Quinta columnismo sindical

Por Guillermo López.

 

SINATEL, órgano oficial del SNT, número 17, 24 de julio de 1942.

(respetamos en su totalidad el texto original).

 

Así, la norma del actual Comité Ejecutivo de respetar las actuaciones de sus antecesores en la dirección de la agrupación, por esta razón durante los 19 meses de su gestión jamás hizo ninguno de sus miembros comentario alguno de censura acerca de la labor desarrollada por el antiguo Comité afrontando la responsabilidad ciento por ciento, dedicó todo su periodo a pugnar por el mejoramiento del conglomerado.

Al dar a la publicidad el presente artículo ha sido menester tocar y mencionar algunos momentos de la administración sindical anterior, al hacerlo declaro categóricamente que no es con el afán de asentar una crítica sino únicamente como puntos de referencia, ajeno al momento de lastimar susceptibilidades y guardando desde luego la línea de respeto que ha sido uno de los postulados de nuestra declaración de principios fomentados por el Comité, para normar nuestra actuación.

Labor difícil para un comité de nuestro sindicato llagar al final de su gestión con el beneplácito de sus representados, pues la experiencia nos ha enseñado que faltando unos cuantos meses para el término del periodo de actuación, el ambiente empieza a acallarse al calor de la pugna electoral y salen a flote intrigas nocivas de ambiciones personales que entorpecen la labor de los dirigentes y la marcha de los asuntos con perjuicio de la colectividad, el conglomerado desorientado en ese momento por la sorpresa de los agitadores que hacen labor de zapa empiezan a manifestar su descontento y el deseo de que cuanto antes sean renovados sus representantes, aun cuando éstos hayan tenido una buena actuación.

Así hemos visto terminar a todos los Comités Ejecutivos desde el año de 1935 víctimas de la ingratitud de quienes los nombraron para guiar los destinos de la agrupación, el estado de animo de la masa hostil de suyo llega a prolongarse hasta los primeros meses de actuación del nuevo Comité dificultando la marcha de los asuntos encomendados a su cuidado, en muchas ocasiones esa actitud ha puesto en peligro la unidad que es nuestra arma defensiva.

Así estaba precisamente el ambiente al finalizar el año de 1939 en el cual debido a que fue un año de contratación hubo necesidad de prolongar el periodo de los representantes hasta marzo de 1940. En esa fecha tomó posesión el Comité Ejecutivo por nueve meses solamente, su actuación adoleció de mayores efectos, no precisamente por la falta de acoplamiento y firmeza de parte de sus componentes como se ha dicho, sino como consecuencia de ese ambiente creado por el quinta columnismo sindical de siempre que ha decido el malestar, impaciencia de todos y cada uno de los agremiados de prolongarse la contratación de 1939, esa misma situación persistió hasta 1941, que hizo crisis con la huelga del mes de agosto, es necesario señalar pues con firmeza el peligro que entrañan para la estabilidad de nuestro sindicato el mantener y propagar situaciones de esa naturaleza, el actual Comité no ha escapado a pesar de pasar por esa situación, en efecto nuestra lucha es la lucha de un conglomerado organizado para obtener mejor retribución en nuestro trabajo, de acuerdo con los beneficios que a cambio de él reciben los accionistas de la empresa, lo que por razón natural mantienen su lucha en sentido contrario, obtener trabajo más eficiente, con mayor rendimiento a más bajo costo.

Es por esto que siempre he pensado y pienso que esos dos intereses opuestos jamás podrían convivir de común acuerdo, marchando de brazo y por la calle.

Nuestra condición nos coloca en una situación inferior cuya desventaja subsanamos mediante la unión y la disciplina a nuestro sindicato y la parte vulnerable de esa nuestra fuerza es el relajamiento de esa unidad y de esa disciplina. Esto se obtiene de muy fácil manera, desprestigiando a los directivos en vez de orientarlos y apoyarlos, cuando se persiguen objetivos personales se maniobran cargadamente en beneficio del lado opuesto. Es natural que cuando se emiten orientaciones sanas, bien intencionadas y los dirigentes no las quieren atender se ensorbecen alejándose del contexto de sus representantes, estos le retiran la confianza, pero aún en estos casos es peligroso mantenerse indiferente, pues van de por medio las conquistas adquiridas en las luchas, es preferible obrar drásticamente y arrancar el mal de raíz cambiando Comité.

El interés opuesto, la empresa, le conviene pues mantener la situación de descontento de indiferencia, descontento, etc., de la masa hacia su dirigente porque entonces podrá violar impunemente el Contrato Colectivo de Trabajo ya que cualquier reclamación no podrá ser atendida debidamente por carecer del apoyo necesario. La situación de descontento que rodea al Comité Ejecutivo de 1939 al finalizar su gestión, se prolongó hasta 1940, durante este año sucedieron acontecimientos que culminaron con la consignación del secretario general de ese ambiente caldeado y a la postura que adoptamos quienes integramos el actual Comité, salimos electos para llevar las riendas del sindicato.

Al tomar posesión de nuestros puestos la situación sindical interna era un tanto más grave que cuando en cuanto al calor del ambiente se formaron fracciones contrarias que pusieron en juego ciertas maniobras con el fin de hacer fracasar las buenas intenciones y la buena fe que animaban para desempeñar lo mejor posible el cargo que nos había sido conferido.

En medio de la pesantes transcurrieron los tres primeros meses de nuestra actuación, los representantes patronales, compenetrados de esta situación, en que nos encontrábamos y no obstante nuestro empeño para tratar de solucionar los asuntos que se nos encomendaban, no nos atendieron, el vicepresidente y gerente general de la Empresa, no nos fue presentado al hacerse el cambio del Comité como había sido costumbre, sino que tuvimos oportunidad de conocerlo cuando las relaciones obrero-patronales estaban en el último grado de tirantez, es decir unos cuantos días antes de que estallara la huelga de agosto, en ese estado de cosas, por parte del ambiente formado por los camaradas que no vieron con buenos ojos nuestro nombramiento como dirigentes y que lejos de orientarnos, nos desprestigiaban haciendo juego a los intereses de la empresa y por otros representantes de ésta, que al tratarles cualquier asunto por importante que fuera nos contestaban con evasivas.

Terminada la primera mitad del año de 1941, que la situación era verdaderamente peligrosa para la organización e insostenible para nosotros, por lo que resolvimos que de no contar con el apoyo unánime del conglomerado era preferible dejar la dirección en otras manos, para exponer nuestra situación convocamos a una reunión para informar a los camaradas más destacados sin distinción de bandos y a nuestro llamado todos acudieron y no pocos expresaban que ahí mismo el Comité presentara su dimisión, lo cual no podía ser posible, por tratarse de una junta informal en la cual íbamos a exponer con claridad y sin tapujos de ninguna especie y con toda sinceridad la situación en que nos encontrábamos, haciéndoles ver el peligro en que estaba colocado el sindicato.

Debido a esta pugna sorda que se venía sosteniendo, después de una amplia exposición, aclaraciones y discusiones, aquel grupo respondió decididamente al Comité Ejecutivo y esta actitud repercutió en la seguida del resto del personal de la matriz.

Liquidadas las banderillas de grupo y los egoísmos personales emprendimos con más firmeza las reclamaciones ante la empresa por un sinnúmero de violaciones al contrato colectivo que no habían sido atendidas, muchas de estas ni siquiera oídas por la parte patronal, pero esta no contó, sin embargo, contando con la anuencia de los trabajadores, estábamos dispuestos a tomar medidas drásticas, así se lo hicimos saber por escrito, al exigirle la reparación del daño moral originado a la agrupación por el decrepito representante comercial de Saltillo al amenazar pistola en mano, a nuestro secretario general de aquella sucursal.

No obstante nuestra manifiesta firmeza de recurrir a toda la fuerza sindical, las violaciones siguieron a la orden del día y nuestras reclamaciones la empresa se mostró insolente al separar indebidamente del servicio al delegado sindical del Departamento de Contraloría dizque porque fue a amenazar a la empresa. Fue esa la chispa que encendió los ánimos, pocos días después, nuestra enseña rojinegra ondeaba en nuestro viejo solar de la calzada de la Teja y cubría las puertas de los edificios de la negociación, anunciando que nuestro sindicato, unido estrictamente entre sí y con el resto del movimiento obrero organizado del país se rebelaba una vez más contra quienes trataban de pisotear nuestros sagrados derechos.

En estos momentos quizá, sea más necesario impedir por todos los medios posibles que los elementos que se han significado por sembrar divisiones y desorientaciones en nuestras filas, lleven a cabo sus maniobras cuyos resultados no puedan medir, la clase obrera de toda la nación ha firmado un pacto de honor ante el Presidente de la República y que en sus postulados existe la promesa de no provocar conflictos de ninguna especie, por eso es que debemos de cuidar la intromisión de lo que pudiera llamarse el quinto columnismo sindical que lleva como fin principal desorientar al conglomerado y despertar inquietudes para poner en peligro la estabilidad del sindicato, conviene pues que no se crie en lo sucesivo ese ambiente de que se le dé a los Comités entrantes para no entorpecer su labor, que los que sean los malos dirigentes a quienes hemos dado nuestro voto para que guíen los destinos de la agrupación y en todo tiempo demos nuestro respaldo absoluto en bien de los intereses colectivos.