Por la unidad de los telefonistas latinoamericanos.

Reunidos en Cuba, con el propósito de observar la situación que prevalecía entre los trabajadores cubanos, una delegación del Sindicato Mexicano de Electricistas acordó a través del Lic. Mario Pavón, representante del Sindicato Nacional de Telefonistas, iniciar las gestiones para unificar a los telefonistas de América.
En efecto, el 22 de septiembre de 1944, con la entrega de la bandera de Cuba al representante del SNT, se dio el primer paso hacia la unidad continental del gremio telefonista por lo que muy pronto se vieron, “realizados los más caros anhelos de agrupar bajo una sola bandera de lucha a quienes nos encontramos unidos ya por la misma índole del trabajo y aún más, por los propios intereses del Trust internacional que explota el servicio de las comunicaciones telefónicas en todo el mundo”.

El representante del Sindicato Nacional de Telefonistas, Mario Pavón Flores, informó a la VI Convención del sindicato, sobre las gestiones realizadas con la Federación Sindical de Trabajadores de Cuba y a los acuerdos que en principio se habían llegado:
“Intercambio de información sobre problemas internos y obrero-patronales de ambas organizaciones, la ayuda solidaria más estrecha que puede ir desde la simple información hasta el apoyo moral y finalmente llegar si es necesario hasta la huelga por solidaridad internacional.
El Sindicato Nacional de Telefonistas y la Federación Sindical de Trabajadores de Cuba se intercambiarán semestralmente cinco trabajadores técnicos con el objetivo de que se trasmitan experiencias técnicas y de que al mismo tiempo den su aportación de carácter sindical”.
La VI Convención del Sindicato de Telefonistas aprobó y ratificó por unanimidad los acuerdos celebrados entre las dos organizaciones sindicales, toda vez que el mayor porcentaje de las empresas telefónicas del continente estaban controladas por el Trust que representaba a las Compañías Telefónica y Telegráfica Mexicana.
No fue sino hasta el 20 de diciembre de 1945, cuando en histórica asamblea se firmó el Pacto de Solidaridad y Ayuda Mutua entre los telefonistas de Cuba y México.
Ante la presencia de importantes dirigentes sindicales de México y Cuba, entre quienes se encontraban Vicente Lombardo Toledano, Presidente de la CTAL (Confederación de Trabajadores de América Latina), Fidel Velázquez, Secretario General de la CTM, Lázaro Peña de la Confederación de Trabajadores de Cuba y de Ángel Cotiño García de la Federación de Trabajadores de Cuba, las dos organizaciones de telefonistas firmaron el siguiente:
PACTO DE SOLIDARIDAD Y AYUDA MUTUA.
Primera.- Los antecedentes históricos de ambos pueblos de los pactantes y su solidaridad en las más importantes luchas por su independencia política y económica, crearon indisolubles lazos de afecto y solidaridad entre México y Cuba, así como las demás naciones de América Latina.
Segunda.- El alienamiento de ambos países dentro de las filas de los regímenes democráticos que luchan contra el nazifascismo y su contribución a la victoria, expresada en diversas formas, confirmando esa solidaridad creando un nuevo vínculo de unión que debe expresarse en actos concretos.
Tercera.- La previsión de que la guerra traerá consigo graves problemas para los pueblos Latinoamericanos por lo que hace a su desarrollo histórico y económico, hace más necesario que nunca, que sectores más responsables de los mismos, estrechen sus filas y unifiquen su acción.
Cuarta.- En el caso particular de los trabajadores de la industria de las comunicaciones telefónicas, además de esas características generales, concurre la de mayoría de las empresas que operan en el continente y pertenecen a un mismo Trust internacional.
Quinta.- Por lo tanto, la Federación de Trabajadores de Cuba (C. T. C.) y el Sindicato Nacional de Telefonistas de México (SNT) han acordado celebrar un Pacto de Solidaridad y Ayuda Mutua con las siguientes BASES.
Primera.- Las organizaciones pactantes se obligan a mantenerse dentro de la corriente de la unidad proletaria, que en sus respectivos países esta representada por la CTC y la CTM, y continentalmente representada por la Confederación de Trabajadores de América Latina (C. T. A. L.).
Segunda.- Las organizaciones pactantes se obligan igualmente a sostener los principios sindicales y democráticos que señalan la plataforma de la CTAL, por lo que hace a su gestión continental para la formación de la Unión Latinoamericana de Trabajadores Telefonistas.
Tercera.- Las organizaciones pactantes se obligan a mantenerse mutuamente informadas de sus más importantes problemas internos y obrero-patronales, así como todas aquellas que consideren de importancia para ambas, así mismo proporcionarse datos, informaciones y cuanto mejor contribuya al conocimiento de su situación.
Cuarta.- Las organizaciones pactantes se obligan a prestarse toda la solidaridad económica y moral que juzguen, además de ayuda en sus problemas de contratación colectiva de trabajo y en general, en su lucha por el mejoramiento de las condiciones económicas y sociales de sus agremiados, la solidaridad estará condicionada por sus propios estatutos.
Quinta.- Las organizaciones pactantes realizarán todas las gestiones necesarias para el intercambio de trabajadores y dirigentes sindicales, pertenecientes a ambas; con el fin de elevar su nivel técnico y sindical de acuerdo con la reglamentación que oportunamente se establezca.
Sexta.- Las organizaciones pactantes realizarán a la mayor brevedad posible, todas las gestiones necesarias, para construir la Federación Latinoamericana de Trabajadores Telefonistas, bajo la dirección de la Confederación de Trabajadores de América Latina y de acuerdo con lo que ésta determine en relación con la Federación Sindical Mundial.
Las dos organizaciones sindicales, acordaron también establecer que el 20 de diciembre se celebrara el Día de los Telefonistas Latinoamericanos.
Con la firma del pacto de solidaridad, los telefonistas mexicanos en voz de su secretario general Ernesto Paredes manifestaron “… cuando el SNT de México ha ofrecido con desinterés su fuerza para contener toda agresión, no lo ha hecho impulsado por una amenaza a sus principios de lucha o bajo el estigma de una violación jurídica, sino bajo el derecho de exigir que los ideales que siempre ha sostenido sean respetados, aspirando con este gesto, a la exaltación libertaria de todos los trabajadores de América.
Hemos luchado siempre por la libertad de los pueblos y, combatido todo propósito de esclavitud y de dominio por parte de los imperialismos; hemos asegurado así mismo que la evolución de las ideas no retrocede; hemos luchado por la unificación democrática que no admite desigualdades de raza ni bastardas emociones personales”.
Por su parte, el secretario general de la Federación sindical de los Trabajadores de Cuba, Vicente Rubeira Feito señaló que, al formar la Federación Sindical de los Trabajadores Telefonistas de América, creaban un “organismo con la suficiente fuerza para que haga cristalizar la idea de los telefonistas cubanos, que pedimos que los trabajadores tengan participación en las utilidades de los Trust y empresas imperialistas y por lo tanto, nos sentimos orgullosos de firmar este Pacto”. Además, informó que se habían iniciado las gestiones para que los telefonistas de Chile y Puerto Rico se integraran a la nueva organización. Pocos meses después, el 1º de abril de 1947 la Unión de Obreros y Empleados de Teléfonos de Venezuela convocó a una asamblea extraordinaria para firmar el pacto de solidaridad con los telefonistas cubanos y mexicanos, gracias a las gestiones realizadas por Guillermo López, representante del SNT.
Un año más tarde, en marzo de 1948 Bernardo Calzada, en representación del SNT y en respuesta a una invitación del gobierno argentino, encabezado por Juan Domingo Perón, inició las gestiones ante la CGT para que los telefonistas argentinos firmaran el Pacto de Solidaridad. Sin embargo, después de cuatro días de discusiones, se llegó a la conclusión de que los telefonistas argentinos no podrían firmar dicho pacto, ya que la empresa telefónica había sido comprada por el gobierno argentino. El secretario general de los telefonistas argentinos, Perazzolo anunció que sería hasta el congreso a celebrarse en Cuba, cuando resolverían su afiliación al Pacto.
En el cado de Uruguay, Bernardo Calzada informó, que los telefonistas uruguayos manifestaron que les era imposible firmar el pacto de solidaridad, toda vez que la empresa telefónica estaba intervenida por el gobierno.
A pesar de las dificultades por las que atravesaban algunas organizaciones sindicales de América Latina, para 1956, 16 organizaciones de telefonistas formaban parte de la Federación Latinoamericana de Telefonistas, razón por la cual la VI Convención Nacional Ordinaria del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, acordó realizar en la primera quincena de noviembre de 1956, el Primer Congreso Interamericano de la Internacional de Correos, Telégrafos y Teléfonos, a las que asistieron entre otros, William Doherty representante de 700 mil trabajadores de los servicios postales, telefónicos y telegráficos de Estados Unidos, quien señaló que su asistencia estaba encaminada a que “todo obrero en estos servicios de telecomunicaciones llegue a tener una posición de dignidad humana en su trabajo”.
Al Congreso asistieron también telefonistas de Argentina, Canadá, Cuba, Guatemala, Costa Rica, Bolivia, Colombia, Venezuela, España e Indias Occidentales.
Las principales resoluciones del Congreso, según informó el secretario general del STRM, Jorge Ayala Ramírez fueron: Demandar la creación de centros de capacitación, exigir la estricta aplicación de la legislación protectora de los obreros de aquellos países que habían suspendido su observancia y protestar contra todos los regímenes militares o coartaran la libertad sindical; condenar la agresión contra el pueblo húngaro; apoyar al pueblo egipcio por la nacionalización del Canal de Suez y oponerse abiertamente contra los regímenes dictatoriales instalados en América y España.
El Primer Congreso de la I. C. T. T interamericana adoptó como principios básicos los siguientes puntos; defensa de la democracia y repudio a toda clase de dictadura; libertad sindical; libertad de todos los dirigentes sindicales presos y el afianzamiento del sindicalismo auténtico y de solidaridad gremial.
Respecto a los asuntos económicos, las organizaciones participantes en el Congreso acordaron “luchar por el establecimiento de la semana de trabajo de 35 horas”. En el terreno social acordaron también, establecer en todos los países de América Latina un régimen de riesgos profesionales, en donde quedaran considerados como tales las enfermedades derivadas de las labores que desarrollan los trabajadores telefonistas, establecimiento de planes de jubilación y pensión después de 25 años de servicio sin tomar en cuenta la edad del trabajador, jubilación inmediata para trabajadores incapacitados y a los 10 años de servicio para las madres trabajadoras. Se aprobó también la creación de un Banco Interamericano para resolver el problema habitacional de los telefonistas, dicho Banco operaria con aportaciones de los gobiernos, obreros y empresarios y la vivienda debería de ser de bajo costo.
Otro de los acuerdos tomados por el Congreso es que éste, se debería celebrar cada dos años, por lo que el correspondiente a 1958 se celebraría en la ciudad de La Habana, Cuba.
Ayala Ramírez concluyó señalando que del próximo Congreso “habrán de salir las directivas, los lineamientos y las orientaciones propicias para que no haya una América grande o pequeña, en donde no se disfruten el mínimo de prestaciones que suponen se indispensables para la satisfacción de las necesidades del obrero y sus dependientes económicos”.
Quince años más tarde nuevamente el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana fue sede del VII Congreso Interamericano de la Internacional de Correos, Telégrafos y Teléfonos (ICTT). En efecto, el 1º de marzo de 1971 y con la asistencia de más de 200 delegados provenientes de Centroamérica, Sudamérica y el área del Caribe, dieron inicio al Congreso Joseph A. Beirne, Presidente de la ICTT, Stefan Nedzynshy, Elmer Foster, Secretario General de la ORIFET, Andrew McLeilan, representante interamericano de la AFL-CIO .
El objetivo del VII Congreso según informó el secretario general del STRM, Salustio Salgado Guzmán fueron:
“El estudio de la ampliación de la organización de la rama, para alcanzar la cifra de un millón de miembros en América.
El estudio de las tendencias actuales en la integración social y económica de los países de América.
El análisis comparativo de 2.5 contratos colectivos de los sectores obreros de Teléfonos, Telégrafos y de luz y fuerza en América Latina”.