrido, vengan a engrosar el grupo de luchadores abnegados que están en huelga, queremos hacer público que si el Sindicato Mexicano de Electricistas ha sido y será implacable para todas y todos los que han desertado de nuestro lado, no deja de comprender que si la razón y la verdad se han puesto de manifiesto y a [sic] sido comprendida ya la honradez de nuestros actos por aquellos que prematuramente nos juzgaron o no nos comprendieron, esta agrupación de obreros, humildes pero honrados, siempre tenderá la mano a todos sus hermanos, olvidando el pasado, sólo juzgará el presente y con fe ciega y en el porvenir vuelve a convocar a los suyos para que unidos siempre compartamos las satisfacciones del triunfo que muy pronto será un hecho, pese a nuestro odiados explotadores.
[Finalmente, exhortaba:]
¡Compañeros y compañeras!, que en un momento de ofuscación o desconfianza habeís desoído la voz del derecho que os convocaba, todavía es tiempo de que volvaís al camino del deber y al lado de los vuestros, pues no es posible borrar con la apatía o indiferencia, el pacto que vuestras manos han sancionado cediendo a los impulsos del corazón y de una voluntad firmísima. El Sindicato Mexicano de Electricistas os espera no para recriminaros, sino para alertarnos; no para injuriaros, sino para bendeciros. Olvidad el pasado y venid con nosotros, que aquí está vuestro puesto.395
Las acciones del sindicato a través de un largo proceso, como el movimiento huelguista que se presentaba, demostraban su efectividad, y la actitud sostenida se proyectaba como la correcta. Los triunfos anteriores le habían demostrado al SME que el camino para satisfacer las demandas que se proponía era la lucha constante en torno a ellas, basándose en los propios elementos –y sólo en ellos-, a pesar de que se encontrasen divididos. Así actuaba el Mexicano de Electricistas y no se alejaba de tal postura adoptada desde el surgimiento de esta organización en que había discutido el objetivo de la misma. Y ahora, de nueva cuenta, lo efectivo de sus planteamientos se venía a demostrar con los mismos métodos; es decir, en la lucha misma, constante y tenaz. La confianza en los propios elementos, así como la posición en que se ubicaban dentro de la producción, les permitían llegar a la conclusión de que sus peticiones estaban en “los límites de la justicia” y, por tanto, las peticiones y demandas no podrían ser negadas. En sí, la conclusión de los electricistas no concuerda con los hechos y con las actividades que ellos mismos llevaban a efecto; la lucha demostraba que sólo ella permitía efectividad para alcanzar los planes propuestos, pero en cuanto lograban sus metas consideraban que se debían a que “la justicia” estaba de su parte, la justicia permitía el triunfo.
Cierto que la opinión de los demás sectores y el apoyo que éstos pudieren dar al movimiento huelguístico era de suma importancia y que en consideración de esos sectores sociales era menester que “la justicia” se encontrase de parte de los obreros telefonistas (y del SME al que estaban afiliados); la manipulación de la conciencia social desde entonces se implantaba como un factor determinante y determinaba aquella que la burguesía imponía. En los últimos años este aspecto a considerar en los m movimientos populares (lo justo de sus causas) necesariamente adquirió importancia, de tal forma que la represión fue atacada por los periódicos capitalinos, y el mismo Estado se vio obligado a justificar tales medidas.
La crisis social producida por el porfiriato provocó la búsqueda de caminos para implantar “justicia social”, es decir, distribución de la riqueza social acaparada hasta entonces por la oligarquía nacida del poder adquirido con base en los lineamientos porfiristas. En cuanto hizo explosión aquella crisis, los movimientos que se sucedieron dentro de la misma, como fuel saso de la huelga realizada por el SME, requerían de una postura que fuese aprobada por todos los sectores sociales que pudieran resultar afectados; ello fue así por el carácter mismo de la crisis.
Sólo en medio de estas consideraciones el apego a “la justicia” sostenida por el SME y considerada, a la vez, como la que produjo al final de cuentas el triunfo, adquirió otro carácter, de tal modo que la actitud adoptada se tornó consiente de la realidad en que se realizaba el movimiento y, por lo tanto, consecuente con los propios planteamientos y acciones basadas en la fuerza del proletariado organizado.
El sindicato lograba efectividad en sus acciones y se vislumbraba que la huelga triunfaría. El gerente de la empresa telefónica se daba cuenta de ello y la nueva situación se evidenciaba porque el anuncio de la empresa, en el cual se ufanaba de continuar trabajando porque no se había secundado la huelga, aparecía sin esta aclaración.396 Lo cual mostraba que las medidas tomadas por el gerente no eran efectivas y que, por otra parte, las telefonistas dudaban de la postura hasta entonces sostenida; ambas posiciones eran destruidas por la acción constante de la organización electricista. El sindicato salía avante en su objetivo propuesto; la posición sindical que los electricistas habían mantenido les redituaba frutos que consolidaban y fortalecían al organismo. Mas este aspecto que se planteaba en una forma clara era que las actividades tendientes a fortalecer la solidaridad y la confianza en la organización no se suspendiesen.
El gerente en ningún momento dejó de activar un instrumento o medida que repercutiera en su beneficio; deseaba por todos los medios sabotear los trabajos que el sindicato realizaba, hasta invitó a obreros de la Telefónica Mexicana para que trabajasen con él; también envió un espía a una de las asambleas que el SME efectuaba, en la que se trataban aspectos sobre el movimiento; al ser descubierto se le recogieron las notas que había tomado y se le expulsó del salón de actos. Pensaba que al alargar la huelga. El sindicato cedería en sus proyectos, pero no fue así.
Por el contrario, el SME, para contrarrestar tal política empresarial y para animar y elevar la solidaridad y buscar fondos, en ese momento se proponía realizar una corrida de toros, la cual, al parecer, se llevó a efecto.397 Estas actividades daban otro cariz a la lucha que se sostenía y que ya duraba más de tres meses; por lo tanto, era necesario crear un ambiente que mantuviera la solidaridad, a pesar de que no todos los empleados de la Ericsson secundaban la huelga.
Todo lo hecho por el sindicato, no intimidaba la actitud intransigente de la Empresa de Teléfonos Ericsson; al contrario, ya que el gerente ideaba a cada momento nuevas estratagemas para resquebrajar esa lucha obrera, además se inculpaba al sindicato de la muerte de una niña “por fulminación”, y se acusaba, también por el mencionado gerente, a miembros del sindicato de robar las líneas y aparatos. Se sabía que él mismo y obreros traidores, que le seguían, andaban recorriendo en “autos y coches” los barrios para ocasionar desperfectos que luego imputarían a ellos. Se sospechaba que los “obreros de la Ericsson, hoy en labores, destruyen, después de corregir los desperfectos”, los aparatos de los usuarios que solicitan el servicio.398 Asimismo en las demarcaciones de policía habían recibido “unas circulares” u oficios que el gerente Ostlund giró, al igual que a las prefecturas y hasta el propio gobernador, en los que pedía “la detención de todo operario que no lleve su tarjeta al día expedida por la Ericsson”, ello con el fin de separar de sus labores a todo aquel que no secundara o al menos, estuviese de acuerdo con la política seguida por la empresa.
La argucia que realizaba el gerente se basaba en que a últimas fechas los obreros huelguistas, descontentos por no alcanzar los fines perseguidos, se estaban dedicando a destruir cables y descomponer el servicio telefónico que la Ericsson vendía al público. Es decir, que recurrían a medios violentos e ilícitos para realizar la huelga. Por ello el gerente se veía “en la necesidad de dar, a cada empleado y obrero a su servicio, una credencial que lo acreditara como tal, sellada diariamente por empleados de confianza. Sólo con esa “tarjeta” se debería permitir el acceso de obreros a los teléfonos de los usuarios. (El gerente Ostlund volvía a revivir las tarjetas ordenadas en el paro de Río Blanco, en 1907). Más estas medidas violentas sólo fueron un rumor que los diarios tomaron por ciertos.
Una nueva estratagema aparecía intentando romper la lucha que las y los telefonistas solidariamente sostenían. El SME, por cierto, no estaba solo. Contaba con el apoyo del secretario de gobierno del Distrito Federal, al menos de palabra, ya que había afirmado “que iba a darle una enérgica pero merecida contestación” a esas circulares mandadas por el gerente. Ello consolidaba, en forma indirecta, la unión fraternal y de clase que se tenía en esos momentos. No contentos con ese apoyo informal de parte de la gubernatura del Distrito Federal, se llegó a proponer que “se pida la aplicación del artículo 33 de nuestra Constitución par Ostlund” y dos altos jefes de la empresa.399
El Sindicato, a fuerza de consistencia, afianzaba en torno suyo a los electricistas, demostrando que sólo estando de común acuerdo y con la fuerza adquirida por el conjunto obrero los problemas presentados se resolverían. Ello era cada vez más claro:
…Hoy, como entonces [cuando se libraba la lucha por la Independencia], no un pueblo, pero sí una turba de obreros, hemos lanzado el grito de rebelión contra los capitalistas, contra los burguesas, contra los ladrones de nuestras vidas que [se] agotan en los trabajos rudos. Nuestro ejército se llama Sindicato Mexicano de Electricistas y hace frente a todos los gerentes de las empresas y desafía su poderío de, sus maléficas argucias, el odio que nos tienen porque sabemos defender nuestro derecho; que se atrevan a tocarnos, a tocar uno solo de nuestros hermanos y ya verán de lo que somos capaces…400
Tal era la fuerza conjunta hacia los mismos objetivos; la lucha misma, y sólo en ella y por ella, mostraba su plenitud en los logros obtenidos y se manifestaba de esta forma. Hasta el momento el sindicato proponía tal postura, que respondía de manera efectiva a los propósitos perseguidos por los electricistas organizados.
La situación conflictiva se alargaba cada vez más, de tal manera que el 10 de mayo aún no se resolvía. Esa fecha, en que se conmemoraba a los obreros asesinados en Chicago con manifestación y mítines, en la ciudad de México se aprovechó para hacer una protesta frente al edificio de la Empresa de Teléfonos Ericsson, por la intransigencia que hasta entonces demostraba el gerente de esa empresa y, en ese particular momento,
por no haberse concedido el día a su operarios. En el lugar mencionado… hicieron uso de la palabra dos obreros pertenecientes al Sindicato Mexicano de Electricistas, quienes reprobaron la conducta seguida por aquellos empleados que faltaron a su palabra desertando de la huelga…401
Los manifestantes prosiguieron su camino rumo a otra empresa que tampoco había cedido el día a los obreros, pero poco después regresaron a la Ericsson.
… dispuestos a pedir que se permitiera a los empleados a abandonar sus tareas.
Cuando la manifestación llegó a este sitio, ya se hallaba resguardado por un grupo de gendarmes de la imaginaria (sic) de la sexta compañía… [por lo que se desiste de tal propósito].402
La manifestación no concluyó en ese lugar, sino que se dirigió a la Cámara de Diputados, donde se realizó un mitin en el que participaron algunos diputados y donde se recordaría de nueva cuenta “E grito de protesta que se alzara en Chicago”.
…Fue el señor Ernesto Velasco, Secretario General del Sindicato Mexicano de Electricistas, el último en hacer uso de la palabra para proponer a los manifestantes que, en conmemoración de la fecha, y a fin de hacer resonar el grito de protesta que se alzara en Chicago contra el capitalismo y la burguesía, se pidiera la aplicación del artículo 33 de la Constitución General de la República al Gerente de la Empresa de Teléfonos Ericsson, porque maltrata al obrero mexicano y obstrucciona el libre ejercicio de sus derechos.
La proposición fue aplaudida. Luego terminó el mitin socialista, disolviéndose el grupo de manifestantes…403
La solidaridad obrera se proyectaba, ese día, en forma especial hacia el SME, debido a que todas las referencias tuvieron dos puntos principales: uno, recordar a los obreros de Chicago y, otro, las luchas que el Mexicano de Electricistas estaba afrontando en esos momentos. Por un lado, se recordaba y, por otro, se prestaba ayuda a la lucha de los electricistas. La solidaridad era el punto fundamental en las acciones que éstos llevaban a cabo, resultaba, pues, necesaria la creación de una conciencia social concordante con esa acciones. Y a ello tendía el Sindicato Mexicano de Electricistas. Es menester aclarar un punto primordial, en esos días de mayo el sindicato se preparaba para lanzarse a huelga en la Compañía de Luz, lo mostraba la consistencia y fortaleza del obrero electricista alcanzada en aquel tiempo.
A los tres meses, tras arduas acciones, el conflicto parecía llegar a su fin. El sindicato aprobó un memorial y, a la vez, se
pide a la asamblea un voto de confianza para la comisión, así como que ésta queda autorizada para transar en este difícil asunto bajo las condiciones más ventajosas… [Se] hace ver a la asamblea la inaudita intransigencia del Gerente Ostlund y [asimismo un compañero]… declara que el general González Garza, que se ofreció como mediador en este asunto ha hecho amenazas a la comisión de encarcelarla y de perseguirlos, a lo que contestó [que a él, en lo particular,] podría mandarlo fusilar, pues sólo así podía faltar a sus deberes en el seno de la comisión.404
Tal era la confianza, el espíritu de lucha y la solidaridad que reinaba en el Mexicano de Electricistas. Ese mismo día surgió un conato de discusión y divergencias. Se tenían informes de que la comisión no cumplía con la decisión tomada en la asamblea, lo cual provocó descontento y desconcierto. Mas a pesar de ello, “la mayoría de los presentes votó porque se sancione y sostenga la determinación tomada… por [los] miembros de la comisión…”
Como ya se ha mencionado, las muestras de solidaridad se sucedían continuamente en ese día decisivo, el general Orozco hizo saber a la asamblea “que con las fuerzas que puede disponer estará de nuestra parte si el gobierno llegase a reprimirlos por la fuerza”
La balanza se tornaba favorable hacia el SME por la actitud inquebrantable que él mismo había adoptado: ganar, ante todo, el apoyo solidario y simpatía de los sectores sociales capitalinos y la acción misma basada en los propios elementos, que demostraban así la fortaleza y cohesión estrecha. El día 4 de mayo el SME se lanzó a la huelga405 en contra de la postura adoptada por el gerente de la Compañía de Luz y contra las medidas que éste había tomado para evitar que las ganancias de la empresa se vieran disminuidas a consecuencia del proceso inflacionario y de la crisis socio-política del país. Esta acción repercutió de manera directa en las acciones que el SME llevaba a cabo contra la Ericsson y, por lo pronto, se formaba un memorial que sería discutido. En efecto, debido
…a las gestiones y oficios que interpuso el C. Gobernador del Distrito, mediando en las dificultades que aún existían entre los miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas y la Empresa de Teléfonos Ericsson, se conjuró la amenaza de una segunda paralización de los servicios de trenes y luz eléctrica y de la falta de agua para la capital.
Efectivamente, ayer [mayo 12] a las cinco de la tarde tuvo verificativo una importante junta, a la que concurrieron los representantes del gremio sindicado a que nos referimos y el Gerente de la mencionada empresa telefónica. El señor general Gildardo Magaña, Gobernador del Distrito, que fue quién convocó y presidió dicha junta, manifestó a los miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas que tenía conocimiento de que se proyectaba una segunda huelga general de electricistas, a fin de conseguir, de esa manera, el cumplimiento de las demandas presentadas por la gerencia de la Ericsson.
Llamando la atención de los señores miembros del Sindicato sobre que el proceder en esa forma complicaría grandemente la situación política, de suyo delicada, les insinuó la idea de que, para lograr lo que deseaban, bastaría con que la huelga se hiciera únicamente por los empleados de la expresada compañía telefónica.
El señor general Magaña, el secretario de gobierno, señor Jurado, y los representantes del Sindicato se presentaron más tarde ante el general Roque González, [Presidente de la República]…, quién ofreció interponer su influencia con el gerente de la Ericsson, para ver [la forma] de arreglar satisfactoriamente tan delicado asunto.
Hoy [mayo 13] por la mañana se efectuará otra junta en la Secretaría de Gobernación, a la que concurrirán el general González Garza, el Gobernador del Distrito, el C. Secretario, el gerente de la Compañía Telefónica Ericsson y los representantes del Sindicato, para tratar el asunto con todo detenimiento. El Sindicato presentará, por escrito, sus proposiciones, a fin de que se discutan y procurar así la solución del conflicto.406
En la reunión de ese día había quedado
…resuelto definitivamente el conflicto. Debido a la mediación del Presidente…
El Gerente de la Compañía de Teléfonos aceptó la mayor parte de las proposiciones que presentó el “Sindicato de Electricistas”, y por lo tanto ha desaparecido el temor de que la ciudad se quedará sin trenes, sin luz y sin agua.
Como resultado de sus gestiones, la comisión del “Sindicato de Electricistas” consiguió que volvieran a sus empleos 35 hombres y 7 mujeres… [Es decir, la mitad de los ochenta que habían sido suspendidos].407
El Secretario del Interior, al respecto, informaba
…que la comisión logró que el Gerente Ostlund aceptara en todas sus partes el memorial presentado; esto con la adición de que las siete compañeras reingresen al servicio de la empresa, a la vez que los operarios aceptados y precisamente a la oficina central… [en la que prestaban sus servicios como telefonistas].408
Otra de las cuestiones que preocupaban al SME después del triunfo obtenido, era que si bien se había logrado que reingresaran las siete telefonistas, no se sabía quiénes y cómo se realizaría la elección de los hombres que entrarían a trabajar. El punto resolutivo sólo enunciaba que 35 hombres serían reinstalados, sin mayores especificaciones; es decir, no todos; más la lucha había templado el carácter solidario de los obreros, por ello declaraban “…unánimemente que es su voluntad que el Gerente Ostlund sea quién los escoja…” Demostrando con ello que uno de los objetivos propuestos al formalizar la organización sindical se cumplía en plena forma: desterrar la competencia entre el propio proletariado, acrecentando así la confianza en la fuerza de la organización, crear una conciencia muy singular y particular de clase que cohesionaba los esfuerzos proletarios en una búsqueda tenas de satisfactores propiamente obreros.
…Con esto se da por concluido el asunto y el [Secretario]… General los excita solamente para que, bajo juramento, todos aquellos que sean readmitidos laboren por el triunfo definitivo de los destinos sindicalistas, sin olvidarse ni un momento de que van a esa empresa como delegación honrosa de este sindicato.409
El gerente, no aceptando su derrota, intentaba demostrar que no estaba vencido; por lo pronto, no cumplía la promesa de colocar a las telefonistas en la oficina central. Presionado por el SME, cedió al fin; por lo que los telefonistas, y en sí los miembros del organismo obrero, afirmaban: “Fue completo el triunfo del Sindicato…”410
Tal exclamación parecía en verdad el final del conflicto, pero no es así. No habían pasado cinco días de aquella solución cuando en el
…Sindicato Mexicano de Electricistas fue presentada nueva acusación en contra del gerente de la empresa de Teléfonos Ericsson. Las señoritas telefonistas que, en virtud de acuerdo celebrado ante el C: Secretario de Gobierno del Distrito, reingresaron en dicha compañía, se quejan de no haber sido restituidas a su empleo, pues se les ha destinado, a unas, a trabajos que en atención a su sexo no pueden desempeñar y, otras, a ocupaciones verdaderamente humillantes. En iguales condiciones se encuentran los treinta y cinco operarios, cuyo reingreso se determinó también en la conferencia habida con el Secretario de Gobierno, y a quienes se han degradado en su empleo comisionándolos como simples ayudantes.
Después de considerarse ampliamente el asunto, el Sindicato determinó el nombramiento de una comisión encabezada por el Secretario General [Ernesto Velasco], que acompañado de las señoritas y operarios demandantes se acercarían… ante el C. Secretario de Gobierno, a fin de exponer el caso y de que haga cumplir el gerente de la Ericsson el compromiso que contrajo, cual fue el de disponer en sus empleos a los operarios separados y no simplemente volverles a dar trabajo.411
[Es decir, manifestaron una]… fundada queja contra Ostlund, por falta de cumplimiento a los compromisos que formalmente tiene contraídos…412
Y ahora sí, el conflicto terminaba con un triunfo completo de los obreros. El gerente aceptó los compromisos contraídos, reinstalando en sus puestos a los obreros y a las telefonistas. Más no por ello el Sindicato olvidó a los obreros que no regresaron a sus puestos en aquella empresa. Se gestionaría para ellos, “… ante el gerente de la Cía. de Tranvías, colocación para los expresados compañeros, así como ver si quedan puestos vacantes en la Telefónica y Telegráfica Mexicana…”413 Y si esto no se lograse, se pediría que se ampliase más la nomina en la compañía telefónica de referencia; otra posibilidad era la de llevar a la práctica una actitud, hasta entonces no definida, que permitiera el ingreso de los obreros huelguistas que no fueron reinstalados: despedir de la Compañía Telefónica a todos aquellos que no se encontraban sindicalizados, para dar cupo a los obreros que demostraran su solidaridad y su espíritu de lucha. Este fue el epilogo de la lucha contra la Ericsson.

Notas:
299 Fernando Schsé, “El vientre de México”, en Revista de Revistas, diciembre 20, 1914.
300 El Monitor, diciembre 30, 1914.
301 SME, op. cit., enero 14, 1915.
302 El Monitor, enero 16, 1915.
303 El Radical, enero 20, 1915.
304 Idem.
305 SME, op. cit., enero 16, 1915. Asimismo en el Monitor se asentaba: “aquel que por cualquier motive altere el orden público, será juzgado sumariamente y… pasado por las armas”. Orden de las fuerzas convencionistas publicadas ese día.
306 SME, op. cit., enero 16, 1915
307 Idem.
308 Véase cuadro 7, pp. 167-168.
309El Radical, enero 20, 1915.
310 El Monitor, enero 19, 1920.
311 El Monitor, enero 20, 1915.
312 El Radical, enero 20, 1915.
313 El Radical, enero 21, 1915.
314 Idem.
315 El Monitor, enero 21, 1915.
316 Idem.
317 El Radical, enero 21, 1915.
318 El Monitor, enero 22, 1915.
319 El Economista Mexicano, enero 23, 1915
320 El Monitor enero 24, 1915.
321 El Monitor, enero 23, 1915.
322 SME, op.cit., enero 25, 1915.
323 Idem.
324 SME, op. cit., enero 26, 1915.
325 SME, op. cit., enero 27, 1915.
326 El Monitor, diciembre 27, 1914.
327, enero 1º, 1915.
328 SME, op. cit., enero 30 1915.
329 Idem.
330 SME, op. cit., febrero 4, 1915.
331 SME, op. cit., febrero 4, 1915.
332 SME, op. cit., febrero 5, 1915.
333 SME, op.cit., febrero 5, 1915.
334 La Prensa, febrero 7, 1915.
335 SME, op. cit., febrero 6, 1915.
336 Idem.
337 La Prensa, febrero 7, 1915.
338 La Prensa, febrero 8, 1915.
339 La Prensa, febrero 8, 1915.
340 SME, op. cit., febrero 11, 1915.
341 Recuérdese que inmediatamente de tomada la capital por Obregón, éste regresó a Veracruz a concretizar órdenes de Carranza.
342 SME, op. cit., febrero 11, 1915.
343 Entre los empleados de la Compañía de Luz existía un salario no especificado de 240 pesos en adelante, que probablemente llegaba a los 300.

358 El Monitor, diciembre 29, 1914.
359 SME, op. cit., enero 23, 1915.
360 Idem, febrero 11, 1915.
361 SME, op.cit., febrero 18, 1915.
362 SME, op. cit., Febrero 19, 1915.
363 El Monitor, enero 23, 1915; y SME, op. cit, marzo 23, 1915.
*Ochenta trabajadores; empleados y ocho telefonistas.
364 El Monitor, marzo 4, 1915.
365 El Monitor, marzo 24, 1915
366 El Monitor, marzo 25, 1915.
367 SME, op. cit, marzo 26, 1915.
368 El Radical, marzo 26, 1915.
369 SME, op. cit., marzo 26, 1915.
370 El Monitor y El Radical, marzo 27, 1915..
371 El Monitor, marzo 28, 1915.
372 Idem.
373 El Monitor, marzo 27, 1915.
374 El Monitor, marzo, 30, 1915.
375 SME, op. cit., marzo 28, 1915
276 Idem, marzo 29.
377 El Monitor, marzo 29, 1915.
378 El Monitor, marzo 30, 1915.
379 El Monitor, marzo 31, 1915.
380 Tomado de un aviso que publicaba la Compañía en este periodo de huelga, el día preciso fue; abril 1º, 1915, en El Monitor. No siguió apareciendo en los días posteriores.
381 SME, op. cit., marzo 31, 1915.
382 SME; op cit., marzo 31, 1915.
383 Debe recordarse que ambos eran delegados a la convención que ya se efectuaba en la capital. Los discursos de ambos siempre fueron tomando en cuenta al proletariado. SME, op.cit., marzo 31, 1915.
384 El Monitor, abril 3, 1915.
385 El Monitor, abril 5, 1915.
386 El Monitor, 5 de abril, 1915.
387 De un manifiesto del SME, publicado en El Monitor, abril 5, 1915.
388 El Monitor, abril 6, 1915.
389 El Monitor, abril 7, 1915.
390 El Monitor, abril 8, 1915.
391 El Monitor, abril 10, 1915. Firmado por la comisión con el lema: “Salud y Revolución Social”.
392 El Monitor, abril 11, 1915.
393 El Monitor, abril 12, 1915.
394 SME, op. cit., abril 13, 1915.
395 El Monitor, abril 15, 1915.
396 El Monitor, abril 16, 1915. A partir de esta fecha el anuncio sigue apareciendo en los diarios, pero sin la aclaración aquella de que “los trabajos continúan por no haberse secundado la huelga”, que desde semanas atrás aparecía en los diarios.
397 SME, op. cit., abril 21, 1915. No apareció después la aclaración respectiva.
398 SME, op. cit., abril 21, 1915.
399 SME, op. cit., abril 21, 1915.
400 El Monitor, mayo 1o, 1915. Manifiesto publicado por “un miembro” del SME.
401 El Monitor, mayo 2, 1915.
402 Idem.
403 El Monitor, mayo 2, 1915.
404 SME, op. cit., mayo 12, 1915.
405 Ver más adelante su proceso.
406 El Monitor, mayo 13, 1915.
407 El Monitor, mayo 14, 1915.
408 El Monitor, mayo 16, 1915.
409 SME, op. cit., mayo 14, 1915.
410 El Monitor, mayo 16, 1915.
411 Idem, mayo 20, 1915.
412 SME, op. cit., mayo 19, 1915.