Esa noche Manuel no pudo dormir. Los comentarios que se habían hecho en la reunión del sindicato le dejaron preocupado, solo los timbrazos del despertador lo regresaron a la realidad, terminando con aquella pesadilla.
Bostezando y tallándose los ojos, se sentó en la orilla de la cama, con pasos cansados se dirigió al baño, un regaderazo –tal vez- le haría el milagro de levantarle el ánimo para dar inicio a sus actividades cotidianas.
La llegada del nuevo día, anunciaba una nueva jornada de trabajo. Se tardó más tiempo del acostumbrado en la regadera. Rápidamente se vistió y casi corriendo tomó las llaves de su nuevo coche. Si no hubiera sido por las acciones –pensó. Salió dirigiéndose al estacionamiento. El viaje hacia su Centro de Trabajo, lo hizo sin contratiempo, lo cual le permitió llegar más temprano de lo acostumbrado. Se dirigió al puesto de periódicos y pidió el Ovaciones, se detuvo un momento a revisar los titulares de los demás periódicos y las portadas de las revistas que en gran número se exhibían en el puesto.
Con el periódico debajo del brazo dio principio el ritual cotidiano. Checo su tarjeta, le dio un vistazo, ¡ora sí –pensó- casi le llego al premio de puntualidad¡ Con pasos lentos se dirigió al locker, se despojó de su ropa de diario y la sustituyó por la de trabajo –“se puso la pijama”- según la costumbre y tomó las herramientas que podría necesitar ese día, y se dispuso a esperar a sus compañeros.
Estos, poco apoco fueron llegando, mientras tanto Manuel daba una rápida hojeada al Ovaciones, en un esfuerzo por mantenerse al día en cuanto a los acontecimientos que a lo largo de la jornada serían el tema de conversación con sus compañeros, pero su vista se detuvo cuando llegó a la sección deportiva, la que atrajo su atención.
Cuando la mayoría de sus compañeros se había reunido, molesto les reclamó: ¡Ya ni la chingan¡ ¿Por qué no fueron a la asamblea?
¿Por qué? –preguntó Juan.
¿Cómo que por qué -respondió Manuel. Por qué no hubo quórum, solo asistimos los de siempre.
¿Y que se trató en la asamblea? –preguntó Pedro-.
Qué no hubo asamblea ¿Qué no entiendes? –insistió Manuel.
Bueno pero algo se comentó ¿no? –dijo el Maco.
¡Ya no la hagas de tos¡ dinos que hubo –interrumpió Juan.
¡Pues ni madres¡, el “descordinador” no quería soltar nada, pero ante la insistencia de algunos compañeros, hizo pequeños comentarios sobre los problemas que existen en nuestra Especialidad, principalmente en lo que se refiere a la reubicación de 120 de nosotros, además de que ya se esta negociando con la empresa la reubicación de los de Centrales, que con la digitalización se están quedado sin trabajo.
¿Y se van a dar jubilaciones anticipadas? –preguntó el Búho.
¿A cuantos van a despedir? –interrumpió Pedro.
¡A mi que me descentralicen a foráneas¡ – dijo Ramón.
¡Pues a mi me vale, al cabo yo ya me voy a jubilar! –respondió contento el Maco.
¿Y la compactación? –dijo otra voz.
¡Ya chale¡ pues como quieren que yo sepa, si para informar de todo esto, fue para lo que los delegados citaron a la asamblea. Otra cosa que dijo el “descordinador” es que parece que ni a viejos ni nuevos les interesa lo que sucede en el departamento, pues muchos compañeros están más preocupados en quedar bien con los de confianza que con el sindicato –respondió Manuel.
¿Y no dijeron cuando nos van a pagar lo de las utilidades que nos debe la empresa desde hace cuatro años? –preguntó el Bris.
Bueno, ya estuvo, que más dijeron –intervino el Búho.
No, pues el “descordinador” solo nos soltó el rollo de la táctica y la estrategia y, de cómo ahora el sindicato va a tener que enfrentar la Convergencia, la globalización y como todo esto tiene que ver con la multimedia.
¡A chingá¡ ¿y eso con que se come? –preguntó Pedro.
¡Chale¡ eso es como para sexto año ¿no? –dijo el Maco.
¡No¡ y esperénce, eso no es nada, ya ven que hemos estado discutiendo las pinches condiciones de higiene en las que hemos estando trabajando, pues ahora resulta que a la empresa no le interesa resolver en los más mínimo todo esto, y como el sindicato y la empresa ya disque se aliaron para enfrentar a la competencia, ya les valen gorro nuestros problemas –dijo Manuel.
Pero el “descordinador” dijo que no nos preocuparamos, porque nos van a repartir una circular donde nos van a explicar todo eso de la convergencia, la multimedia y no se que más.
¿Oye, y dijeron si van a castigar a los que no fueron a la asamblea? –preguntó preocupado el Búho.
Pos ya saben que siempre dicen lo mismo, que ahora si van a castigar, que los delegados entreguen las listas de asistencia, el mismo rollo de siempre, y a la mera hora, no castigan a nadie. Todavía no llegan los castigos de la última asamblea y eso que fue hace casi un año, héchense esa -dijo Manuel.
Bueno ya estuvo suave de cotorreo, vamonos a chambear. No tarda en llegar el “chupervisor” y ya ven que empieza con su cantaleta de siempre; Que el trabajo va muy despacio, que nada más no la pasamos güevoneando, que si seguimos así no nos va a reportar la productividad. Como si el fuera el dueño de la empresa, pero eso sí, es el primero en apuntarse cuando hay chupe, y ni coopera ¡Me caí¡ -dijo Pedro.
Por cierto –interrumpió Manuel- ya pensaron a donde vamos a ir a almorzar, ¡yo ya tengo un chingo de hambre¡.