Colaboración de J. Rubén García.
El corporativismo como un sistema de ideas o como una descripción de sistemas políticos se relaciona directamente con la problemática de como el estado puede sostener un orden social y económico dentro de un orden donde predomina la producción del sector privado. El sostener este orden requiere de cierta intervención del estado en las relaciones de los poseedores del proceso productivo (empresas) y la mano de obra (obreros) y tiene diferentes grados que van desde el control absoluto hasta la libertad total, sin embargo, una relación corporativa extremista no podría funcionar en el mundo real, por lo que se requiere cierto grado de equilibrio entre control y libertad.
Tabla 1.1 Modelo general del corporativismo
- El estado tiene la función principal de establecer y mantener un orden económico y social. Tal orden no es compatible con una economía basada esencial mente en el mercado. El desempeño de esta función debe sobreponerse a cualquier demanda popular o particular que entre en conflicto; el estado es dominante en la esfera económica y social
- La economía se constituye predominantemente de la propiedad privada, de los medios de producción y de la mano de obra
- Existe por lo menos una frontera entre el rol de las instituciones liberales democráticas en la toma de decisiones de las autoridades. De hecho, las instituciones liberales democráticas pueden no existir en absoluto.
- Las organizaciones de productores intentan jugar rol de intermediaras entre el estado y los actores sociales, desempeñando no solo la función de representar sino también la de operar como agencia regulatoria a favor del estado.
El enfoque que aplicaremos es el de considerar al corporativismo como un concepto de rango medio, partiendo de la idea de que una relación puramente coercitiva o de total libertad no podría funcionar. Esto se explica considerando una relación de cooperación entre los tres actores que son el Estado, las empresas y los obreros.
El Estado no puede imponer las reglas abiertamente porque entonces sería autoritario, así que el papel de negociar con los obreros, quienes a su vez crean grupos de interés, recae sobre las empresas. Evidentemente es más sencillo negociar el destino de 40,000 obreros a través de un grupo de interés creado por estos que con cada uno de ellos y al momento de llegar a un acuerdo, el estado se encarga de decidir si este arreglo es legal o no, favoreciendo los intereses económicos, políticos y sociales de la empresa y los suyos propios.
Además, el Estado puede ejercer este control indirectamente a través de establecer políticas mercantiles como son el cobro de impuestos y políticas sociales como podría ser la seguridad social. Pero lo ideal es el de llegar a acuerdos que beneficien lo más posible la economía de las empresas y del Estado, mientras que los obreros negocian con las empresas a través de los líderes de su grupo de interés.
Bibliografía
Varieties of Corporatism – A conceptual discusion
Peter J. Williamson
Cambridge University Press 1985