Los telefonistas señalan el camino.

La Convención del STRM rompe con el PRI.
En: CLAVE.
31 de julio al 14 de agosto de 1976.

Andrés Vázquez.

Con el paro de labores del 22 de abril, los telefonistas han ganado el derecho de elegir a la dirección que más convenga a sus intereses. A raíz de que se llevó a cabo el referéndum, los telefonistas y la nueva dirección, el Comité Democrático, han tenido que tomar decisiones de gran importancia para garantizar la independencia del movimiento.
El gobierno y los charros toman medidas contra los telefonistas.
No ha sido fácil enfrentar las maniobras que han hecho los charros y el Gobierno para volver a controlar el “mal ejemplo” que han dado los telefonistas y que puede llegar a generalizarse hacia otros sectores. Han intentado de todo: desde la amenaza de despido general durante el paro. Hasta la “bendición” de la supuesta “Secretario General”, Rosina Salinas, por medio de la diputada Concepción Rivera, representante del Congreso del Trabajo. También las presiones ejercidas por la empresa para que –al decir de Hernández Juárez, Secretario General del Sindicato- depurara a los “más radicales”, así como para que se condenaran las acciones de la Tendencia Democrática (TD) del Sindicato de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana.
Bajo este clima se llamó a la Primera Convención Nacional Ordinaria. Los puntos centrales fueron: ratificar al Comité Democrático, reformar los estatutos y discutir la salida del sindicato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Congreso del Trabajo.
Los estatutos fueron modificados para garantizar la vida democrática interna, además se restringieron las normes atribuciones del Secretario General, logrando un mayor control de los trabajadores sobre las decisiones del mismo. De esta manera se ha dado un gran paso para avanzar y sostener los derechos conquistados.
Los telefonistas señalan el camino.
Pero el punto más importante ha sido la decisión de romper con el PRI. Se ha eliminado la obligación de los telefonistas a pertenecer a este partido, que durante casi cuarenta años ha gobernado México, manteniendo un régimen de explotación en beneficio de los patrones. Por esta razón, el rompimiento con el PRI no es simplemente un problema estatutario, sin o representa romper con el aparato de control a través del cual los patrones y su Gobierno mantienen sojuzgados a los trabajadores.
En estos momentos los patrones y su Gobierno están luchando por mantener a “TODOS” bajo el control de un solo partido: su partido. Pero a esos “TODOS” hay que restarle a los telefonistas.
El rompimiento con el PRI plantea una nueva situación, la necesidad que tienen los trabajadores de tener su propio partido basado en la fuerza de los sindicatos, que pueda dar una propuesta organizada a la ofensiva patronal.
Saludamos la salida de los telefonistas del PRI, como un primer paso hacia garantizar la independencia política de su sindicato. Pero la ofensiva del régimen va dirigida a eliminar casi cualquier iniciativa que trate de salirse de su control. Por eso, los telefonistas no deben aislarse, ya que solo la independencia política de la clase obrera garantizará los derechos democráticos y económicos de las masas.
Si la ofensiva no ha tocado aún a los telefonistas, es por la demostración de fuerzas que ha dado. Pero las cosas no pueden quedar ahí. Los telefonistas deben de poner todo lo que esté de por medio para garantizar su independencia política, y la mejor manera de hacerlo es a través de su participación activa en la formación de un partido de lols trabajadores y en el Frente Nacional de Acción Popular (FNAP) como embrión del primero.
Hoy, toca a los telefonistas de llevar a cabo las tareas iniciadas para afianzar la democracia e independencia sindical, instrumentos necesarios para enfrentar la dura situación económica que se avecina.