Núm. 5 NOVIEMBRE DE 1972.
Fuera de TELMEX, la Dirección Empresarial Corrupta.
Fuera del STRM, los Charros Sindicales.
Los telefonistas apoyamos decididamente al gobierno por la creación de una empresa de Participación Estatal Mayoritaria, conscientes de que tal medida, constituye el primer paso de la necesaria integración del sistema telefónico y su nacionalización.
La explicación de nuestra postura es bien sencilla, si conocemos el papel que ha jugado la administración privada con respecto a la prestación del servicio y con los trabajadores. Por un lado se ha significado por tener manga ancha para exprimir los bolsillos del usuario, proporcionándole en cambio un servicio deficiente, y en contar con fuertes inyecciones del presupuesto federal; por el otro, ha ido desde la imposición de comités entreguistas y la corrupción de obreros, hasta la represión y el despido, pasando por las violaciones al Contrato Colectivo y Convenios Departamentales.
Cuántas ocasiones el público ha reclamado algunas arbitrariedades o incumplimientos de Telmex, las mismas veces que ha obtenido el silencio por respuesta o la cancelación del servicio.
Cuando Telmex ha solicitado subsidios casi siempre le han sido concedidos. Cuando de corromper obreros se trata se lleva el primer lugar. Cuantas ocasiones los telefonistas levantamos las banderas de la reivindicación social o del mejoramiento de las condiciones de trabajo, otras tantas se encargó la empresa, en convivencia con el comité charro en turno, de reprimirnos y rescindir el contrato de trabajo a los compañeros que más se destacaban en la lucha.
Hemos vivido con la bota empresarial aplastándonos, no se salvan ni aquellos trabajadores que renunciando a ser dignos, son corrompidos o convertidos en autómatas. Sobrevivimos gracias a que dentro de las filas obreras, no faltan telefonistas que con la suficiente capacidad de entrega a la causa han defendido siempre los derechos comunes y han hecho con su ejemplo que más telefonistas prosigan su tarea sin desmayar.
En su segundo informe, Echeverría dijo “conferiré al Estado (por la estatización de TelMex), una mayor responsabilidad en la administración de un servicio público cuya orientación ha de ser de ahora en adelante eminentemente social”. Pensamos también como el Presidente; que no tiene razón de ser el que Teléfonos de México continúe manejando con él, criterio de máximas ganancias, tendientes al lucro como fin primordial, sino que debe cumplir una función social, para empezar a comunicar a los apartados rincones del país y a las clases populares. Y ambos fines son incompatibles. Se puede hacer que la empresa estatizada obtenga utilidades para para cumplir mejor su propósito, ¡esto sí!, pero no se puede lograr que en esta empresa –estando en poder de quién está- se utilicen las ganancias para financiar los programas de desarrollo, ¡esto nunca!.
Sabido es que el grupo concesionario no ha cumplido con proporcionar el servicio telefónico local o de larga distancia, en la medida en que lo ha requerido la expansión demográfica e industrial, principalmente porque como banqueros, se dedican a administrar el capital y sacar sus ganancias, pero nunca a invertir uno solo de sus propios pesos, suponiendo que fueran honradamente suyos.
Así las cosas, es infantil creer que cederían de buena gana una tajada grande del pastel teniéndolo en sus manos, si cuando se ha tratado (en las revisiones de contrato por ejemplo), de que den justamente a lo que como trabajadores y hacedores de la riqueza tenemos derecho, han dado una migajas; se ponen histéricos, lloran y gritan desconsoladamente, como señoritas burguesas abandonadas.
Y aquí de lo que se trata es de servir a México, al México concreto: Al Pueblo; de engrandecer esta industria y otras más, reinvirtiendo sumas importantes de lo obtenido y no de engordar los bolsillos de los mercaderes sin escrúpulos, que solo han invertido los financiamientos del gobierno y el de los abonados.
Haciendo eco de la voz del Presidente Echeverría cuando dice: “Hemos abierto la libertad de expresión y ampliado la participación directa de los ciudadanos en las decisiones públicas”, y apoyándonos en el hecho de ser trabajadores mexicanos, manifestamos nuestra total y abierta reprobación a que los dineros del pueblo, sirvan para enriquecer aún más los bolsillos de este grupo de capitalistas aliados del imperialismo, abierto las vías de la comunicación políticas, asegurando sin reticencias.
De consentir los trabajadores y la corriente nacionalista del gobierno, que este atraco al pueblo se realizara, sería señal de que se ha perdido el rumbo y que él país quedaría sometido al destino que el imperialismo nos deparase. No se olvide que detrás de los capitalistas y hombres de paja nacionales, están las garras de las compañías monopolistas más grandes del mundo.
También es urgente que se sanee la industria, que se detengan las fugas de dinero que la propia administración privada creó, pues esto y no otra cosa son las autoconcesiones, para proporcionar a TelMex, materiales y servicios, generalmente de mala calidad y a precios muy altos.. También deben cancelarse los contratos a los intermediarios que sólo encarecen todo lo que por sus manos pasa, y que la empresa compre directamente de las fuentes de aprovisionamiento, eliminando los altos costos. Lo uno y lo otro deben ser eliminados, porque son una sangría considerable a la empresa y un escamoteo al Sindicato de sus fuentes de trabajo, que tenemos el derecho y la obligación de defender. Además como decimos, la actual administración que controla la empresa, son los mismos dueños que tienen fuertes intereses en las subsidiarias y concesionarias (próximamente daremos a conocer los nombres de las personas que se dedican a este enjuague).
Todo esto debe terminarse, ya que las condiciones sociales, políticas y económicas del país permiten otra alternativa, más que la vía nacionalista de defensa intransigente a los intereses populares, de rescate a nuestros derechos sindicales.
Para la adquisición de equipo y refacciones, debe hacerse un estudio real y comprar lo más conveniente y útil; nunca chatarra o material inservible como hasta ahora se ha venido haciendo.
Una nueva administración estatal debe respetar nuestro Contrato Colectivo de Trabajo, debe mejorar las condiciones de trabajo, debe terminar con la corrupción, con la injerencia de la empresa en la vida interna del sindicato. Si eso ocurre, los telefonistas seremos los primeros en ayudar a que se cumplan los programas de trabajo, encaminados a unir telefónicamente hasta los más apartados rincones de nuestra República.
Por otra parte compañeros telefonistas, las condiciones nacionales para que definitivamente podamos conquistar una organización democrática e independiente, están dados hy como nunca. Una ligera mirada a lo que sucede en nuestro país, nos indica que es el momento de la unidad de los trabajadores para que sus problemas sean resueltos. Por lo tanto los convocamos a luchar y a defender lo que por tantos años nos ha sido arrebatado; por una organización donde su soberanía radique en los propios trabajadores, dónde la elección de sus dirigentes sea con la participación democrática de todos los que componemos el sindicato, una organización que se avoque de inmediato a resolver todos los problemas que se han acumulado y que no han encontrado solución por parte de los charros que se dicen nuestros dirigentes. El momento de acerca, prepárate y únete a los compañeros que están luchando por estos objetivos. Realiza asambleas, discute tus problemas y ciérrale (sic) el paso a los oportunistas, no permitas que se tomen acuerdos a tus espaldas, repudia el conformismo, decídete y lucha en todos los frentes. Repudia a los charros que usurpan la representación de tu sindicato; son vendidos y deben pagar las fechorías que han cometido.
¡VIVA LA NACIONALIZACIÓN Y LA INTEGRACIÓN DE LA INDUSTRIA TELEFÓNICA!
¡FUERA DE LA ADMINISTRACIÓN DE LA EMPRESA, LOS CORRUPTOS EMPRESARIOS DE LA INICIATIVA PRIVADA!
¡A LUCHAR POR UNA ORGANIZACIÓN DEMOCRÁTICA E INDEPENDIENTE!
¡MUERA EL CHARRISMO SINDICAL!
¡MUERA LA PUDREDUMBRE!