Hacia un balance

Movimiento telefonista.

Jacinto López.

OPOSICIÓN, domingo 3 de mayo de 1981.

 

La revisión salarial en Teléfonos de México concluyó con la quinta imposición consecutiva del tope salarial, 29.7% para el sector paraestatal. Los trabajadores optaron por no estallar la huelga: cerca del (75% 18.265 trabajadores) emitió su voto y de este porcentaje el 65 se manifestó por no estallar la huelga.

Pero no se trataba solo de una lucha por romper la política de contención salarial del gobierno, estaban en juego cuestiones de mucha mayor trascendencia: el pleno derecho de huelga y la democracia e independencia sindical. De ahí la importancia de un balance realista que revele las tendencias dominantes en el movimiento telefonista y sus perspectivas. Algunos elementos para este balance son:

LA OFENSIVA DEL ESTADO Y LA EMPRESA.

Cada vez más clara la intención del gobierno y empresa de debilitar la insurgencia sindical de los telefonistas y, sino substituir, al menos doblegar totalmente a la dirección del STRM. Aprovechando la coyuntura de la revisión tomaron una serie de medidas en ese sentido: campaña en los medios masivos de comunicación de desprestigio del gremio; reactivación de la demanda de nulificación de las elecciones de julio pasado (en las que se reeligió al Comité Ejecutivo Nacional, después de incurrir en múltiples violaciones estatutarias); recursos y facilidades a elementos empresistas para que buscaran capitalizar el descontento que han generado las prácticas antidemocráticas de la dirección sindical; obstaculizar la solución de los problemas laborales.

Dos elementos clave de esta ofensiva son la rotunda oposición del PRI-gobierno a que se legisle en torno a la inconstitucional requisa (refrendada el 14 de abril ante la Comisión Permanente del Congreso) y la promoción y financiamiento de esquiroles sindicales, llegando al grado de presionar al Comité Ejecutivo para que se encargue de que quede impune el esquirolaje en franca violación de la decisión de la base telefonista de aplicarles la cláusula de exclusión.

EL COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL: UNA TÁCTICA SIN PERSPECTIVAS.

Con su política de alianza con el Estado, aun a costa de las demandas de los trabajadores, el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) ha optado por una táctica que aleja cada vez más de la base telefonista: minimizar las movilizaciones y priorizar la negociación y compromisos de cúpula; acallar a la oposición mediante medidas antidemocráticas; aislar al STRM del resto de la insurgencia sindical.

Algo muy revelador de su táctica fue su declaración en el momento de la firma del contrato de revisión salarial: “No considero que el porcentaje obtenido fue el más adecuado, pues la

empresa si está en condiciones de resarcir el poder adquisitivo perdido por los trabajadores”, opinión para el consumo de los observadores del movimiento sindical, que contrasta con el documento repartido por el CEN entre los delegados de la Asamblea General; en donde hace una defensa del tope salarial con base en un mañoso manejo de las prestaciones ligadas al salario (Infonavit, Fondo de Ahorro, IMSS), de tal manera que se daba la falsa imagen de que el ofrecimiento empresarial representaba el 44%; una argumentación digna de “leguleyo” empresista. Pero no solo esto, también boicoteo todas las iniciativas provenientes de elementos democráticos y de acuerdos de secciones foráneas en torno a tratar de “sacarle la vuelta” al tope presionando por prestaciones complementarias y porque la empresa cumpliera pactos anteriores.

También ante la Asamblea de delegados, el CEN intento convencer de que el aliado es el gobierno y el enemigo no es la empresa sino la administración (cabe recordar que el consejo de administración de Teléfonos de México están algunos de los principales secretarios de Estado en armoniosa alianza con los dueños de Banamex, Comermex). Para complementar, en una “histórica” entrevista a la prensa, el CEN llegó al grado de afirmar que la democratización del sindicalismo y del país, en general, está en función de la alianza de TELMEX la interesada con detener la democratización del sindicato y del país (proceso Núm. 234). Esto último es indiscutible pero es imposible combinarlo con la primera afirmación.

Pero no se trata sólo de declaraciones. En la práctica sindical, en subordinar las demandas de los trabajadores ya mantener una ar4mónica alianza con el Estado, en reprimir a la oposición y dejar impunes a las corrientes empresistas.

LA ENIGMATICA BASE TELEFONISTA.

Uno de los elementos más importantes del balance de la revisión salarial es lograr calibrar el sentir de la base y su grado de conciencia colectiva. ¿Qué elemento predominó entre los trabajadores que votaron en contra de la huelga? La apatía, o considerar que fue bueno el ofrecimiento empresarial, o la convicción de que no se había logrado crear las condiciones para sostener un movimiento huelguístico y de que se cuenta con una dirección sindical que se ha caracterizado por funcionar como lastre en las huelgas pasadas. ¿Qué anti-juarismo a ultranza, una gran combatividad y la convicción de poder lograr un saldo positivo de un movimiento de huelga.

¿Qué tendencias aumentaron su influencia entre la base telefonista? ¿Qué cambios sufrió la correlación de fuerzas en el interior del sindicato entre las corrientes empresistas, la democrática y la del CEN? A unos días de solucionado el conflicto es muy difícil calibrar los cambios, en especial por el hecho de que elementos empresistas todavía están buscando en llevar agua a su mollino (ver Excélsior del 27 de abril), tratando de aprovechar problemas laborares de varios departamentos y el descontento por el resultado de la revisión. Asimismo, están todavía en juego serias fricciones entre el CEN y las fuerzas democráticas, en especial el caso de Monterrey (con un comité local democrático en la sección foránea más numerosa, que voto en más del 80% por la huelga.

Sin embargo, un elemento alentador es que en todas las medidas prácticas a nivel departamental (Tráfico, Centrales Construcción, Red), que se han acordado para presionar a la empresa, ha prevalecido una actitud unitaria y combativa de la base.

HACIA UNA ALTERNATIVA PARA EL STRM.

Es tarea de las fuerzas democráticas la elaboración y difusión de un balance realista, no sólo para ayudar al enriquecimiento de la memoria colectiva del movimiento telefonista, sino también que ayude a calibrar y priorizar las tareas indispensables para la acumulación de fuerzas en torno a un proyecto democrático y clasista. El programa de la planilla Naranja, que aglutinó a la mayoría de las fuerzas democráticas del STRM, es el antecedente que se debe rescatar y actualizar con las nuevas condiciones que vive el movimiento telefonista.