Enrique de la Garza y Javier Melgoza.
Información Obrera, segunda época, marzo de 1985.
Legas corriendo, porque toda la vida estás corriendo. Después de checar, debes guardar tus cosas en el locker. Antes los tenías que hacer mucho más rápido que hoy, porque tenías que hacer mucho más rápido que hoy, porque tenías que checar con el equipo ya puesto.
Después de que checaste, cogen tu tarjeta y se la llevan a la auxiliar encargada de la mesa de horarios, verifica si entraste a trabajar según el turno que te haya tocado esa semana. No te puedes equivocar; si lo haces de seguro te castigan una semana.
Ya que te presentas con el equipo puesto, lista a trabajar, la auxiliar te señala algún lugar vacio para que lo ocupes. Normalmente tu no decides en que lugar quieres trabajar, porque las auxiliares evitan hasta donde pueden que no trabajes cerca de una amiga o conocida para que no nos pongamos a platicar. Hasta para sentarnos y conectarnos al conmutador tenemos todo reglamentado: nos sentamos por el lado izquierdo de la silla y tenemos que salir por el lado derecho. Entonces ya te pones a trabajar.
Para comenzar a trabajar necesitas conectar tu audífono al conmutador y abrir una llave que te permite escuchar a los abonados. En la parte de abajo, enfrente, están el tablero y las clavijas para tomar las llamadas, Cada tablero tiene su medidor de tiempo. En el conmutador se encienden cientos de foquitos que son las llamadas solicitadas. Todo el tiempo necesitas estar al pendiente de los foquitos que se encienden. Hay veces, en las horas de mayor tráfico, que tienes todo el tablero encendido, y como no hay suficiente personal para atender a todos los abonados, muchos de ellos llegan a hacer hasta varias llamadas antes de poder comunicarse.
Cuando contestas a alguno de los foquitos encendidos debes decir las frases señaladas según el caso.
– ¿A dónde desea hablar?
– A Monterrey.
– ¿Que número?
– El xxxxxxx
– Gracias. Un momento por favor.
Tienes que anotar los datos rápidamente en la teleboleta y marcar el número al mismo tiempo. Si en esa llamada usaste alguna frase incorrecta y estaba puesta la grabación, pues ya te fregaste, porque llega la auxiliar y te regaña. Pero si todo estuvo correcto te felicita.
Después de que marcaste el número regresas llaves…Es que antes de marcar el número, la clave Lada y la clave de la ciudad a la que quieren hablar, tú, con una llave especial, te aíslas, conectas el cordón y esperas el tono de marcar.
En el conmutador se anuncian los números. Es una cosa muy moderna: cuando uno marca 02 en una plaquita de identificación, que se prende luego luego, se ve el número desde donde esta llamando el abonado, lo que ahorra más trabajo, porque así ya no preguntas de que número llaman.
Bueno, comienza a sonar el número. Contestan. Trabajas la llamada normal. Completas la llamada. Cierras la llave de las clavijas. Paras el reloj y anotas los minutos. Terminando puedes abrir la otra llave. Como cada clavija tiene llave, en lo que están hablando puedes trabajar otra llamada. Se hacen más o menos un promedio de 16 llamadas por hora, aunque a veces llegas a hacer hasta más de 20, y cada hora pasa una supervisora a recoger las boletas de las llamadas que hiciste y con esto te toma la producción.
Soñar con foquitos…cuando hay tiempo.
Cuando entramos a Teléfonos de México, las trabajadoras que vamos al Departamentos de Tráfico recibimos una capacitación, aunque ya hayamos estado antes frente a un conmutador.
La capacitación dura generalmente dos meses. Se da a tres compañeras con una sola instructora, quien antes fue operadora. Primero nos dan una instrucción teórica; nos explican en qué empresa estamos, porque es importante no escuchar las conversaciones, que hay que respetar el artículo no se qué de la Ley de Comunicaciones… Después te enseñan como llenar la teleboleta y manejar el lapicero –él lapicero es una tortura, porque no te puedes separar de él y no te das cuenta de que así es-.
Al principio no te puedes acostumbrar y llegas a hasta soñar con los foquitos, te van dando la abreviaturas para llenar las teleboletas y comienzas a aprenderte las frases para cada tipo de llamada. Cuando pasas al conmutador la profesora te va corrigiendo y ya después es la pura práctica.
Cuando ya puedes trabajar en la empresa te das cuenta realmente de la gran cantidad de horarios que existen. Poe ejemplo, en tráfico hemos de ser 2000 operadoras de ellas unas 500 compañeras tienen turno fijo, lo que quiere decir que por escalafón pueden escoger su horario. Del resto, como otras 500 compañeras tienen descanso fijo y turno fijo por 6 meses, con distinto turno cada mes, pero definido de antemano. El resto rolamos turnos.
Para que logres tener un turno fijo en las actuales condiciones de la gráfica de turnos necesitas algo así como unos 10 años de antigüedad; mientras, te la pasas rolando turnos. En esta situación estamos algo así como 700 operadoras en 02, y a todas nosotras estos horarios nos parten la vida. A veces vas una semana con distintos turnos: un día vas de 4 a 11; otro día vas de 8 a 4; otro día vas en mixto de 9 y así te puede tocar cualquier día. El caso está en que te parten la vida y todo el tiempo tienes que estar corriendo. Así llegas: corriendo, porque toda la vida estás corriendo.
Un fantasma recorre el conmutador.
Como el Departamento de Tráfico es la columna vertebral de la empresa, ya que de ahí surgen los principales ingresos, los mecanismos de control y vigilancia son muy estrictos. La forma que la empresa más ha usado para incrementar las cargas de trabajo es el control estricto sobre las instrucciones: como debes empezar a trabajar, cómo te sientas, cómo metes la teleboleta, cómo contestas el conmutador y demás. Claro que también cuidan que hagamos un uso correcto de las frases según sea el tipo de llamada que estamos trabajando. La otra forma de controlarnos es a través de la vigilancia, ya sea por medio del personal de confianza o por la famosa grabación, que nos la meten cuando menos la esperamos. Con esta grabación –o EL NEGRO como le decimos nosotras- te controlan durante unos 20 minutos: fraseología, trato al público, tono de voz, cuanto te tardas en cada llamada, si platicas o no platicas y demás.
Los reportes de la grabación van a parar al expediente, y aunque hay formas de saber cuándo está funcionando la grabación, casi todo el tiempo estás pendiente de EL NEGRO. Esto provoca autocontrolándote tu misma, porque siempre anda el fantasma que recorre el conmutador. Para las que ya tenemos algún tiempo trabajando en Teléfonos, el control y la grabación ya no son una presión constante. Hemos decidido, al comenzar a trabajar, decirle a la grabación: “¡Que tal control ¡Buenos días!”, y nos ponemos a trabajar olvidándonos de él, porque sino de plano es horrible, porque el control esta detrás de ti. Aparte de las frases, del abonado que te odia, de la carga de trabajo, de la vigilancia que hay detrás de ti, de que tu única visión son unos mugrosos foquitos que todo el día están prendiéndose y apagando y no puedes ver más allá de ellos, de que no puedes siquiera cruzar la pierna, de que no tienes siquiera un metro para poderte mover, de que todo el tiempo estas metida en un cuadrito de un metro, aparte de todo eso, tienes la grabación…
Cómo es obvio, si trabajar en un lugar tan reducido y con una vigilancia tan estricta, pues terminas tú misma por autocontrolarte. Si, es muy chistoso, porque veces cuando llegas toda nerviosa contestas con más rapidez, con más intensidad. Sientes cómo si los foquitos te fueran tragando, si, los foquitos te envuelven, te cautivan y te comen. Entonces, en lugar que tú domines al conmutador él es quién domina, y entonces estás contestando llamada tras llamada, mecánicamente, sin que siquiera lo pienses.
Con la fraseología sucede algo curioso. Como todo el tiempo estamos trabajando con frases hechas, con frases que no debemos cambiar por otras, llega el momento en que estas frases se vuelven parte de nuestro lenguaje diario y, así, por ejemplo, cuando estamos asignadas al servicio de despertador contestamos mecánicamente; ”¿A dónde desea llamar?”, siendo que debíamos haber dicho: “Despertador a sus ordenes”. Todas esas frases están hechas para que ocupemos el menor tiempo en cada llamada. Sí, ahorrar tiempo, siempre ahorrar, tres minutos en cada llamada, dos intentos solamente cuando la línea esta ocupada, dos minutos para que otra central consteste, sólo 20 minutos para proporcionar tiempo y costo, etc. El tiempo representa dinero que supuestamente hará más cuantiosas nuestras utilidades; esa es la trampa.
Ni modo, que le haces.
El ambiente de trabajo es bastante represivo. Todo el tiempo te están controlando. Además de lo ya he comentado, todo en las centrales esta diseñado para proteger al equipo y no para proporcionarnos un ambiente de trabajo al menos regular. Por ejemplo, como el equipo es muy delicado cuidan que el clima sea el adecuado para que no se descomponga, y así, de repente, te llega el clima frío aunque sea invierno. Con la iluminación pasa algo similar, porque la luz que se usa en las centrales es esa de gas neón, que toda la vida está chiquita y como titilando, eso sí, es mucho más barata y dura mucho más que otros tipos de luz artificial.
En cuanto a los accidentes de trabajo el más común es el del oído, aunque también tenemos reconocido como accidente de trabajo la neurosis. Con lo del oído pasa que de repente te llega una descarga, que puede ser un ruido agudo o uno muy grave, y que te puede llegar en el momento que menos lo esperas, esto puede ser producto de un mal uso del equipo, de una línea en mal estado o un problema en el conmutador. Pero en los accidentes de trabajo –y este es mi punto de vista-, el que te afecta más a la larga es el problema del sistema nervioso, porque trabajando en un ambiente que es de verdad represivo, y en donde además a cada rato puedes recibir un repique que te fastidia el oído, pues es muy difícil vivir. Hay compañeras que de verdad se vuelven locas. Acabo de ver el caso de una compañera que se puso mal en el conmutador. Precisamente en el digital. Le dio un ataque, y aunque la empresa no quiere que se sepa, la noticia corre. Es por esto que la tensión en que vivimos poco a poco se va convirtiendo en fatiga y nos hace más propensas a irritarnos por cualquier motivo aunque no queramos.
En fin, todo este clima de tensión va minando poco a poco nuestro sistema nervioso, fácilmente nos desesperamos y chocamos con la desesperación del abonado, resultando así un mal servicio y un círculo vicioso.
Al final de la jornada te está doliendo todo el cuerpo, porque las sillas son bien incómodas. Las de 09 son de mimbre y giratorias, pero de todos modos cuando acabas de trabajar te terminan doliendo las “pompis”. Además de eso, el oído y la cabeza también las sientes adoloridas.
El trabajo no es bonito, pero lo malo es que hay desempleo, y más siendo mujer. No es difícil que encuentres trabajo con piores (sic) condiciones o con un sueldo más bajo. Yo la verdad es por eso que trabajo en Teléfonos. Además, muchas compañeras trabajan aquí porque solamente así logran mantener a sus hijos, es que en Tráfico habemos muchas que somos el único sostén de nuestros hijos, y solo trabajando en Teléfonos podemos salir adelante.
Ahí viene el digital.
Con la introducción del sistema digital se nos presentan a las operadoras algunos problemas, especialmente en lo que toca a las condiciones de trabajo. En principio, aunque no conocemos bien lo que significa el digital, sabemos que las Centrales Digitales que ya han sido instaladas han provocado problemas con los compañeros de Centrales Mantenimiento. Por eso nosotros estamos ahorita “rastreando” la información del digital. Por lo que conocemos de la nueva tecnología sabemos que el conmutador digital tiene dos ventajas una, un ahorro de espacio, porque lo que era un conmutador grande se vuelve una maquinita bien chica, casi cinco veces menor que la antigua tecnología. Pero, por el otro lado, el nuevo conmutador tiene una capacidad de contestación terrible, lo que se puede traducir a un incremento enorme en nuestras cargas de trabajo y en un cierre en las nuevas contrataciones.
Con esto del digital hay una cosa importante, toda la información que se le ha pedido al Sindicato no ha sido proporcionada, ni tampoco se ha logrado que se le de un aumento a las compañeras del conmutador digital porque están trabajando con nueva tecnología.
Es por esto, y por las condiciones actuales del Sindicato, que la única manera de rastrear la información es a través de las mismas compañeras que ya están trabajando con el nuevo equipo y solo así es como vamos mediando las posibles implicaciones del digital. Todo esto lo hacemos, además, porque sabemos que la llegada del digital es inminente. Tarde o temprano el digital llegará.