Para los primeros día del mes de mayo de 1958, el Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato de Telefonistas, encabezado por Jorge Ayala Ramírez, estaba obligado estatutariamente a convocar a una Asamblea Extraordinaria de la sección matriz, con el propósito de nombrar a la Comisión Electoral e iniciar el proceso para elegir a los nuevos representantes nacionales del STRM, para el periodo 1958-1960, que debería tomar posesión el primero de agosto.
Sin embargo, en su lugar, decidió convocar a la II Convención Extraordinaria que sería utilizada por Ayala Ramírez para reelegirse, como ya había sucedido en 1954 y 1956, así como para reformar los Estatutos y asegurar su permanencia al frente de la dirección del sindicato de telefonistas.
En efecto, entre los artículos que se reformaron de los estatutos de 1950, destaca el 38, que se refería a las Convenciones, al cual se le agregó la leyenda de que “sus fallos serán inapelables”, para evitar que los grupos opositores, que empezaban a manifestarse en contra de la reelección, tuvieran oportunidad de protestar. Además, las Convenciones Ordinarias de los años pares, se celebrarían ahora, en la segunda quincena de julio y las correspondientes a los años nones, lo harían en la primera quincena de marzo. El artículo 50 también fue modificado, en los estatutos de 1950 se señalaba que el tiempo de funciones del Comité Ejecutivo Nacional era de dos años, la nueva modificación ampliaba a seis el periodo.
Respecto a la forma en que se debería elegir a los integrantes del Comité Ejecutivo Nacional y Nacional de Vigilancia, no se hizo ninguna mención, lo que dejó entendido que sería la Convención quien se haría cargo del nombramiento de los representantes nacionales, ya que éstos serían sustituidos por mitad, de acuerdo al siguiente sistema: “Grupo A, integrado por los siguientes puestos; Secretaría General, del Trabajo, de Conflictos Foráneos, tesorero, Relaciones y Actas y el Presidente del Comité Nacional de Vigilancia”, que serían electos en los años pares. “Grupo B; integrado por los siguientes puestos; Secretaría del Interior, Ajustes, Organización, Previsión Social, Instrucción y Deportes y el Primer y Segundo Secretarios del Comité de Vigilancia”, en los años nones.
Los integrantes de la Comisiones de Hacienda, Justicia, Higiene y Seguridad, así como el Director del Órgano periodístico, permanecerían en su cargo, el tiempo que transcurriera entre cada Convención.
Un capítulo importante fue el Vigésimo Quinto, que daba origen a la “Comisión Política Nacional”, que en el artículo 119 dejó establecido que dicha Comisión estaría formada por un Presidente, dos Secretarios y dos Vocales, y en el cual no podría figurar ningún miembro del CEN y del CNV, su sede estaría en la Sección Matriz.
Las funciones de ésta Comisión serían “Orientará y encauzará la actividad política de los trabajadores Telefonistas de la República Mexicana de conformidad con las normas y lineamientos generales y particulares que señale el Comité Ejecutivo Nacional y el Comité Nacional de Vigilancia, es decir, con este artículo se garantizaba la participación de los dirigentes de los telefonistas, en los procesos electorales al lado del PRI.
Entre los delegados a la II Convención Extraordinaria y, opositores a estas reformas estatutarias se encontraban Pedro García Cendejas, Antonio Corona, Gustavo Alcázar, José Morgado Lares, Roberto Padrón Fuentes, Juan Flores y Bernabé Ortiz, quienes más tarde encabezarían el Movimiento Restaurador de la Democracia Sindical.
El 1º de agosto de 1958, Ayala Ramírez tomó posesión por un periodo de seis años más, quien temeroso de que los telefonistas se vieran influenciados por las acciones que se venían gestando en contra del “charrismo” en los sindicatos de ferrocarrileros y de petroleros, pidió contra la agitación, “La unidad de los trabajadores mexicanos…, para defender las banderas de reivindicaciones ante la acometida de fuerzas disolventes que llevan como mira desconcertar al país y subordinar a la clase obrera a sus fines de agitación”. Sin embargo, los telefonistas que se habían mantenido ajenos a los movimientos por la independencia sindical, “se lanzaron a la lucha para rescatar el control de su sindicato”.
Para alcanzar esta meta, los telefonistas disidentes se organizaron en dos grupos, el primero se autodenominó “Bloque Mexicano de Trabajadores”, formado por telefonistas del Departamento de Conmutadores, el segundo grupo, integrados por telefonistas del Departamento de Centrales Mantenimiento de las centrales de Victoria y Roma, fueron acusados por la dirección sindical de agitación dentro del gremio y tratar de dividir al sindicato, para apoderarse de la dirección, luego de derrocar a Ayala Ramírez, quien de inmediato, aplicó la cláusula de exclusión a los principales dirigentes de los telefonistas opositores.
En respuesta a la represión, cerca de 800 telefonistas disidentes, acordaron nombrar un nuevo Comité Ejecutivo, por lo que siguiendo el ejemplo de los ferrocarrileros, amenazaron con suspender el servicio si el nuevo Comité no era reconocido por las autoridades, al mismo tiempo, acordaron el 15 de enero de 1959, constituirse en el “Movimiento Restaurador de la Democracia Sindical”, con la finalidad de restablecer la democracia dentro del Sindicato de Telefonistas.
Ante la negativa de las autoridades de reconocer a la nueva dirección sindical, los telefonistas concluyeron que el único camino para lograr su objetivo era la huelga o el paro, por lo que ante la sorpresa de la autoridades, de la empresa y de la dirección sindical, éstos se iniciaron el 27 de enero, encontrando amplio apoyo de las secciones más grandes del sindicato.
El Movimiento Restaurador convocó entonces a todos los grupos disidentes a formar una “Coalición Sindical de Trabajadores Telefonistas”, para hacer frente al Comité Ejecutivo encabezado por Ayala Ramírez, quien había pedido y encontrado apoyo en la CTM, de la empresa y del gobierno, pues apenas de haber colocado las banderas de huelga en las 22 centrales del Distrito Federal, la policía intervino y el paro fue suspendido.
A pesar de la represión los paros de labores continuaron, por lo que el Comité Ejecutivo se vio obligado a negociar con los telefonistas disidentes, quienes decididos a restaurar la democracia al interior de su sindicato, exigieron la reinstalación de los telefonistas expulsados, reconocimiento del nuevo Comité, la entrega inmediata del local sindical y aumento del 25% en sus salarios.
Ante el crecimiento del movimiento, Ayala Ramírez propuso entonces la realización de una Convención Extraordinaria, para que en ella se discutieran las diferencias con los grupos opositores. El Movimiento Restaurador consideró que esta era una maniobra del Secretario General para derrotar al movimiento, toda vez que los acuerdos tomados en la Convención eran inapelables. En su lugar, aceptó la propuesta del gobierno para que se realizara un referéndum, y de una vez por todas, conocer quien tenía la mayoría dentro del sindicato.
Los telefonistas se organizaron en dos grupos, el primero se autodenominó “Unidad y Superación Sindical”, integrada por viejos telefonistas adictos al Comité Ejecutivo, que tomó como distintivo los colores “rojo y verde”, el segundo, “Movimiento Restaurador de la Democracia Sindical”, tomó como distintivo a propuesta de las operadoras de la sección matriz, el color “verde”, por lo que se conoció como “Planilla Verde”.
El triunfo fue para los “verdes”, quienes tomaron posesión de la dirección sindical el 5 de junio de 1959, convocando de inmediato a la VII Convención Nacional Ordinaria, para discutir los puntos fundamentales de su programa, entre las que se encontraban la reforma de sus estatutos.
En efecto, reunidos en la VII Convención, los telefonistas en términos generales examinaron los años de dictadura sindical “Poniendo de manifiesto una vez más el hecho de que falsos dirigentes se mantuvieron sordos a las necesidades colectivas y sólo supieron usufructuar puestos de representación para provecho propio”, donde además, los puestos sindicales no eran entregados por la voluntad expresa de los trabajadores, “sino por la imposición derivada de encerronas y compadrazgos”, reprimiendo a los inconformes con la aplicación de la clausula de exclusión “Que había dejado de ser un arma de los trabajadores para convertirse en un instrumento de líderes traidores”.
Así, los telefonistas acordaron reformar sus estatutos, principalmente el capítulo sobre las elecciones, estableciendo que la elección de los representantes sindicales se haría “En forma democrática…, por medio del voto personal, directo y secreto de cada uno de los miembros activos permanentes del Sindicato”. El tiempo de funciones de los representantes sindicales se redujo de 6 a 2 años, donde ningún integrante del CEN y del CNV podría ser reelecto. También quedó establecido que los telefonistas jubilados, no pagarían cuota sindical.
Además, se acordó desaparecer a la “Comisión de Acción Política”, pues esta se había convertido en “trampolín”, para que Ayala Ramírez se convirtiera en diputado por el PRI. A propuesta de la Sección 3 de Puebla, la Convención estuvo de acuerdo en que el STRM se separara de la CTM, “Hecho que no significaba aislarse de la lucha del resto de los trabajadores, especialmente en lo que se refería a la lucha por la democracia sindical y por la reestructuración del movimiento obrero en general”. Finalmente, la Convención decidió levantar las sanciones a los 16 telefonistas expulsados por Ayala Ramírez.