La central telefónica Santa Lucia.
En: Gonzalo Pedrero Gómez.
(Telefonista, escritor y abogado)
Peralbillo, desconocido, histórico y poético (cuentos)
Costa-Amic Editores S.A.
México. 1980.
Primera Parte.
Conocía poco –por ser de reciente ingreso- el sistema en que trabajaba denominado 7A2, de la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana y me sentía orgulloso, porque era más rápido y eficiente que el de la Ericsson.
Nuestro equipo, instalado en la Central Peralvillo, más conocida como Santa Lucía por estar ubicada en la calle del mismo nombre, constaba de varias filas; al conjunto de filas, se le llamaba ROW y éste era movido por un solo motor que quedaba en el centro, o sea entre fila y fila, con pequeños tramos de flecha horizontal que transmitían el movimiento a las flechas largas, también horizontales de las dos filas y que servían para poner en operación los aparatos. Esos motores estaban controlados por un alternador, que permitía que trabajara con baterías, para el caso muy frecuente, de que faltara la corriente de la Compañía de Luz que alimentaba esos motores. Esta precaución que aquí en México, dio buen resultado, no se obtuvo en Tampico, donde se quemaron varios motores. De allí vino la idea de un motor montado en una plataforma para suplir rápidamente a los dañados.
La idea no vino sola; tampoco vino como se supone; caminó ese motor de un lugar a otro, y llegó a México montada en el cerebro de Luis de la Cruz Barrera. Hombre joven, moreno, espigado -que come todavía- y que después siguó creando pequeños-grandes inventos que le producían satisfacción, gusto y encomio de sus jefes: Mr. Roth, Mr. Johanson o Max Mehell, de allá de Tampico (hermano de David, quién funge tiempo después, como jefe de supervisión y encargado de la incipiente escuela de la Ericsson, ya que antes se habían impartido clases informalmente, por los ingenieros Mariano Aguilar y Carlos Waissemberg).
Nuestra Central de Santa Lucía, insisto, más propiamente llamada Peralvillo, constó de cinco filas de buscadores primeros y finales; dos filas de cordones a buscador de registrador; una fila de registrador; una fila de registrador a buscador de cordón, dos filas de selector 2º local, y tres filas de selector 3º, en total 13 filas. Servía a una cantidad no mayor de 2 500 abonados en grupos de 200.
Yo sentía trabajar en algo complicado e interesante; complicado porqué la terminología era en inglés y la técnica electromecánica no resultaba sencilla. Interesante: porque a lo anterior se añadía la comunicación verbal a grandes distancias.
Era admirable ver cómo se deslizaban las piezas del mecanismo Rotary, girando y girando siempre en un sentido, para localizar las conexiones que van de la Central a la casa del abonado que va a efectuar la llamada y en una serie ininterrumpida de operación de relevadores, magnetas –que son lo mismo, sólo que más grandes- y movimientos electromecánicos, ir jalando los hilos necesarios de un órgano a otro, hasta obtener la conexión de los polos “a” y “b” del abonado que llama, hasta los polos “a” y “b” del abonado que llama, el que puede localizarse a gran distancia y que van a ser unidos por medio de cables que recorren calles, cuando se trata de llamadas locales –dentro de la misma ciudad- o kilómetros y más kilómetros, trepados en la cruceta de los postes, cuando se trata de llamadas de una ciudad a otra; cada teléfono con su alimentación correspondiente, que hará posible la transmisión y la recepción.
Nuestros diagramas aprendidos allá por los años de 1943, en la escuela de la “Mexicana”, en Condesa, que dirigieron los señores Cabrera y Julio Sierra, empezaban por meternos en la estación del abonado que llama; que es el teléfono mismo, con sus indispensables piezas y órganos: la campana de corriente alterna para dar los timbrazos de aviso de que está recibiéndose una llamada: el condensador que separa la corriente alterna y directa y limita el circuito de habla: las resistencias puras para bajar el voltaje y que alguien me dijo servían de circuito antilocal, o sea para no escuchar por el audífono la propia voz y los ruidos que se producen en el mismo lugar en que se está hablando. El microteléfono y el audífono a los que no se les han dibujado sus componentes: al primero su pastilla, con sus gránulos de carbón que al comprimirse o refaccionarse por efecto de las vibraciones de la voz, convierten la corriente aplicada a su circuito, en corriente eléctrica pulsante; al segundo sus electroimanes y diafragma que recibe esa corriente pulsante y la transforma en sonido. Dos máquinas sencillas transformando energía. Dentro del mismo esquema, el disco, complicadísimo y preciso órgano interruptor mecánico, que recibe cuerda según el dígito y luego tiene que regresar abriendo y cerrando el circuito en forma regular. Después, ese mismo diagrama nos presenta el primer buscador y circuito de arranque, buscadores que en su ocupación se van alternando en grupos de tres, para que el equipo sufra un desgaste parejo y menor.
Lo mismo sucede con el combinador R, o sea el buscador de registrador; avanza de las posiciones de la uno a la 18 –con excepción de la 2 y la 4- en sus tres fases de conexión, habla y desconexión, quedando los aparatos en la posición 18, subnormal o de espera, hasta que otros se han ocupado en igual forma. De ahí, pasará a la posición 1 que es la normal, listo para servir a otra llamada.
Pasamos al selector 2º local, en que se usan cuatro posiciones diferentes la 2, la 4 y ¼, la 6 y ¼, la 7 y ¼; desaparecen la 3, la 5, la 7, la 9, la 13, la 14 y la 16. Las que trabajan hacen funciones diferentes por tratarse de un órgano distinto. En el selector 3 se usan dos posiciones más que en el 2º. Por último, en el selector final, vamos a encontrar útiles dos posiciones menos que en el buscador de registrador.
Mientras trabajaba en el equipo medio o mal conocido, el Rotary, me aferraba en conocer y estudiar el otro, el de la Ericsson, porque ya se venía rumorando que las compañías deberían unir sus esfuerzos, equipos humanos y técnicos, para obtener un mejor servicio en beneficio de los usuarios. Se había determinado que el que tenía más posibilidades futuras era la Ericsson porque el Rotary tenía diez niveles y veinte troncales o sea un total de doscientas posibilidades; en cambio el Ericsson tenía veinticinco múltiples y veinte líneas, lo que hacía un total de las quinientas posibilidades.
Los registros, tanto de la Mexicana como de la Ericsson, son el corazón del equipo. Cuando se encuentran conectadas a la línea de abonado que va a efectuar la llamada, proporcionan el zumbido o tono de marcar y después, interrumpido el ciruito conforme los dígitos del disco en un abre y cierre y cada uno, almacenarán las cifras e irán suministrando la posibilidad –corriente eléctrica- en un complicadísimo abre y cierre de miles de circuitos, logrados por medio de transformadores, relevadores o electroimanes que se complementan con rectificadores, condensadores, combinadores de varios tipos, resistencias simples, resistencias térmicas, relevadores de cambio, relevadores de tiempo; intercalados todos en forma conveniente para que se muevan por medio de motores, flechas horizontales y verticales, árbol de levas, trinquetes, uñetas, etc., e imprimir movimientos a buscadores y selectores, así como a los circuitos de arranque, de cordón y de buscador de registrador que localizarán al abonado llamado. El registro se libera después de haber hecho la conexión para poder servir a un nuevo abonado que solicite el mismo servicio.
Mi obsesión en ese tiempo, 1945,1947, lo fue el registro Ericsson. Iba constantemente a mi libreta de apuntes, cálculos y planos a echarle una mirada; lo tenía extendido, seguía cuidadosamente las dos líneas “a” y “b” hasta que cerraban el circuito a tierra y batería a que estaba apoyado el RR4; sus contactos a su vez hacían operar al RR5 que permitía que el primer combinador SOR-1 saliera de la posición de origen y cayera en la posición que iba a proporcionar el zumbido para marcar. Ya estaba en condiciones de recibir las cifras que el abonado marca y el SOR-1 iba a ir cambiando de posición: primero cortando el zumbido; después, permitiendo que las unidades RE-1 a RE-5, recibieran los impulsos del disco del aparato del abonado.
Pero aquí estaba lo difícil, el movimiento de estas unidades iba a ser combinado con el SOR-2 que ordenaría y sistematizaría los movimientos del primero, segundo y tercer selectores auxiliados por los RE-6 a RE-9.
Ya había seleccionado Central de 10 000 abonados; dentro de esos 10 000 también había escogido en grupo de quinientos; después escogería un pequeño grupo de veinte y al final escogería uno de esos 20 que tendría que corresponder exactamente al número marcado.
Todo lo anterior está representado en un diagrama complicado y difícil, como de ochenta centímetros de largo por treinta de ancho.
Me he dirigido al compañero de la Central Peralvillo, de la Ericsson; es “jovenazo” como yo, solamente que él es soltero, enamorado, inteligente y vivaz. Después de dos o tres ocasiones que nos hemos visto y planteado el problema del estudio hemos convenido en estudiar por separado álgebra y electricidad y juntos el equipo; me va a proporcionar datos concretos y necesarios. Me lleva a la planta de fuerza de su central, en calzada de Guadalupe, en donde veo los motores de gasolina, que tienen acoplado un generador para crear corriente y transformarla en directa e inyectarle a las baterías y que éstas no se acaben; estos es, por medio de unos colectores de carbón se quitan las crestas para enviarlas a las baterías. Después vemos los motores en que se generan las corrientes de llamadas y de señales. Me admiro de cómo se obtienen estas últimas; una rueda dentada girando en el propio eje del motogenerador de llamada cortando líneas de fuerza, para generar el zumbido y por medio de contactos y alveolos irregulares, se forman las demás señales que llevan al equipo y a los abonados.
La Ericsson intenta crear una escuela para impartir esos conocimientos a su personal; de hecho viene funcionando en forma incipiente, al frente de la misma, el jefe de supervisión.
De ahí que yo haya logrado con bastante trabajo y con el compañero de la Ericsson, adquirir el esquema de que les hablé anteriormente. Realmente no conocemos bien el trabajo que realiza el registro, porque hay muchos detalles que se nos escapan. Por otro lado, estoy procurando mi ingreso a la Ericsson.
Segunda Parte.
El restaurante “Yucatán”, fundado por don Flavio Rosas Sánchez en 1917, es el más conocido de México, según dice más de un telefonista tanto de la Mexicana como de la Ericsson. En efecto, vienen desde muy lejos los días viernes de cada semana, después de sus horas de trabajo, a saborear los ricos platillos; cabrito al horno y camarones al mojo de ajo que guisan con especialidad en la cocina de ese lugar tan llamativo para los que transitan por ese barrio. Un compañero, quizá en el momento de haber bebido más cerveza de la acostumbrada, me aseguraba haber visto en la pared de la calle de ls Constancia esquina con la de Santa Lucía, un letrero alusivo a cuando Cuauhtémoc, cayó prisionero en las manos de los conquistadores el 13 de agosto de 1521. No se lo creí; había pasado tantas veces por ese lugar y no recordaba haber visto nada parecido. Me hice el propósito de ver con atención y cuidado, porque aseguraba el mismo compañero, eso nos ha sucedido siempre; “No sabemos ver lo que tenemos frente a la nariz”. Yo me sentí avergonzado. En efecto, es muy viejo el hecho de que se nos pasen los datos que tenemos enfrente y en cambio queremos en hacer alusión y la hacemos, respecto de cosas viejas, extrañas y lejanas, por ejemplo: hablamos constantemente de mitología griega, romana o china y nunca hablamos de nuestros dioses y grandes hombres.
Decía que el “Yucatán” es un centro de reunión para muchos telefonistas y que esto obedece al hecho inconmensurable, de que aquí se come mejor que en “Prendes” –guardando las proporciones- y mucho más barato. La cocina, situada al fondo del establecimiento tiene una gran campana que impide que el olor y el calor se aglomeren en el recinto; lo que logró el propietario conectándola a un tubo de lamina de diez pulgadas de diámetro que sube hasta la azotea del alto edificio sierviéndole de tiro y que es lo que permite que el aire enrarecido salga con facilidad hacia lo alto.
Yo asisto los viernes, que es el día de pago; le doy descanso a mi mujer invitándola a comer conmigo y nos damos gusto con un trozo de carne, o bien un pedazo de longaniza, con sabor “rico”, olor poco penetrante, o bien con frituras de pollo, de carne de cerdo, o un plato de mole verde, de bisteces con chile pasilla y dos o tres tortillas. Nos acomodamos en una de las mesas y saboreamos los antojitos deliciosos, que a ella le saben mejor porque no los ha preparado.
Este viernes, mi mujer no ha venido; tuvo que hacerle una visita a su mamá y he tenido la oportunidad de quedarme en el “Yucatán” con mis compañeros. A muchos de ellos los conozco de vista, a otros les hablo y nos llevamos pesado, porque el trabajar continuamente con ellos, aplicándonos motes y diciéndonos “cosas”, nos hace usar y abusar de palabras agudas, de las de doble o múltiple sentido, o bien al franco manotazo al cerebro, cuando creemos encontrar descuidado al “enemigo” y queremos quedar como inteligentes o conocedores ante los ojos de los demás.
Nunca había tenido oportunidad de quedarme como ahora y he salido muy contento de la reunión. Todos los compañeros han hecho gala de erudición y sapiencia en el trabajo. Un cablista habló brevemente de la electrolisis y el tremendo efecto que produce en los cables subterráneos; de la manera de evitar ese daño, conectando a tierra con un buen conductor, todos los cables en pozos estratégicamente localizados. Sobre todo en los cables que pasan más cerca de las vías del tren eléctrico, porque la corriente que se filtra del motor a las vías es la que más produce esas corrientes perjudiciales.
Nos habló también de un sistema protector que se intenta poner en práctica muy pronto y que consiste en inyectar aire seco, en los cables, por medio de compresoras; los manómetros servirán para indicar y mantener la presión; el aire en caso de fuga señala el daño, la posible distancia e impide la penetración de la humedad en la capa aislante, sobre todo cuando se encuentra un pequeño orificio.
El compañero dijo que por medio del puente de Weastone se determinará la distancia a que se encuentra el daño. Dijo algo más pero yo no pude entender con claridad, porque su voz se perdió entre el ruido de dos camiones que pasaron jugando carreras. Las pláticas de otros compañeros que se hicieron más agudas, algúna voz anónima que dijo; no le hagan caso, ese es brujo” y otro que pidió un teléfono con extensión y que me sorprendió saber que era ron Potrero con sidral.
Otro compañero también habló de cables, habló del trabajo en las puntas:
-Es un trabajo que requiere mucha atención para unir el par de un extremo al par de otro extremo; siendo que ya están conectados en la central y en la casa del abonado, se requiere que no vayan a estar equivocados, porque entonces provocaría un cambio en el número del abonado por el cambio de la troncal de que se tratara. La cosa del empalme es laboriosísima: ya determinado por medio de algunos “abanicos”, como van a ser conectados los pares, se va metiendo el “espagueti” o sea un pequeño tubo de material aislante en uno de los hilos que van a empalmar, se pela y se tuercen los dos hilos, se corta con la tijera que se tiene entre los dedos sin soltarla, se corre el “espagueti” teniendo cuidado de no romperlo, porque entra justo al doblar los dos alambres trenzados sobre uno de los mismos, se van repitiendo la operación, distanciándolos para evitar el volumen, hasta que el cable de mil o de ochocientos pares se concluye.
“La incomodidad con que se realiza esta clase de trabajo es tremenda; somos cinco personas, diez manos, cincuenta dedos. Hay que hacer esta operación dentro del pozo que está recibiendo agua de múltiples filtraciones, soportando el ruido de la bomba extractora que nos está auxiliando para que el cable no se vuelva a ahogar; el ruido interminable de la calle; la lluvia que no cesa de caer y que nos obliga a mantener el paraguas abierto y en cuya comba tensa, resuenan los goterones y que al mismo tiempo nos cierra la entrada de aire, de luz e impide salir el calor del foco del que nos estamos sirviendo para ver mejor y que por cercano nos acalora y quema; las salpicaduras del agua sucia y acharcada que nos lanzan los zapatos de los apresurados transeúntes. ¡Todo hay que resistirlo! La abstracción del trabajo es tal y la urgencia tanta, que las manos o mejor dicho, los dedos no se alcanzan a ver con claridad,
Cerciorados de que todo quedó bien, se venda el cable enérgicamente impidiendo que se vuelva a mojar; después se le pondrá su “bota” o sea su capa de plomo protectora.
-Ahora platicamos de los días de sol y del juego de espejos de que nos servimos para verles la “inteligencia” a nuestra hermana Eva- dijo la voz anónima.
Otro compañero a quién no conocía de cara ni de nombre, nos hablaba de los próximos adelantos en materia telefónica.
-La cantidad de centrales se aumenta y por tanto la capacidad de la red será mucho mayor. Ya no se marcarían cinco cifras sino seis, para tener mayor cantidad de abonados. El equipo en que trabajo, el Rotary, desaparecerá definitivamente de la ciudad y recomienda que todos los que trabajamos en dichas centrales, nos vayamos esforzando por conocer el equipo Ericsson.
Yo abrí tamaños ojos, me erguí, apoyé a ese compañero y hablé del registro Ericsson, de cómo funciona y a cuántos selectores controla y con ello obtuve que todos mis compañeros se quedaran muy impresionados, tanto, que uno mandó que se me pusiera un tarro de cerveza negra, que era la preferida de todos los concurrentes.
Tercera parte.
Tarde a tarde, saliendo de mi trabajo, me dirigía a la biblioteca que tenía la Compañía en la Central Condesa, a buscar documentación sobre las comunicaciones telefónicas y cada vez era mayor mi sorpresa. Pronto se inaugurará un servicio telefónico entre México y Puebla en el que intervendrá un nuevo sistema llamado “microondas”; también se habla de que por un cable telefónico y trasatlántico que se va a tender de Estados Unidos a Europa, se podrán celebrar 1 800 conversaciones al mismo tiempo y por un solo par de conductores: el cable es llamado coaxial.
Leí también sobre los postes telefónicos y su preparación contra hormigas, pájaros carpinteros, termitas, otros roedores y vegetación de hongos destructores, de los que se conocen treinta especies. Para protegerlos, se meten en cámaras cerradas, se les inyecta aire hasta que éste penetra en todas las cavidades por pequeñas que sean, después y por el mismo procedimiento se les inyecta creosota y así se logra que los que entraron blancos, salgan trigueños. Posteriormente y ya secos se les da su última limpiada.
Estaba en esto, cuando empecé a escuchar un murmullo que se acentuaba. Me pare y fui a ver de que se trataba.
Una compañera se había quejado con el ingeniero, de que en los sanitarios de mujeres, estaba un hombre.
Todos los reunidos ahí, decidieron esperar para darle un escarmiento al atrevido. Luego de esperar un rato, salió un muchacho grandulón y despabilado, que al ser increpado y a punto de ser golpeado, dijo:
-Yo no tengo la culpa de que en la puerta hayan puesto “M” de “machos”.
Todos soltamos la risa y “no llegó la sangre al río”.
Seguí estudiando y me encontré que ya existe y pronto entrará en función un aparato eléctrico para medir el tiempo de las llamadas de larga distancia, dicho aparato eficacísimo en su funcionamiento, recibe el nombre de calculógrafo.
También encontré un artículo referente a la lámpara eléctrica, será un valioso auxiliar en el interior de las centrales telefónicas. Gran cantidad de dispositivos de control, estará regida por pequeños foquillos incandescentes, que indicaran determinado proceso dentro de la gran diversidad de operaciones que encierra una comunicación.
Igualmente que ya se utiliza el tubo triodo Morton, amplificador de los sistemas inalámbricos telefónicos de larga distancia.
Algo leí sobre un nuevo equipo el 6-AK5. ¿Fue un nuevo equipo? No se, me impresionó tanto que me quedé en “la luna”.
El cable coaxial, en cada una de sus ocho secciones, puede contener al mismo tiempo cientos de conversaciones, lo que se logra amplificando potentemente la energía con reducidos transistores. Éstos, me informo hacen las veces del bulbo y son más pequeños que la uña del dedo meñique.
Habrá centrales telefónicas ambulantes para casos de emergencia.
Una revista de comunicaciones nos habla de los reflectores parabólicos Blaro-Knox, instalados en florida y Cuba, con lo que se obtienen más de cien conversaciones telefónicas y un programa de televisión (microondas), o sea transmisión de trayectorias superóptica. Todo por medio del clistron, amplificador de potencia de diez kilowatts logrado por la ITT Co.
Cuarta parte.
Es viernes, estoy en el “Yucatán” bebiendo cerveza, mientras mi mujer y mis dos hijas llegan a comer conmigo y para que les vayamos a comprar zapatos; después daremos una vuelta por la alameda central, aprovechando el exceso de luz. La plática de uno de mis compañeros me llama poderosamente la atención.
-El equipo se modernizará tanto, que pronto, más pronto de lo que imaginamos, desaparecerán completamente los motores. Todo se hará en forma eléctrica, sin necesidad de ese complicadísimo sistema de movimientos horizontales, que además de ser lentos, hacen intervenir engranes, uñetas, trinquetes y piezas en fricción o rozamiento que se van desgastando y que a la larga realizan mal su función, haciendo difícil la comunicación telefónica.
Esa noche no pude dormir; sin embargo, muy de mañana me fui en busca de la literatura apropiada para darme cuenta de aquello que vendría en tan poco tiempo. Lo que encontré no pudo menos que maravillarme; es un equipo que esta en preparación y que funciona en fracciones de segundo que pueden considerarse milésimas; desaparece en un noventa y nueve y medio por ciento el empleo de partes mecánicas y en cambio van a multiplicarse los circuitos fijos establecidos por cable; éste a se vez se ha reducido tanto en su diámetro, que permite la posibilidad de introducir cableado –formas- en cientos y hasta miles de alambres muy finos, en un espacio muy reducido. Esto se ha obtenido a su vez gracias a que los diamantes industriales han intervenido en forma determinada en la calibración de los mismos alambres. El sistema para la localización y utilización de los órganos siguientes, se va logrando por nuevos relés, que son sus alvéolos y contactos mellizos cierran y abren varios circuitos al mismo tiempo, con seguridad, sin la intervención de movimientos mecánicos y cuando esto no es posible, por medio de coordenadas. ¡He aquí el gran descubrimiento por medio de coordenadas! Una barra horizontal larga y ligera como de unos 60 centímetros, que tiene diez posibilidades de retener múltiples contactos y cada una de ellas forma circuitos combinados con otra barra o barras verticales que llevan varios polos para unirse a los contactos y de esa manera ir haciendo las conexiones necesarias por la que se va a entablar la conferencia y todas las conexiones auxiliares entre un órgano y otro y una y tantas funciones que se van realizando, como son: identificación, selección, prueba, conexión y reposición o desconexión, para que se continúe el enlace, se llegue a él o se concluya; lo que se realiza tan rápidamente que al equipo le sobra tiempo mientras el abonado va marcando su número. El dibujo de bloques da una vaguísima idea de la cantidad de órganos que intervendrán en una comunicación telefónica, pero no da idea de la cantidad de circuitos que intervienen en la misma y que pueden fácilmente rebasar la cantidad de diez mil.
Ya pertenezco a la compañía Ericsson.
El equipo consta de marcadores, placas, selectores y un productor de frecuencias que va a servir para llevar y traer recados con la celeridad de la electricidad misma, porque los circuitos se abren y cierran a su paso sin interferirlas en lo más mínimo, ya sea porque están cerrados previamente, o porque va “estirando la mano para abrirlos”.
¡Que de funciones tan complicadas! ¡Que gusto irlas conociendo paso a paso! Trabajar en ese equipo tan moderno es como realizar una labor de laboratorio. Las fallas se localizan por medio de equipo especial que va señalando a las mismas. Se oprimen unos botones para prueba general, se afina y precisa la localización por medio de otros para prueba especial y el equipo dice qué aparatos pueden tener falla. Sólo nos queda pararnos frente a ellos y a veces el oído nos ayuda a detectar la falla en forma precisa, porque el golpe de los alvéolos con el núcleo, marcan una canción precisa, conocida, y, si no se escucha, se nota la falla.
Esa noche me desvelé, acicateado por el ansia de lo ignorado, además la Escuela Tecnológica abrirá sus puertas (1953) con el ingeniero Orellana al frente y grandes perspectivas.
El cansancio físico ponía su grano de arena para ahuyentar el sueño. Mis hijas y mi mujer me habían hecho correr, saltar, brincar por espacio de hora y media, por eso cuando caí a la cama, no encontré cómoda ninguna posición para dormir, al fin dormí… Dormí.
Quinta parte.
Los obstáculos tecnicoeconómicos se han venido superando, las empresas se fusionaron y mis viejos compañeros pasan a ser trabajadores de Teléfonos de México, S.A., a que quedan reducidas las dos compañías.
Los equipos Rotary, desaparecen en el Distrito Federal, porque el equipo Ericsson presenta mayores ventajas y posibilidades para el futuro inmediato y remoto.
Las redes locales y de larga distancia se aumentan considerablemente. Desaparecen las satélites de Victoria y Roma; aparecen Victoria 7, Roma 5; se inicia la construcción en serie de centrales independientes las unas de las otras; se inicia también la construcción del nuevo edificio para las oficinas de Parque Vía, compitiendo con el edificio de la Compañía de Luz que está a cien o más metros de distancia.
Tomó la dirección de la Escuela Tecnológica el ingeniero Velasco y le imprimió su dinamismo y capacidad (1963).
Para hacer posible estos constantes avances, se lanzan acciones y obligaciones para ser negociadas entre el mismo público usuario o suscriptor.
El Estado entra a participar en la vida económica de la empresa en calidad de socio minoritario, para darle mayor impulso al servicio de la comunicación telefónica que aumenta día con día.
Sin embargo, la crisis de servicio no cesa. La población y la ciudad crecen a un ritmo nunca visto ni sospechado y la demanda de servicio es tanta, que en el departamento de contratación se ahogan nuestras compañeras en un cúmulo de solicitudes.
La técnica sigue avanzando, se implanta el equipo que transforma las fracciones de segundo, en milésimas. Nuestros cerebros lucen el choque brutal de la incomprensión para resurgir y entrar a la comprensión nuevamente; al constante buscar y rebuscar datos, informes, esquemas, visitas a las nuevas instalaciones, en donde aparecen cajas con cristales protectores contra el polvo y que dan un aspecto de brillante y lúcido escaparate de tienda de ropa de lujo.
Un nuevo plano que vagamente conservo en la memoria, se hace presente. Así funciona el principio de la vieja coordenada. Se pone en juego millones de veces en cruz contante para comunicar al hombre con el hombre. Se me ocurre que el símbolo cristiano está sirviendo para ese fin; pero lo deshecho; la comunicación no hará mejor al hombre, aunque pienso que, en caso de lograrse, sería una maravilla más grande que los medios actuales de comunicación.
Ya trabajo en ese equipo, se nos ha facilitado su estudio en esa Escuela Tecnológica fundada por la misma empresa. Los maestros, gente competente, nos hacen ver con claridad los problemas que presenta el equipo trabajando a milésimas de segundo y nos manifiestan que ya programan nuevos equipos que trabajan con psicosegundos o sea la billonésima de un segundo.
-Pero no es nada- agrega otro en clase diferente-, pronto veremos el equipo telefónico trabajar con psicosegundos, o sea la billonésima parte de un segundo (para hacernos más accesible la comprensión, asegura que hay tantos psicosegundos en un segundo, como segundos en treinta mil años) De esta manera –agrega-, se han obtenido dispositivas que se activen en una diezmillonésima de segundo, o sea diez psicosegundos; en ese tiempo, la luz que recorre trecientos mil kilómetros por segundo, habría recorrido poco más de un milímetro.
En un receso, un compañero nos cuenta:
-Venía en mi charchina por Mariano Escobedo, frente al Deportivo Chapultepec y ví al ingeniero Oderman, batallando con su carro al que se le había bajado una llanta; Oderman es ese “mono” de dos metros de altura, de cara imponente y fea a lo Frankenstein. Me dí la vuelta en “U”, para darle la mano a un hombre tan grande y feo, pero que tiene un corazón de oro más grande que su cuerpo. Él me examinó para segunda, me pasó e impulsó con una especie de apacible y serena tranquilidad. Agradecido, le ayudé al cambio de su llanta y ahora lo menciono a ustedes, como un grato recuerdo.
-Volviendo a nuestro problema –añade el primero de los maestros entrando al salón-, vamos a encontrar que así como fue necesario hacer una serie de ajustes y diseñar una serie de aparatos para cuando se unificaran los servicios de las empresas Mexicana y Ericsson, así resulta necesario en la actualidad y hay equipo de transición y de unión entre los equipos AGF y el que estamos estudiando ahora ARF. Los “pollos” símbolo clave en el ARF nos aturden, pero tan pronto los vamos aprendiendo nos resultan un gran auxiliar para comprender la conexión de un órgano a otro.
“El registro pasa a ocupar un tercer lugar; son ahora los marcadores SLM, GVM, CDKM, RSM y otros de menor importancia, los que cumplen las misiones más delicadas. Los SLM, de los que hay dos en cada millar y sería suficiente con uno, identifican al abonado A y van dejando memoria del mismo en cada paso.
“La función del SLM es doble, tanto que interviene para la salida de llamadas como para la entrada; vamos a tratar de la forma en que trabaja para las primeras.
“La principal función –si se puede hablar de principal en algo que todo es fundamental- es la de conectar al abonado con una placa SR y proporciona el dato de esta al RSM para que con éste a su vez conecte al abonado con el registro y el abonado reciba el tono de marcar, para ello precisamente, tiene que realizar otras funciones de importancia; identificar el número del abonado que llama; analizar la categoría de dicho número, para saber si no tiene alguna o algúnas restricciones, como son; que no se puede dar servicio de larga distancia, o que solo puede dársele por medio de operadora. También tiene que probar que estén libres los órganos siguientes y, en su caso, conectarlos.
“La central telefónica se compone de 10 000 abonados (serie); está subdividida en grupos de mil, éstos a su vez en grupos de 200 (hasta aquí se puede seguir por ubicación); el grupo de doscientos a su vez se divide en dos centenas, alta y baja. Ya identificada la centena para localizar el número completo falta decena y último dígito y por último la decena. Todo por una serie de operación y desoperación de relevadores, que a su vez van a seguir retrasmitiendo la identificación a otros órganos, de los cuales el primero sería al que están conectados directamente cada uno de los abonados, pero cuya conexión directa por coordenadas sirve al propio SLM. Cuando un órgano recibe la identificación u otra señal cualquiera, contesta –decimos- y que realmente al operar un relevador con señal por medio de uno de sus contactos para que se conozca la operación en el órgano anterior; de ahí que en un momento dado, desde el SLM, podría decirse que un abonado está iniciando una llamada y en el caso opuesto, que un abonado está por recibir una llamada.
Sexta parte.
El examen estuvo particularmente difícil; me presenté en las dos salas, la del terror y la de los sacrificios, ví al gran pontífice Velasco y sus sacerdotisas; lo pase gracias a que me encomendé a mi santo patrono, “a San Leonardo” (“El Perico” alias Lauro Romero Nava´ dice que hay métodos infalibles para ascender. Alguno lleva la explicación implícita en otros, cuesta más trabajo comprenderla; 1º “Operación Gillete”, 2º “Voladores de Papantla”, 3º “la rebelión de los colgados, 4º “Operación columpio, llevada hasta la ignominia, 5º “Operación cantina” (La Victoria), 6º “Operación hermandad” (consistente en lo que su nombre lo indica, o sea presentar a la hermana).
Las preguntas se sucedieron con tal vertiginosidad, que de la primera no había acabado de percatarme y ya venía otra y otra más, y la siguiente, pero mi santo patrono se presentó a la hora buena y me fue dictando nuevamente las preguntas y después poquito a poco, datos aislados aparentemente, pero claves; las fórmulas, términos técnicos y sentido de las corrientes, cuando se trató del examen de electricidad con principio de electrónica. Cuando se trató de resolver las cuestiones de diagramas veía yo la punta de un lápiz rojo que me llevaba a donde estaba “la meritita clave del asunto” y partía para el desarrollo. No cabe la menor duda; San Leonardo me hizo sentir orgulloso de llevar su nombre, porque a fe mía que él si sabe y sabe tanto, que me llevó por la senda del éxito.
La noche del día que supe el resultado de mi examen, me la pasaba en vela recordando los arduos momentos de estudio y surgían todos los relevadores y órganos que intervenían en ese primer paso llamado SLA/SLB, la maraña esa inextricable, pero la cadencia del presuelo me hacía recordar que el SLB sed conectaba a la placa SR y sus múltiples y complicadas funciones: primera, el momento de su ocupación, conexión del registrador y suelte del SLM; segunda, el avance de los demás selectores, utilizando el receptor de código y el GV-KM. Antes de liberarse el registrador emite el RG para después conmutarla por el RGI. La conexión de los hilos de hablar, desconectando la llamada y tono de llamada; tercera, tráfico a otras centrales que se verifica por dos hilos, un bucle de alta y baja resistencia por medio de conmutación de polos; cuarta, tráfico a centrales con alta y baja resistencia, utilizando la FUR saliente, al mismo tiempo prepara el cómputo de conversación; quinta, tráfico con otra central en donde se utiliza la inversión de polos y supervisa tiempo; sexta, controla también el tráfico de las centrales de larga distancia automáticas e interviene en la tasación, auxiliando a toolticketing automático, o bien por concepto de tiempo y zona, o cambiando tráfico local por contador de larga distancia por cupón; séptima, interviene en conversaciones sin cobro, cortando la supervisión de tiempo antes de la contestación; octava, medición de tráfico, etc., etc.; viene por último la fase de desconexión…, y con ella el sueño.
Séptima parte.
Al hablar de desconexión, se me viene ocurriendo que ya debo de “desconectarme”. Tengo en la compañía cuarenta años de servicio y sesenta de edad, mis hijos me han traído nietos, que empiezan a vivir su vida. El ciclo se repite. Mis hijas, yernos (hijos nuevos) al verse un poco abandonados por sus hijos, se han refugiado con nosotros y eso nos alegra, aunque sabemos que es pasajero.
El cansancio del estudio y quizá la incomprensión de tantas cosas nuevas me hace frecuentemente cerrar los ojos.
He alcanzado el puesto de auxiliar de ingeniero, que es el puesto máximo que puede alcanzarse como trabajador de base, dentro de las filas del sindicato, sindicato al que he pertenecido, pero nunca colaborado con Él porque soy un ser apolítico, quizá por esa misma razón no alcance el puesto de confianza.
Vuelvo a sentir el deseo de cerrar los ojos, oigo a mi derredor un silencio agradable. No me quito los lentes, los dejo montados sobre mi nariz para que cabalguen el tiempo de mi vida.